Sehun sabía que la conversación no iba bien, incluso antes de que Suho se quedara inmóvil en sus brazos. No era fácil explicarle a alguien que se acababa de convertir en un esclavo sexual. Especialmente a alguien como Suho, Sehun sospechaba que nunca había sido tocado, como él desesperadamente quería tocarlo.
—¿Soy una mascota sexual?
Sehun rodó sus ojos. —No es exactamente como yo lo diría, pero en esencia estás en lo correcto. Yo te proporciono protección y todo lo que necesitas. Y tú me puedes dar alivio y compañía, incluyendo sexo.
Suho estaba tan tranquilo, que Sehun tenía miedo de haberlo asustado hasta la muerte. Sehun se preguntaba si Suho sería capaz de aceptar las cosas que quería de él. Sehun tenía un gran apetito sexual. A él le gustaba mucho. Suho era muy pequeño y delicado en comparación con él. ¿Y si le estaba pidiendo demasiado?
—¿Y está bien que hagamos eso?
—¿Tener relaciones sexuales? —Sehun preguntó con asombro. —Si, por supuesto, ¿Por qué no estaría bien?
—Tao siempre decía que estaba mal que dos hombres estuvieran juntos así.
—Creo que ya hemos discutido esto. Tao esta chiflado. Él no sabe nada. Además, aquí, el líder soy yo. Lo que digo se hace. Y yo digo que está bien que dos hombres estén juntos, si eso es lo que quieren.
Sehun esperó mientras Suho pensaba en eso. Él esperaba que con el tiempo, Suho entendiera que las cosas que Tao decía estaban equivocadas.
—¿Sehun? Tengo otra pregunta. —Suho murmuró.
—Adelante —Sehun respondió. Podía sentir los dedos de Suho apretar los bordes de su camisa. Suho parecía nervioso, incluso ansioso. Sehun mantuvo los dedos cruzados, esperando lo mejor, pero también esperando lo peor.
—Eso significa que tú me besaras como lo hiciste antes, porque realmente me gustó eso.
La cabeza de Sehun cayó hacia atrás sobre las almohadas mientras gemía.
—Maldita sea, Suho, quieres matarme.
—¡No! —Suho gritó. Rápidamente se dio la vuelta y agarró la parte delantera de la camisa de Sehun tirándola frenéticamente. —Yo nunca te mataría, te lo juro.
Sehun levantó la cabeza mientras jalaba a Suho hasta su pecho. Empujó la cabeza de Suho contra su cuello luego envolvió fuertemente con sus brazos el cuerpo de Suho que temblaba. —No, por supuesto que no, Suho. Nunca quise decir que tú lo harías. Tú no me has entendido.
—Entonces, que…
—Quiero decir que a veces las cosas que dices me… excitan mucho a mí. —Sehun se agachó y agarró a Suho por las caderas y lo movió contra él para que Suho pudiera sentir el duro pene de Sehun.
—¿Ves? Esto es lo que tus palabras me hacen. Esto es lo que me haces cuando estas cerca. —Sehun estuvo satisfecho cuando escuchó a Suho jadear. Él no era enorme, pero sentía que podía llegar a ser algo impresionante en tamaño. Solo esperaba no asustar a Suho demasiado.
—¿Puedo verlo?
—Uh… Bueno —Sehun se atragantó. Extendió su mano entre su cuerpo y el de Suho para llegar a sus pantalones. Los tomó y los empujó hacia abajo hasta que su duro pene surgió libre. Sehun intentó mantener sus ojos en Suho para ver su reacción, pero la cabeza de Suho se inclinó, con el pelo cayendo sobre su rostro cuando lo miró hacia abajo.
—¿Te duele? —Suho preguntó con su voz casi en un susurro.
—No como piensas. —Sehun se rió entre dientes.
—¿Pero te duele? —Suho preguntó mientras rápidamente miraba hacia Sehun.
Sehun se sintió fascinado por el labio inferior atrapado entre los dientes de Suho. Parecía agitado, preocupado. —Está bien, Suho. No me duele de la forma que piensas. No es doloroso, exactamente. Más bien, incomodo.
Un repentino pensamiento llegó a Sehun. Sus cejas se juntaron mientras miraba hacia abajo a Suho. —Suho, ¿has tenido una erección alguna vez? ¿has estado sexualmente excitado?
¿alguna vez te has masturbado?
Suho negó con la cabeza rápidamente, sus mejillas de color rojo. —Tao me dijo que estaba mal. Él me castigaba si yo lo hacía.
—Oh mierda, bebé, lo siento. —Sehun jaló a Suho de nuevo contra su cuerpo y le acarició la espalda mientras se preguntaba en qué clase de infierno Suho había estado viviendo. Sehun casi había decidido volver y darle una paliza a Tao por todas las cosas que le había dicho a Suho. —Tener una erección no es malo. Tú no puedes controlar la forma en que tu cuerpo responde. ¿Tú me comprendes?
Suho se sentó lentamente. Sus ojos estaban ansiosos cuando él miró a Sehun. —¿Esto no está mal? —Suho preguntó mientras agarraba la mano de Sehun y la apretaba contra el bulto duro en sus pantalones.
Sehun brevemente cerró los ojos antes de abrirlos y mirar hacia abajo a Suho. —No, Suho, no está mal. De hecho, creo que es genial. Espero que eso signifique que te sientes atraído por mí. Eso hará que las cosas entre nosotros sean mucho más fáciles.
Suho se veía tan confundido que Sehun sintió la necesidad de explicarle. Esperaba no sonar como un completo idiota. Estaba nadando en aguas desconocidas. Explicarle a alguien como Suho acerca del sexo no iba a ser fácil. Le habían enseñado que era malo.
Editado: 28.05.2023