Todo era oscuro, no había ningún signo de vida, ninguna señal del cielo o del palacio, no sabía en qué lugar pudiera estar, pensaba el único que estaba en aquel extraño oscuro lugar cuando observó a lo lejos una luz que alumbra a un bulto blanco en media de toda aquella oscuridad. Se acerco con paso lento y decidido hacia ese bulto, dándose cuenta que con cada paso que daba el suelo temblaba como si estuviera caminando sobre agua, pero no sentía nada. Debía de ser alguna especie de espejismo o ilusión, después de esta noche todo era posible para él, conforme con cada paso que daba se iluminaba en un resplandor blanco. Justamente cuando estaba a punto de ella, se quedó quieto, observó como aquel bulto se movía, entonces la vio; estaba sentada en el suelo observándolo con curiosidad, se quedó congelado, jamás se imaginó poder verla físicamente pues solo creía que se encontraba en sus sueños.
Sus cabellos rubios rizos caían en cascada por debajo de sus hombros, sus ojos grandes de color zafiro lo analizaban con la mirada, su rostro era redondo al igual que su nariz, sus labios eran rosados y gruesos, vestía solamente un vestido blanco hecho de gasa. Despego su mirada de Luka y miro confundida a su alrededor frunciendo el ceño, tratando de descifrar en qué lugar se encontraba, al parecer tampoco ella sabía dónde estaban. Entonces enfoco su mirada nuevamente en él y lo miro con desconfianza, también él lo haría si un desconocido estuviera parado enfrente suyo en un paradero que no conociera.
- ¿Quién eres? -preguntó seriamente, sin despegar su mirada-. ¿Qué haces en este lugar?
- ¿Sabes dónde estamos?
-Estas evadiendo mi pregunta.
Jayde se paró confundida, se veía más pálida de lo normal y se notaba debilitada, al principio pareció que iba a caerse, pero logró mantener el equilibrio de su cuerpo.
-Jayde ¿no?
-Además acosador -murmuró-. ¿Cómo sabes mi nombre?
- ¿Por qué apareces en mis sueños?
Jayde parpadeo varias confundida, tratando de comprender su pregunta, se acercó a él peligrosamente logrando intimidar a Luka, en ese instante se dio cuenta que estaba descalza.
- ¿Qué sueños? -inquirió-. ¿Eres una clase de depredador pervertido?
Luka frunció el ceño.
-Disculpa -dijo ofendido-. Al menos contéstame una de mis preguntas…
- ¿Cómo te llamas? -preguntó-.
-Luka Saboya -dijo sin importancia-. ¿Sabes dónde estamos?
-Ella no, pero yo sí.
Se voltearon los dos escuchando una voz femenina hablar detrás de ellos, una figura femenina se alzó ante ellos cubriendo su cuerpo y la mayor parte de su rostro con una capucha roja. Al mirar a Jayde se dio cuenta que no fue el único en reconocerla, era aquella bruja que había maldecido a ella, eso también pareció recordarlo por la forma de su expresión. La bruja roja comenzó hacia ellos lentamente, Jayde apretó sus nudillos a sus costados, su mandíbula se tensó y sus ojos zafiros se oscurecieron. En un abrir y cerrar de ojos Jayde ya estaba enfrente de ella, la había tomado de la capucha y la levantó en el aire.
-Dame una razón para no matarte en este momento.
-Inténtalo si quieres -dijo sin importancia-. No podrás hacerlo, esta es una ilusión del espejo -rápidamente desapareció de las manos de Jayde y reapareció enfrente de Luka sobresaltándolo-. Para poder causar daño necesitas un cuerpo físicamente.
- ¿Qué es lo que quieres? -bramó.
La bruja no le hizo caso, miro curiosamente a Luka como si tratara de descifrarlo o tratando de hallar un defecto.
-Eres el humano más idiota que he visto a lo largo de mis años -dijo directamente-. No sé si eres demasiado valiente o idiota -meneo la cabeza-. O tal vez tienes un poco de ambas -soltó una pequeña risa-. Tú mismo acabas de cavar tu propia tumba y ni siquiera lo sabias… que patético.
- ¿Es él? -preguntó curiosa
Jayde llegó en un pestañeo a su lado observándolo con la misma curiosidad.
-No se parece nada -respondió decepcionada-. Él era rubio y de ojos marrones y este -señalando a Luka-. Tiene el cabello castaño y ojos esmeraldas, su piel es más blanquecina y está más debilucho.
-No te quejes después de todo él es tu salvador -le recrimino-. Deberías de darle las gracias, hice todo lo posible para alejarlo de ti y aun así se arriesgó a venir hasta acá.
- ¿No piensas responderme mi pregunta? -preguntó Jayde.
-Eso ya lo sabes -respondió secamente, velozmente desapareció enfrente de él y tomo una distancia prudente-. Pero Luka no lo sabe y me imagino que tienes muchas preguntas que seguramente Jayde responderá-
- ¿Eh yo? -le reprochó-. Tu eres la de la maldición…
-Solo tienen hasta que la última luna de sangre del año aparezca después de ese tiempo me temo que ninguno de los dos estará con vida -relató sin importancia-. Bueno a excepción de Jayde ella ya está muerta, pero su alma estará condenada a vagar en este mundo como un espíritu vengativo, no tendrá derecho a renacer ya que su alma será destruida.
- ¿Y yo que tengo que ver con eso? -inquirió-. ¿Por qué tengo que morir con ella?