Nos alejamos hasta llegar a la orilla del lago donde habíamos estado antes, por donde pasábamos, todo moría, todo se volvía negro, y marchito.
-¡Tienes que parar!- dijo Sergio gritando
-¿Y por qué lo haría?- dije con esa voz que no era mía y sonriendo, y al hacerlo, mostré unos afilados dientes.
El me miró fijamente, y se puso muy serio.
-Necesito que te calmes, no quiero llevarte ante el consejo- dijo calmada mente
Al escuchar eso me puse más pálida aún (si eso es posible), no quería volver, ya que estaba en periodo de prueba, y si tenían alguna queja, me llevarían de vuelta al infierno (o al vacío).
-Cierra los ojos y cuenta hasta diez- dijo, y así lo hice, poco a poco recuperé mis aspecto normal, excepto mis ojos, que ahora estaban rojos, pero solo el iris (la parte de color del ojo), ya que aún seguía molesta.
-Sabes que tendrían que estar muertos- dije desafiante
-Lo se, esto es muy raro-
Yo asentí, y se me vino a la mente, otra cosa bastante rara que había sucedido, o más bien que no sucedió.
-Oye, ¿los ayudantes siguen viniendo a todas las muertes?- pregunté, pues a lo mejor eso había cambiado en el tiempo que estuve encerrada.
Los ayudantes, ayudan (como lo dice el nombre), a la vida y a la muerte a cumplir su trabajo, así que siempre que alguien nace o muere se presentan los ayudantes, pero hoy no se presentó ningún ayudante de la muerte.
Los ayudantes de la muerte son los fantasmas, y los reencarnados (que solo son muertos reanimados, pero con mucha fuerza y poder), los dos pueden llegar a ser muy peligrosos.
Y los ayudantes de la vida, son los ángeles y los santos.
-Si, ¿por qué?-preguntó Sergio
-No apareció ningún ayudante, que fuera mio- dije seriamente
-¿Por qué crees que sea?-
-Ellos sirven por lealtad- dije- sirven a quien cause muerte-
-Pero tu eres la que causa la muerte- dijo Sergio confundido
-Por si no te has dado cuenta, no lo hago muy bien- dije, y señalé al lago, que ya había recuperado su color normal, y el caminó por donde habíamos ido, las plantas que habían en el estaban vivas.
-Pero es imposible que alguien esté creando muerte- dijo Sergio
-Si tu no lo sabes, yo menos, creo que debería comenzar a leer ese libro que me dieron-
-¿Qué libro?-
-Uno que me dieron al salir del infierno, que trata sobre los 647 que no estuve con los mortales- dije
-Se llama vació- dijo el
-En serio, es con lo único que te quedas de todo lo que te dije, y por cierto se llama infierno- dije sin dejarle hablar o protestar.
-Por cierto, si preguntan, diles que estoy enferma, o que me afecto mucho lo que pasó con los muchachos-
-Lo último si es verdad, pero no por que te diera pena- dijo Sergio pensativo
-Lo que tu digas- dije, y me alejé, ya que tenía mucho que comenzar a leer.