Jessica llega a su curso y se sienta en el mismo lugar de siempre, ella ve entrar a Delfina y Johana, se pone de pie para saludarlas,pero ellas se van a sentar del otro lado del salón, esto hace que sus emociones decaigan y termina recostándose sobre su mochila que estaba encima de su banco, se queda viendo por unos segundos el asiento vacío de Joel que aun no había llegado, gracias a su creativa imaginación que logra distraerse.
—B-Buenos días Jessica.
Delfina se arrima a ella con vergüenza, con un tono de voz casi apagado.
—Hola Delfi, ¿No viste a Joy afuera?.
Lo dice sin moverse de su posición.
—¿Joy? No, no se quíen es.
—El chico que se sienta atrás tuyo.
—Ah, Joel, no lo vi perdón.
Ella intenta irse, pero la culpa hace que se detenga.
—Perdón por causarte problemas ayer con tus amigas, enserio lo siento.
—No tienes por que pedirme perdón, ellas te dijieron cosas horribles, las cosas pasan por algo, creó que estoy mejor sin ellas, no te sientas culpable que no me arrepiento de haber dicho esas cosas.
Ella dice esas palabras con una sonrisa que se veía forzada si tan solo la conociéramos mejor, pero para Delfina fue la más sincera.
—Igual, perdón.
Ella vuelve a su banco y saca un pote de comida.
—Hoy traje algo nuevo para que comamos juntas, encontré una receta en internet así que probé si me salía, es la primera vez que lo intento.
—Se ve rico, tengo ganas de probarlo, pero ya esta por entrar la profesora.
Delfina es muy tímida, cálida y frágil como una flor en sus últimos días, que la mas leve brisa podría derribarla, a ella le ha costado encajar en grupos de personas, Jessica se acercó a ella y esa fue una de la mas grande felicidad que le dieron, una amiga, ambas se sienten cómodas con su compañía. Jessica empieza a notar que todos los rumores que se decían de ella pueden llegar a estar equivocados, con este poco tiempo que la conoce le llego a tomar cariño, le agrada mucho estar a su lado.
Joel camina por el centro con dos bolsas en la mano, la curiosidad de saber la hora lo incentiva a sacar su teléfono que estaba guardado en el bolsillo de su pantalón.
—Ya es tarde, en unas horas va a anochecer, va a ser mejor que me apresure.
Acelera levemente el paso para ganarle a la noche, para en un kiosco para comprar algo de tomar, sigue su paso con la lata de gaseosa en la mano, llega a una avenida y ahí escucha unos gritos de una pequeña, a lo lejos se aproximaba una adolescente demasiado rapida arriba de unos patines, sin saber lo que sucede la deja pasar haciéndose hacia un costado.
—¡Por favor que alguien la detenga!.
Esa pequeña gritaba esas palabras asustada, Joel al ver la cara de horror que tenia corre hacia ella para detenerla que iba directo a la calle, ve como un colectivo iba a pasar por el mismo lugar a donde ella se dirigía y eso lo impulsa a correr mas rápido para poder salvarla, pero va demasiado rápido ya que llevaba puesto los patines, al llegar a la calle está muchacha ve en cámara lenta como el autobús venia directo sin poder frenar, todos los recuerdos pasan por su cabeza como ultimo regalo de la vida, escucha una voz y Joel llega a tomarla de la remera, la tira hacia atrás para que el autobús pase sin tocarla, ambos caen al suelo con violencia, esa chica cae encima de él, ambos quedan al costado de la avenida, Joel se preocupa al escuchar como ella respiraba con dificultad.
—¡Te dije que no estabas lista para andar sola idiota!.
Esa pequeña se para enfrente de ellos y se queda en silencio al verlos, su voz no salía, tenia un nudo atorado, la imagen de Joel le había provocado esa sensación.
—P-Perdon por las molestias.
—No importa. ¿Estas bien?.
Él se dirige a la chica con patines y estira su mano para ayudarla a levantarse.
—Si, estoy asustada, gracias por salvarme Joy.
—Tienes que tener más cui...- Espera...
Él le saca el casco que le cubría por completo la cabeza, al verle el rostro de frente se da cuenta que era Jessica.
—Que tonta eres.
—Me descubriste, gracias por salvarme.
Joel se pone de pie, al hacerlo Jessica se da cuenta que se había lastimado el codo.
—¿No quieres que llamemos a una ambulancia?.
—No hace falta, estoy bien.
—Pero si no te atienden te podría agarrar gangrena, luego te van a apuntar el brazo.
—Que imaginación, eso nunca va a pasar.
—Es un riesgo que no quiero correr.
—Jessica, estoy bien.
—Disculpe la torpeza de mi hermana.
—¿Hermana? ¿Te llamas Sofía?.
—Si. ¿Como supiste mi nombre?.
—No tengo idea, solo lo adivine, tienes cara de que te llamas Sofía, siento que te vi antes.
—Imposible, me llevas varios años.
—Dejame que los presente.
Jessica la toma de los hombros a su hermana y le coloca enfrente de Joel.
—Ella es mi hermanita pequeña Sofía, tiene doce años.
Él, que tiene cara de asesino es Joel, tiene dieciséis...-
—Ya lo conozco Jessica.
—Tienes razón.
—Me voy a avisarles a mis amigas que estas bien.
Ella da media vuelta y se va del lugar.
Jessica se queda mirando atontada por las bolsas que él traía.
—¿No tienes que irte también Jessica?.
—¿Acaso me estas echando?.
—Si, eso mismo.
—Que sincero. ¿Que traes ahí?.
—Fui a comprar unas películas y ropa para mi hermana.