La Mirada De Un Asesino

capítulo 29: amores y secretos ocultos parte 2

Era la hora de tener mi cita con él, estaba algo nerviosa y más porque la vida de Fred esta en mis manos. Salí de mi casa, había un carro esperándome, sólo subí, este arranco sin dudarlo. No tenía nada que decir, ni mucho se me ocurría algo para platicar, así que pensé en un plan para terminar con todo este juego. Él de la nada me pregunto —¿como has estado? Mi vida —hasta se oía siniestro hablando de esa forma

—bien... Y ¿como estas tú? —dije. —aun seguía nerviosa, no dejaba de entrelazar mis manos

—muy feliz, porque estoy contigo y me haces tan feliz... Sé que me odias mucho por todo lo que hice, pero yo te amo con toda mi vida y haría cualquier cosa por ti —dijo. —realmente sentía miedo al oírlo decir eso

—no se que decirte al respecto, pero no me agrada mucho la idea de tener una relación contigo —mencione. —trataba de no lastimar mucho sus sentimientos o lo que tuviera

Él ya no dijo nada, sólo siguió manejando hasta llegar a una casa en la playa, nos bajamos del carro, yo apreciaba la vista, mientras que él tomó un tronco y empezó a golpear un árbol de forma violenta. Yo quería salir corriendo, pero me detuvo y me pregunto —¿a donde vas? —solo me miraba fijamente

—quiero regresar a mi casa —respondí. —podía notar sus nudillos manchados de sangre

Sólo camino hacia la orilla del mar, yo me quedé mirándolo y de la nada se había quitado esa mascara blanca, finalmente era la hora de conocer su verdadera identidad.

Narra el asesino (parte especial)
Yo solo miraba el mar, estaba muy triste porque a Anaís no quería estar conmigo y eso me hacia sentir molesto con mi mismo, pero sé que toda la culpa la tiene ese maldito monstruo y me las va a pagar, lo juro por lo que más amo. Luego note la presencia de Anaís y dije —supongo que te alegra verme de esta forma, ¿no? —había recordado que no tenía la mascara

—no, sólo quería ser honesta contigo y que no traes tu mascara —menciono. —al parecer la tenía en sus manos

—después de todo querías saber quien soy en realidad, así que mira me —conteste. —decidí voltear para que viera mi cara.

Ella me vio, estaba muy sorprendida al verme, yo estaba perdido completamente en su belleza y dijo —¿*****? No puedo creer que seas tú —se alejaba de mi lentamente

—¡que demonios! Claro que no soy ese monstruo, puede que sea idéntico pero somos diferentes, además es mi hermano —dije. —yo odio con toda mi vida a ese mal nacido, y lo peor que sigue haciendo lo suyo

—¿eres su hermano muerto? —pregunto. —supongo que ya sabe esa vieja historia

—si y he vuelto para buscar venganza, además no conoces como es realmente ese monstruo —dije. —en ese momento recordé cuando me torturó y intento asesinar me

—pero debes estar muerto, además este ***** sufrió después de tu muerte  porque todos lo odiaban —menciono Anaís. —al parecer seguía defendiendo a él

—ese maldito se lo merece todo lo que le ha pasado, además incriminar lo fue tan fácil... Que ahora todas las pruebas están en su contra, pero no te preocupes ya no tardas en conocer al monstruo. Él siempre trato de esconderlo, comportándose como una buena persona que no le haría daño a nadie, pero es todo lo contrario —mencione. —estaba seguro que ya Anaís tenía tantas dudas de él

Ella ya no dijo nada, sólo miraba el mar, así que me levanté del suelo, me acerqué a ella, finalmente la tenía frente a frente, mi corazón se sentía muy tranquilo al tenerla a mi lado y le di un beso, fue tan exquisito sentir sus labios junto a los míos, quería comerlos lentamente, mis manos se movían por todo su cuerpo hasta llegar al final del vestido, no sabía si debía hacer esto pero decía que era lo correcto o algo así. Anaís se separó de mi y dijo —sera mejor que regresamos al auto. —lo más extraño era que no tenía ningún sentimiento hacia mi y eso me molesta mucho

—no será necesario, tengo una casa cercas de aquí en donde podemos pasar la noche —dije. —trataba de controlar mis impulsos hacia ella

—esta bien, además tengo un poco frío —contesto. —tenia una leve sonrisa, al parecer no estaba segura de venir conmigo

No obstante fuimos hacia la casa, no dije nada relacionado con ese beso, sólo me dediqué a seguir el juego. Llegamos a la casa, abrí la puerta y entramos, fuimos hacia la recámara principal, ella se acostó, yo la miraba con detenimiento, realmente su cuerpo me hacía desearla más, esto seguiría hasta que fuera mía. Entonces fui hacia la cama, me puse encima de ella y le dije —estas muy hermosa de esta forma —ya no sabía que pensaba en esos instantes, sólo me dejaba llevar ante mis deseos

—eh... Gracias y ¿no te puedes quitar de encima? —menciono. —estaba incómoda en la posición que la tenía

—yo te amo tanto al igual que te deseo con tantas ansías y creó que no voy a ceder hasta que estemos juntos —dije. —había perdido el control de mis instintos



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En el texto hay: venganza y mentiras, odio, muerte

Editado: 13.01.2020

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