Joel entra al curso y ve que una mochila está puesta en su banco, con la duda encima se acerca como si nada, a unos metros de llegar Jessica saca su mochila del banco, al hacerlo él se da cuenta que le pertenecía a ella.
—Como llegabas tarde, te guardé el lugar.
—No hacía falta, nadie se sentará aquí sabiendo que yo lo hago.
—De nada.
Jessica pone su mochila en el banco de Delfina que aún no había llegado.
—¿Porque haces eso?.
—Por que los cuatro tenemos que estar juntos, deberías hacer lo mismo con Thiago.
—No, si no llega a tiempo no es mi problema.
—Si que eres malo.
—No, solo soy realista.
—Claro, como digas.
Luego de que Thiago y Delfina llegaran empiezan las clases. Las horas pasaron muy lento, pero por fin llegó la hora del almuerzo, Joel se levanta de su banco e intenta irse del lugar.
—¿A donde vas?.
—A comer, es la hora del almuerzo.
—Sientate aquí.
Jessica lo toma de la remera y hace que se siente de nuevo en su banco.
—Pero no quiero estar aquí con ustedes.
—Somos un grupo, tenemos que estar juntos.
Joel suspira para demostrar su enojo.
—¿Que trajeron para comer?.
—Yo traje pizza que hizo anoche mi papá, sobró así que para no tirarlas las comeré ahora.
—Que rico Thiago, yo traje tarta de jamón y queso, ¿ Y tu Delfi?.
—¿Yo? Emm... Solo pan y albóndigas.
Era muy evidente que la emoción que resaltaba en su rostro era de vergüenza, su mente se encargó de llenarla de ideas irreales en tan solo unos pocos segundos.
—Eso es muy poco, no te vas a llenar, te voy a convidar de mi comida.
—No tienes que hacer eso.
—Vamos, tu muchas veces me convidabas lo que preparabas, ahora me toca ami.
—¿Y tu que trajiste Joel?.
—Yo traje pasta que hizo mi hermana anoche, ¿Pero que? ¿Acaso estamos en primaria? No hay ninguna necesidad de que cuente que rayos traje para almorzar.
—Bien, hay que aprovechar este tiempo para descansar y comer bien, después tenemos que seguir con el trabajo práctico.
Los cuatro hacen que esos tan cortos veinte minutos se sintieran menos gracias a sus charlas.
En la hora de clases, están repasando la información juntada mintras Joel está sentado mirando, solo se daba el lujo de conversar con su mente.
—No se que hago aquí metido, debería estar trabajando solo, yo ya lo hubiera terminado, pero bueno, tengo que estar con ellos, aunque no me la pasé tan mal, ¡¿Que carajos estoy diciendo?! Es mejor no acercarme a ellos, tenerlos cerca significa que me expongo al desastre.
Sus pensamientos se ven interrumpidos al oír la voz de Jessica.
—¿Te gusta?.
Mira el afiche que había enfrente a él sostenida con delicadeza.
—¿Que cosa?.
—¡El título bobo!.
Fija su mente a donde la voz de ella lo guiaba.
—Esta bueno.
—¿Esta bueno? ¿Nada más? ¿Enserio? Esta hermoso, es bellísimo, es el título, es el mejor hecho por un miserable humano, no vas a encontrar tanta belleza en otro lugar, bueno, en mi si, estoy primero yo y luego está fascinante hoja.
—Ya, me da vergüenza Jessi.
Delfina se escondía detrás de sus manos por la vergüenza, no cabía ninguna duda que ella era la creadora del título.
Joel se aleja un poco para tener una mejor vista, luego mira a los ojos a Jessica para que sepa que le hablaría a ella.
—Almenos tienen algo en común los dos.
.
—¿Con Delfi?.
—Con la hoja, es que ambas son blancas y planas.
—¿Que dijiste? Estoy en crecimiento. No te voy a permitir que digas estás cosas sobre el titulo más hermoso que hayas visto en tu corta vida.
Delfina trata de quitarle el afiche de las manos de ella por la vergüenza que sentía.
—¿Porque estaba orgullosa de algo que no había hecho ella?.
Thiago se sienta al lado de él y pasa un brazo por encima casi abrazándolo.
—¿Que haces?.
—¿Quieres ayudar?.
Joel clava su mirada sobre él que expresaba el repudio que sentía que las personas lo tocaran.
—Escuché que tienes una letra genial, ¿Te gustaría pasar la información al afiche?.
—¿Yo? No creo tener una letra buena.
Jessica une fuerza con Thiago para tratar de convencerlo.
—¡Enserio! Tienes una letra hermosa.
—¿En que momento escuchaste Jessica?.
—¿Lo vas hacer?.
—No.
Jessica toma a Delfina de los hombros y lo pone enfrente de él.
—Ella también te lo pide, la tierna y pequeña Delfi ruega por ti.
—¿Eh? ¿Yo?.
Jessica le dice al oído.
—Hacelo por nosotros.
—P-P-P-P-Por favor Joel.
—¿Porque la obligan?.
Joel comienza a sentirse incómodo por las miradas de los tres, no la despegaban ni un segundo, le costaba hasta parpadear, querían convenserlo a toda costa, él trata de mirar hacia otro lado para dejar de sentir esa sensación molesta, pero no tenía caso, al sentirse más presionado se rinde.
—Bien, lo voy a hacer. ¡Dejen de mirarme así!.
Joel toma las hojas dónde estaba escrita la información y mueve el afiche para tenerlo a su comodidad, apoya suavemente sus brazos en la mesa e intenta no arrugarlo y comienza a escribir mientras los tres observan.