Emily se mordió el labio mientras corría sin rumbo fijo. Ni siquiera tenía un lugar en mente, lo único que ella deseaba hacer era escapar: escapar de sus atroces actos, de sus sentimientos conflictivos y de la mirada desolada de Mia.
¿Qué hice?
Emily se preguntó por enésima vez con reproche. Ni siquiera ella estaba segura de la razón por la que perdió por completo el control de sus emociones y explotó de una forma tan bochornosa. No, en realidad, Emily sabía la razón, es solo que se negaba a aceptarla.
— No debí destruir su cuadro — murmuró a nadie en particular. — Pero la ira me cegó que lo único que deseaba era destruir todo. Esta no soy yo, esta no soy yo.
Después de todo, Emily era conocida por ser una dama bondadosa y amable. Arruinar las cosas de los demás, llorar de frustración o simplemente despotricar llamando por motes a otras personas, eran cosas que ella nunca pensó hacer. Estos comportamientos demasiado emocionales eran algo que ella siempre despreció.
Emily se mordió el labio intentando calmar su frustración. Miró con pesar hacia el cielo el cual se estaba tornando anaranjado. Luego se desplomó en el suelo y escondió su rostro detrás de sus manos.
Por un instante, Emily sintió la necesidad de regresar hacia donde estaba Mia y disculparse, una parte de ella se sentía culpable, mientras que otra parte de ella, repitió a modo de consuelo las palabras que Bastián le dijo hace un tiempo.
— Sí, no tengo que disculparme. Hice lo correcto. Ella es una persona hipócrita con planes ocultos. Una hipo…
Emily no pudo continuar sus palabras debido a que a su mente le llegó el recuerdo de la apariencia demacrada de Mia. Ya sea su mirada vacía, sus labios fruncidos como si en cualquier momento se echara a llorar, todo eso la perseguía como alguna especie de fantasma feroz del que no podía escapar.
— No debo sentir lástima por ella. Ella me quiere quitar a mi papá como su madre lo hizo. No puedo permitir que lo haga. Ella es mala.
Cuando Emily dijo esto, a su mente llegó la imagen de su madre acostada en una cama con los ojos vacíos, incluso con su último aliento, ella seguía echándole la culpa de su enfermedad a su padre. Luego recordó cómo su padre atesoraba la imagen de esa mujer como si fuera su joya más preciosa. Después a su mente vino la imagen de su padre cargando a una inconsciente Mia, mirándola con afecto mientras le decía que de ahora en adelante ella iba a vivir aquí porque era su hermana.
— ¿Por qué lloras, Emily? Sabes que no me gusta verte llorar — murmuró una voz sacándola de sus pensamientos.
Era Bastián.
— Su alteza, yo…
— Estamos los dos solos, no necesitas ser tan formal.
Bastián se puso hasta la altura de Emily y empezó a secar sus lágrimas. Emily se sintió mal ante la atención de Bastián.
Aunque ambos habían crecido juntos, ahora eran mayores, en el pasado estaba bien que hagan este tipo de acercamiento, ya que eran niños y nadie los iba a malinterpretar, pero en este momento eran adultos. Además, Bastian era prometido de Leila, la cual era conocida por ser alguien irrazonable. Por lo que, Emily detuvo las acciones de Bastián y se levantó del suelo.
— Gracias por su consuelo. Ya me siento mejor.
— No me digas que discutiste con tu hipócrita hermanastra — comentó — Tal vez no debí decirte sobre sus pequeños planes y solo encargarme por mí mismo.
— Su alteza, está seguro de lo que me dijo. Ella realmente dijo que…
Bastian la interrumpió, sus ojos grises adquirieron un brillo malicioso.
— Si mi linda Emily, escuché su conversación con Asther, esa mocosa le dijo que no se dibujó así misma en el cuadro porque quiere que el duque piense que la estás intimidando. Ella te odia, Emily. Dijo que quiere quitarte todo lo que amas.
Emily frunció los labios con la mirada gacha, su corazón estaba lleno de decepción.
— ¿Y Asther? ¿No le dijo nada? Aunque ahora estamos distanciados, Asther también era mi amigo.
Emily recordó cómo todos se llevaban bien cuando eran niños. Así que se negaba a creer que Asther no hubiera dicho nada a su favor. Emily pensaba que Asther la apreciaba. A pesar de que después de la muerte de la reina, Asther se había apartado de todos, él no había cambiado y seguía siendo el mismo chico dulce del pasado.
Bastián miró con desagrado a Emily solo por un instante antes de cambiar su expresión a una de frustración.
— Ya sabes cuánto he intentado acercarme a mi hermano. Pero él ha cambiado mucho desde la muerte de nuestra madre. Sé que Asther te gusta, pero debes abrir los ojos Emily, él no es el mismo. Y todo indica que a él le agrada demasiado tu hermanastra.
Emily quiso negar sus sentimientos sobre Asther, también quiso negar que entre Mia y Asther hubiese algo, pero no pudo hacerlo porque a su mente le llegaban las veces que había visto a Mia junto a Asther.
— No es cierto…
Cuando Emily vio por primera vez a Mia llegando a la mansión acompañada de Asther. Planeó preguntarle sobre su relación. Sin embargo, sintió que se vería patética, por lo que, no lo hizo.
— Ella te quiere quitar todo, Emily. Quizás se dio cuenta de que te gustaba Asther y por eso anda pegada como un chicle. Pero no te preocupes, te ayudaré a deshacerte de ella. Solo debes decirlo y la vida de esa mocosa se volverá miserable. Emily sabes que te quiero como a una hermana, incluso más de lo que quiero a Asther. Por lo que haré todo lo que esté a mi alcance para verte feliz.
Emily se sintió conmovida por las palabras de Bastián. En el pasado ellos no eran tan unidos como ahora. Sin embargo, todo cambió luego de la muerte de la reina. Emily sintió que tanto Asther como Bastian estaban pasando por una situación similar a la suya, ya que su madre falleció solo dos años atrás. Así que ella planeó ayudarlos a salir de la tristeza. Emily pudo acercarse a Bastián, le dio consuelo y estuvo a su lado siendo su paño de lágrimas, y así su relación se volvió más estrecha. Sin embargo, ella no pudo acercarse a Asther, porque Asther se cerró como una almeja.
#571 en Fantasía
#2699 en Novela romántica
guerra de razas, hombres lobos alphas, humor amistad amor adolescente
Editado: 17.11.2024