La marca del lado oscuro

Renacer

Han pasado meses desde que Zara inició una búsqueda infructuosa del paradero de Uricel, y ya cansada decide parar y resignarse a dejar así las cosas. 

La vida de Zara transcurría entre su bebé su trabajo, y sus obligaciones, y poco tiempo le quedaba libre, pero aunque terminaba el día cansada, siempre dedicaba unos minutos para orar y en sus oraciones pedía por Uricel. Era extraño que ella orara por quien habría sido el asesino de su amado esposo, arrebatandole su felicidad y la de su hijo, quien tenía que crecer sin su padre; la verdad era algo imperdonable;  ni siquiera ella misma sabía el porqué pudo no sólo perdonar a Uricel, si no desear que estuviera vivo y que estuviera bien, y que su pacto con la maligna serpiente fuera desecho y su alma fuera liberada.

Felipe cumplía su primer año de vida y por su puesto había que celebrarlo, la abuela paterna, Anna y Danna sus medio hermanas,  estaban presentes en la reunión y la familia de Zara quienes organizaron todo, mientras más crecía el niño, más se parecía a su padre, era un niño sano y hermoso, momentos cómo  ese eran agridulces para Zara pues la ausencia de su esposo le dolía cómo si él tiempo no pasara, cómo  si fuese apenas ayer cuando sucedió esta tragedia que marcó su vida para siempre, por fortuna tenía a su hermoso hijo, que era su fortataleza para continuar, lo amaba mucho y por él se levantaba cada día llena de fe y esperanza.      Al día siguiente de la celebración, a Zara le despertó una llamada: - Buenos días, ¿hablo con la Señora Zara?, - Sí, con ella, - OK, sabemos que usted está buscando información de él Señor Uricel Beltran, ¿ es usted familiar de él ? -No, pero soy una amiga cercana de él y por esto lo estoy buscando...- Bueno, debido a que usted a buscado insistentemente y que no hay ningún otro familiar que halla aparecido, le vamos a dar una importante información, - Está bien le agradezco, le escucho atenta. - En lugar boscoso a las afueras de la ciudad cerca de un poblado hallaron un cuerpo, el occiso portaba documento de identidad, y allí se identifica como Uricel Beltrán, queremos que usted venga a reconocer el cadáver...ya que es la única persona que hasta ahora ha reportado la desaparición de este hombre. - Está bien, indiqueme por favor el lugar y ahí estaré lo más pronto posible. Una vez le indican cómo llegar, Zara sale de inmediato, va sola y sin decirle a nadie, pues no quiere reproches, se despide de su madre y su bebé y le dice que no tardará, que debe hacer una diligencia de trabajo. 

El viaje es largo, los investigadores le informaron que el cuerpo había sido trasladado a la morgue del pueblo, y allí llegó Zara, tuvo que esperar a que se le tomarán algunos datos para hacer el debido registro, y a que le dieran el ingreso, cuando estaba por entrar se topa con algo realmente inesperado. 

En la puerta de la morgue Frente a Zara estaba parado el mismísimo Uricel Beltran, ella le miraba perpleja, pensaba que era un espectro, una visión, alucinación o cualquier cosa menos que era real. - ¡Zara! ¿Que haces aquí?, le habló Uricel, - Yo...vine porque me recibí una llamada...me dijeron que viniera a reconocer el cuerpo Uricel Beltrán...pero es evidente que no se trata de ti...le responde nerviosa y confundida.        - No, se trata de mi padre, el se llama Uricel Beltrán y yo llevo su mismo nombre, entonces ya comprenderás...      -Lo siento mucho por ti Uricel, y al mismo tiempo me alegra que halla podido verte aquí, y no en esa morgue.    - Gracias, mi padre no fue una buena persona, pero es innegable que me duele su muerte, sobretodo porque no pude verlo aún con vida, pues tenía muchas cosas pendientes por decir...pero no me queda más remedio que aceptar lo que está pasando. Zara no sale de su asombro, mira a Uricel cómo a un resucitado y tiene mucho por preguntarle...pero sabe que no es el momento, pues Uricel debe ocuparse del funeral de su padre; él le pide a Zara que se valla, pues debe hacer esto sólo, además le advierte que estar allí puede ser peligroso, se despiden y así ella se va de regreso a su casa, conforme con saber que encontró a quien buscaba y esto le da algo de tranquilidad.

Haber visto a Uricel conmocionó a Zara, lo vio distinto, por supuesto abrumado por la muerte de su padre, pero físicamente se veía sano, y su presencia ya no tenía ese halo de oscuridad que solía tener, percibió muy distinta su energía...poco pudo hablar con él, pero sabía con sólo verlo que era un hombre distinto. No sabía si iba a volver a verlo, quizás no, tal vez el camino que él tome ya no tenga nada que ver con ella, sólo esperaba que él aprovechara para bien esa nueva oportunidad de vida,  y que se alejara del mal. 

Uricel por su parte, estaba viviendo el duelo por la muerte de su padre, no era fácil enfrentar esto, pues era el único familiar que tenía; se sentía sólo...triste y no le hallaba el sentido a nada. Pero recordó que logró escapar de la muerte y que mientras viviera tenía la esperanza de que el maligno finalmente no se apoderará de su alma. No sabía cómo, pero iba a luchar porque su alma no fuera condenada a una eternidad infernal. Uricel pensaba en Zara, pero por lo pronto creía que lo mejor era estar alejado de ella, sentía mucha culpa y creía que era imposible remediar el daño causado, que Zara no podría perdonarlo realmente. Ambos ignoraban que la vida misma los iba a reencontrar para saldar todas las cuentas pendientes y que su futuro siempre estaría ligado, porque de algún modo ese era su destino.

 

 

 




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