Thiago llega a su casa tarde luego de haber pasado su día junto a sus amigos, al entrar su madrastra se arrima a él con un rostro de alivio que resalta su emoción de verlo bien.
—¿Te parecen horas de llegar?.
Thiago se queda en silencio mientras deja su mochila y se saca la campera, trató de nunca cruzar su mirada con ella y lo logró.
—¿Que estuviste haciendo?.
—No tengo porque darte explicaciones, solo porque te acuestes con mi padre no significa que puedas darme órdenes, el único que me puede decir algo y que lo vaya a escuchar es mi padre.
—Él me dejó a cargo para que te cuidará.
—Entonces lo haces solo por caerle bien a él.
—No quise decirlo con esa intención, lo hago porque quiero, no porque él me este obligando o quiera caerle bien.
—No me importa tus explicaciones, no eres mi madre, igual ya te vas a ir.
Thiago al terminar de acomodar sus cosas se va del lugar con dirección a su cuarto.
—¿No vas a comer?.
—¿Lo hiciste tu?.
—Si, está muy rico, hoy coci...-.
—No quiero entonces.
—Pero Thiago espe...-.
Thiago cierra la puerta con mucha fuerza para demostrar su irá.
Joel está caminando por el centro junto a Jessica, poco a poco estaba oscureciendo debido a la hora.
—No sé porque acepte salir contigo con este frío.
—Por que me quieres.
—Ah, ya me acordé, fuiste tan pesada molestandome para que saliera contigo.
—Creo que es un don que tengo de nacimiento, convenzo a la gente con facilidad.
—Creo que nadie que este mentalmente saludable te aguantaría, es por eso que puedes convencerlas.
—Gracias, me alagas.
—No puedo creer que te lo tomarás como un cumplido.
—¿Que cosa?.
—Enserio, eres increíble, tus ancestros deben haber sido los primeros en querer ir al sol de noche.
—¿Espera, te estás burlando de mi?.
—¡Por fin explorer!.
—No sé a qué te refieres, pero me lo voy a tomar como un insulto tonto.
Comienzan a caminar por la peatonal, no había mucha gente debido a la hora que era, a causa de esto los negocios iban cerrando, otros aún se mantenían abiertos sintiendo sus bolsillos livianos.
—¿Puedo hacerte una pregunta?.
—¿Que es?.
—¿Por que te odias con tu papá? Es la única familia que te queda.
—No es la única familia que me queda, está Guada.
—Perdon, es que no entiendo, por eso pregunto.
—Tampoco quiero que entiendas.
—¿Nunca se lo contaste a nadie, verdad?.
—¿Y eso que?.
—No te pongas a la defensiva, solo digo que te va hacer bien desahogarte.
—No necesito eso.
—Tu rostro dice otra cosa, yo puedo escucharte las veces que quieras, no me importa si son historias repetidas, mientras seas tu siempre voy a estar atenta.
—No sé porque querés saber.
—Para concerté mejor y para que te saques un peso de encima.
—Bien, es aburrida y bastante larga.
—No importa, voy a estar atenta, lo prometo.
—Bien.
Marcelo fue alcohólico, siempre tuvo problemas con las droga, cualquier cosa que lo hiciera desaparecer de la realidad le venía bien, nosotros cuatros vivíamos en la misma casa donde estamos ahora, como ya sabes, es muy chica para nosotros, ninguno tenía la privacidad que se merecía, él siempre tenía muchas deudas, a causa de esto molestaban mucho en las noches buscándolo, nunca lo encontraban porque siempre se lograba escapar, me costaba dormir ya que se escuchaban los gritos y los golpes en la puerta, si no era eso él se juntaba con sus amigos a tomar hasta tarde, incluso días de semana, ponían música y no les importaba nada, siempre veia caras nuevas cada noche. Cuando no tenía plata se enojaba con mi mamá echandole la culpa que no teníamos plata para comer porque no salía a trabajar, también hacía que fueramos a pedir monedas a la calle, me trató como un animal, él solo quería más dinero para gastarselo en bebidas, cigarrillos y droga, mientras nosotros teníamos que pasar hambre, siempre maltrató a mi madre, aún sabiendo que era vidente, se aprovechaba de eso, hasta se burlaba de ella enfrente de sus amigos para verse superior, yo no podía hacer nada, solo podía observar, si me llegaba a meter me daba una gran paliza sin piedad, me desconocía mientras me pegaba, esto también lo hacía con Guada, muchas veces pensé en escapar y morir en la calle, pero luego me ponía a pesar en el daño que le haría a mi madre y a Guada, con solo imaginarmelas llorando me destrozaba, tenía mucho miedo de despertar, no quería abrir los ojos, me sentía tan mal al sentir que aún estaba vivo, muchas veces me llegue a preguntar porque seguía vivo, creí en seres imaginarios para sentir una paz engañosa, nunca lo logré. Cuando mi madre terminó internada a causa de una golpiza que el le dio nunca fue a visitarla, se la pasaba en su casa como si nunca hubiera pasado nada, en su mundo era un alivio no verla, parecía que odiaba saber que ella era ciega, pasó varios días en observación hasta que le dieron de alta, hubiera sido mejor que ella siguiera internada.
Joel comenzaba a recordar todo lo que pasó, varias imágenes iban pasando por su cabeza tomando diferentes formas.
Joel se despierta tras oír que un plato se había roto, en ese momento sabía que aún estaba con vida, no podía levantar sus labios para formar una sonrisa ya que sus emociones estaban apagadas, sale de su habitación y se encuentra con toda la cocina llena de mugre, como si estuviera en un campo minado va esquivando las colillas de los cigarrillos junto a las cajas de vino que había tirado, las cenizas iban tiñendo la plata de su pie de negro, pisaba las bolsas mientras hacía ese sonido tan distintivo para levantarse levanté del suelo.
—No sirves para nada mujer, ¿Está mierda de comida me sirves? ¿Que vas a decir ahora? ¿Solo por que eres ciega no puedés darle una comida decente a tu marido? Lo único que tienes que hacer es cocinar mientras yo trabajo, solo sirves para limpiar.