Jayde observó alrededor de la granja, para ser todavía de día no había señales de los trabajadores, se encontraba en completo silencio, no había rastro de la presencia de animales, lo que más sorprendió a Jayde. A lo lejos se podía ver el arrozal donde se encontraban varias personas trabajando en él, pero entonces si desde ese lado había personas ¿Porque en este lado no había nadie? Observó que retomar el camino fuera del arrozal evitaban pasar por este lado de la colina cuando era el camino más rápido para llegar, en cambio decidió rodearla tomando el camino más difícil. Eso también la intrigo, los campesinos sabían algo que ellos no, tomo nota mental de preguntarles a ellos cuando salieran de la granja.
- ¿Ya viste? -preguntó Luka-. Esta no es la única granja.
Luka señalo al otro extremo de esta colina, otra granja que estaba al lado opuesto a este, eran del mismo diseño y altura, no lograba visualizarla bien. Jayde se volteó a inspeccionar la granja, esta se encontraba en buenas condiciones, podía decir que había sido recientemente pintada, no se notaba que había soportado todo un incendio hacia siete años. Sus caballos comenzaron a ponerse nervioso e inquietarse comenzando a relinchar asustados, sabía que ellos también podía oler el aroma a muerte y podían percibir aquella aura maligna. Se bajaron los dos de sus caballos dejándolos amarrados en una cerca.
-Algo está mal -murmuro seria-. Entremos.
- ¿No deberías ir a preguntarle a los campesinos? -cuestionó Luka-. Ellos sabrán mejor, debería ir yo…
Luka estaba dispuesto a marcharse hacia otro rumbo cuando Jayde lo agarro fuertemente de la manga de su abrigo y lo miro fríamente.
- ¿Piensas en dejar a una pobre dama indefensa como yo en un lugar así de tenebroso? -ironizo, Luka la miro resignado-. Eso pensé.
Entraron sigilosamente al interior de la granja, pero en cuanto abrieron las puertas agrietadas y atascadas de la granja les golpeo un olor putrefacto que Luka tuvo que retirarse porque el aire era tan nauseabundo que sentía que no podía respirar, Jayde apenas lo aguanto, para después retirarse al igual que este para respirar aire fresco.
-Parece como si tuvieran un montón de cadáveres pudriéndose -se quejó Luka, aguantándose las arqueadas de vomitar.
-Eso es lo más interesante querido -mencionó peculiar-. No hay ningún cuerpo.
Luka la miro pasmado con la quijada caída.
- ¡Eso es imposible! -exclamó atónito-. Pareciera que hay más de diez cuerpos pudriéndose con ese olor tan potente -señalo asustado la granja-. Entonces si no hay nada ¿de dónde proviene ese asqueroso olor?
-Estamos a punto de averiguarlo.
Jayde observo rápidamente a su alrededor tratando de encontrar algún tipo de planta que pudiera utilizar, entonces su mirada se detuvo a lo que estaba comiendo los caballos que ya estaban calmados, sonrió victoriosa, se acercó a ellos y les robo un poco de la planta que estaban comiendo. Le quito uno de los pañuelos que tenía Luka en su abrigo y enrollo la planta con ese pañuelo, repitiendo la misma acción otra vez. Le tendió uno de los pañuelos a este y el otro se lo puso sobre su nariz.
- ¿Qué es esto? -preguntó Luka, acercó su nariz para oler-. ¿Huele a…?
-Es menta -respondió Jayde-. Nos ayudará para aguantar el olor mientras investigamos.
Volvieron a entrar nuevamente a la granja, pero ahora con los pañuelos en sus narices pudiendo soportar el olor nauseabundo. El interior era normal, no había nada extraño, había unas cuantas herramientas tiradas en los extremos, había heno en la mayor parte del suelo, unos cuantos equipos de caballo reposaban sobre las repisas, no había ningún rastro de algo incendio, el lugar estaba intacto. Jayde trató de concentrarse, cerró los ojos, intentando utilizar una parte de su poder. Cuando abrió los ojos, Luka pudo notar que estos habían cambiado a un tono más claro, Jayde se enfocó nuevamente en la granja y esta había cambiado por completo su apariencia.
Había manchas oscuras por todas partes, el lugar se había convertido todo en rojo, las sombras se movían por toda la granja con libertad, Jayde se quedó quieta, no se habían dado cuenta de que ella los estaba mirando más allá tampoco se dieron cuenta de su presencia, se veían impacientes, estaban ansiosos por querer salir, observo todo a su alrededor por lo menos eran doce sombras. Luka no podía ver el reino al que se había sumergido, para ella era una sombra blanca que yacía a su lado quieta. Podía sentir el gran resentimiento y odio que emanaban. Sigilosamente comenzó a moverse cuidando de no alertarlos de su presencia, si lograba acercarse a uno de ellos y tocarlo tan solo unos centímetros lograría ver el porqué de su ira. Vio una sombra que estaba quieta, aprovechó eso para acercarse, estaba cerca de un cubo de heno, estiro su mano tanto lo que pudo hasta que estuvo lo suficientemente cerca para sumergirse en una visión.
Hombres comenzaban a caminar hacia la granja riendo y llevando varias herramientas para guardar, los saludaron otros campesinos que se encontraban en los corrales de los cerdos o gallos cerrándolos para irse. Al menos diez campesinos y los otros dos que estaban afuera, eran los doces que murieron. La escena cambio por completo, la granja estaba en llamas, el fuego había empezado y se comenzaba a incrementar con gran rapidez hasta que envolvió a todo el lugar, los campesinos trataban de salir, pero justo en ese momento la viga cayo obstruyéndoles el paso. Los otros dos campesinos que estaban afuera intentaron sacarlos, pero una segunda viga los sepulto. Pequeños fragmentos comenzaron aparecer delante de ella, fuego, un contenedor de metal, caballos. No pudo ver nada más cuando escucho un grito masculino detrás de ella, que la desconectó.