A la mañana siguiente, cuando escuché el despertador lo apagué y me levanté.
Me puse las pantuflas, tomé mi toalla y me dirigí al baño, mientras avanzaba hacia el baño vi a Jasmine salir de su habitación con su toalla en mano y aceleré el paso para llegar antes que ella, atravesé el pasillo y cerré la puerta del baño.
-¡Oye!-refunfuñó Jasmine.
-¡Llegué antes, enana, vete!
Después de darme un baño me lavé los dientes y volví a mi habitación a vestirme, me puse los pantalones a cuadros con rayas rojas y grises, una camisa polo blanca y un suéter negro de botones. Colgué mi mochila azul en mi espalda y dejé la habitación.
Bajé las escaleras, giré a la derecha y atravesé el umbral que llevaba a la cocina.
-Buenos días-saludé mientras me sentaba a la mesa.
Había una jarra con jugo de naranaja y cuatro vasos en medio de la mesa. Mamá estaba sirviendo los Waffles mientras papá veía las noticias en su tablet.
Jasmine llegó diez minutos después y entonces comenzamos a desayunar.
-Parece que los hóbregos invadieron Estados Unidos otra vez.
-En serio,-dijo mamá preocupada-pobre de esa gente.
-Si, creo que es la segunda vez este año.
Los hóbregos eran unos hombres-hormiga verdes que medían cerca de dos metros, venían a hacer invasiones a nuestro planeta desde hacía mucho tiempo pero nunca habían ido a Valle del Ángel, por lo que nunca había visto uno en persona.
-La semana pasada se llevaron al hijo de los Frívol-mamá suspiró-hasta cuando se acabará esta guerra...
Desayunamos y treinta minutos más tarde subimos todos a la camioneta.
El auto arrancó y en cuestión de minutos el auto iba por la calle camino a la escuela. Ese día no estaba lloviendo pero si hacía un poco de frío, el suelo aún estaba húmedo por la lluvia de la noche anterior. Luego de un viaje de veinticinco minutos llegamos a la escuela y mamá se bajó del auto detrás mío para despedirse.
《 ¡ODIO QUE HAGA ESO! 》
Intenté adelantarme mientras mamá besaba a Jasmine en la frente para hacer como que no la vi, pero justo en ese momento...
-Espera hijo.
A regañadientes, me volví.
-Tu beso de despedida.
Mamá se acercó y me dio un beso en la frente.
-Mamá, nooo...-gruñí avergonzado.
-Hay, cielo. No seas amargado, sabes que lo hago porque te amo.
Noté que un grupo de chicos por ahí cerca se estaban riendo.
-Ash..-se lamentó mamá-te dejé marcado el pintalabios en la frente.
Sacó una toallita humeda de su bolso y comenzó a limpiarme la frente.
-¡Mamá, basta..!-volví a gruñir ahora realmente enfadado.
-Espera, ya casi está...
Le quité la toallita de la mano.
-Ya, deja que yo lo hago.
Al principio pareció que me la iba quitar de nuevo pero desistió.
Inspiró hondo y volvió al auto.
-Bien, hasta más tarde.
Entré por el portón en forma de arco y subí las escaleras, la escuela estaba un par de metros elevada sobre el nivel de la calle.
Me encaminé hacia el edificio de ladrillo rojo atravesando el patio lleno de niños vestidos de negro jugando y corriendo, Jasmine se adelantó corriendo, subí las escaleras del portico y entré al edificio, me encontré con el pasillo principal, lleno de casilleros, paredes blancas y piso de cerámica también blanca y niños sacando libros de sus casilleros, charlando, caminando o corriendo.
Entré a mi salón y todos charlaban o reían, vi a varios viniendo de aquí para allá, casi nadie estaba en su sitio.
Me acerqué mis amigos, Isaac y Jeremy.
-Hola-saludé.
-Hola-respondió Isaac mientras Jeremy agitaba la mano.
El peinado con las puntas hacia arriba de Isaac y sus cejas inclinadas hacia dentro lo hacían ver un poco más rudo de lo que era, en cambio el corte hongo de Jeremy, lo hacía ver como un niño sano e inocente.
-¿Te diste cuenta?-preguntó Jeremy en tono lúgubre-ayer reclutaron a Amy Sherian.
-¿Amy?-pregunté sorprendido-¿La que vive a dos casas de la tuya?
-Vivía-corrigió Jeremy-estaba con sus vecinos en el patio y de la nada ella comenzó a flotar, todos quedaron horrorizados. Sus padres trataron de esconderla pero al día siguiente hicieron operativo y se la llevaron.
-Cielos... pobre chica.
El miedo me invadía cuando me contaban ese tipo de cosas. A veces creía que yo podía ser revolgente y tenía mucho miedo de un día ser reclutado ¿Y si moría en una batalla?
-¿Es verdad?-dos niñas del otro salón entraron y se acercaron a nosotros, eran Maddie y su amiga Carly.
-¿Qué?-preguntó Jeremy.
-En el aula están diciendo que reclutaron a Amy-la expresión de su rostro cambió a uno más lúgubre-¿Es cierto?
-Si-respondió Jeremy-ayer por la noche.