La Mansion

CAPITULO 1: LA NUEVA CASA. NUEVA VIDA

Mire la mansión que estaba delante de mí, era una gran mansión pintando con colores livianos, azul y blanco y algunas partes eran cafés, fruncí el ceño con disgustos por los colores tan… brillantes, sentí una mano en mi hombro. Voltee encontrándome con una mirada color azul casi grises parecidos a los míos.

-sabes porque tenemos que estar aquí-me dijo de forma suave, asentí sin mirarlos- no te hubiera querido alejar pero tanto tu como yo lo necesitamos, zinerva, hija, por favor-dijo en tono suplicante lo mire y asentí, él me sonrió alegremente y se dirigió a la puerta de la casa abriéndola y entrando, tome mis maletas y entre siguiéndolo por toda la casa, pasamos por la sala, cocina, comedor todo tenia colores entre azules ya sea claro u oscuro, negro, blanco y partes doradas.

Subimos por las escaleras, yo siguiéndolo a él, al terminarse las escaleras había un amplio pasillo decorado con los mismos colores que la mayoría de la casa, el pasillo tenía

Muchas puertas, máximo creo que unas veinte. Fruncí el ceño mirando a mi progenitor que solo me ignoro y siguió caminado como estaba haciendo desde que llegamos.

¿Para qué necesitamos más de diez cuartos? Solo somos dos personas, Suspire, ¿en que estará pensando?; “nadie lo entiende ¿sabes?, yo lo logre y descubrí que aunque haga cosas sin sentido siempre terminara bien, ya sea para tu felicidad o las personas que lo rodean, es un buen hombre”-recuerdo lo que mi mama me dijo cuándo tenía doce años y mi padre le había dado uno de mis preciados muñecos viejos y un poco dañados al perro, antes del atardecer me lo había arreglado y mucho mejor. Aun no entiendo por qué lo hizo.

Mire al frente, al ver como se detuvo delante de una puerta color morado claro, observe mi alrededor encontrando las demás puertas de color azul, mire a mi papa cuando sentí un frio en mi mano, revise a mi mano encontrando unas llaves color plata con una papelito que decía mi nombre de color morado pegada con cintas transparente.

-hazme los honores-dijo inclinándose levemente con un sonrisa. Rodé los ojos, riéndome internamente de las locuras de mi padre, abrí la puerta encontrándome un cuarto muy lindo y ordenado, de colore morados y azules, en el centro se encontraba una cama matrimonial de cubre lecho morado y las fundas de las almohadas eran azules con rallas negras. Mire al lado derecho donde se encontraba un escritorio negro con una lámpara de mesa blanca, había una silla también de negra, al lado había una biblioteca, acaricie los libros que estaban en la biblioteca café, estaban todos los que me he leído desde que tengo nueve y algunos nuevos que compre en el camino hasta aquí, me aleje y mire hacia atrás y encontré una ventana, me acerque y aparte con cuidado las cortinas, encontrándome con un pequeño balcón, cerré nuevamente la cortina y mire al lado derecho del cuarto encontrándome con una armario, me acerque y lo abrí encontrando ropas de colores oscuros y con muchas capuchas y jeanes, lo cerré mirando todo el cuarto hasta que algo me llamo la atención.

Me acerque y tome el pequeño objeto en mis manos, era un pequeña imagen que nos tomaron a mis papas y a mi cuando tenía cinco años, eran las vacaciones de verano por lo que estábamos en la cabaña en el bosque lejos de Miami, íbamos cada verano pero… dudo que este año vayamos. Sentí mis ojos empañándose y parpadee rápidamente secando la lágrima con la manga de mi buzo, deje la foto en donde se encontraban las demás y me encamine a donde estaba mi padre y lo abrace, al sentir como me devolvió el abrazo no pude retener más mis lágrimas y salieron fuertemente, escuche como mi papa me decía que todo iba a estar bien, pero se bien que nada será como antes, ahora falta alguien. Falta ella…

 

 

Escuche mi alarma sonar, me levante con pereza y un gran dolor de cabeza, gruñí aburrida y me levante apagando la alarma, fui a mi armario y saque mi sudadera azul oscuro y unos jean negros y unas botas moradas, me dirigí al baño y me despoje de mi piyama, metiéndome en la bañera, Salí corriendo y casi cayéndome al sentir el agua fría. ¡Y yo me metí de una vez!, deje de apoyarme en la pared y aun temblando del frio, cambie la temperatura del agua y espere unos minutos.

Mire a mí alrededor, una nueva vida. Me senté en el suelo recordando cuando vivía en Miami, éramos solo mi madre, mi loco padre y yo, una familia de tres, pequeña pero mucho más unida que una muy numerosa, pero eso cambio este año. Moví suavemente mi cabeza intentando eliminar esos pensamientos de mi atormentada cabeza.

Volví a adentrarme en la ducha e intente relajarme, después de un tiempo, Salí baño ya vestida y baje las escaleras tomando antes mi mochila, mis gafas, un libro, mi teléfono y mis auriculares junto con el mp3.

Baje dirigiéndome a la cocina, encontrando a mi papa con un delantal rosado con flores rojas, me voltee y me tape la boca respirando para aguantar el ataque de risa. A los segundos ya estaba totalmente calmada y me voltee dirigiéndome al comedor que estaba unido a la cocina y me senté en la silla, a los dos minutos mi padre ya tenía el desayuno listo y yo lo estaba consumiendo junto con él. El silencio era cómodo siempre fue así, el silencio nunca nos molestó y entre los tres siempre sabíamos si alguno estaba mal.



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En el texto hay: amor y magia

Editado: 03.07.2018

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