La Necesidad Del EngaÑo

XXVI

La relación con “mi marido” no había mejorado nada, o no por mi parte. Él parecía intentar, bueno no sé exactamente que intentaba, pero se mostraba algo más abierto a pesar de mis constantes desplantes. Me resultaba insoportable que me tocara, y aunque James parecía notarlo me daba la impresión de que busca cualquier oportunidad para hacerlo.

No acudimos a ninguna fiesta por un par de semanas, y la verdad estaba agradecida. Sin embargo, aquella noche habíamos sido invitados a una, por suerte se trataba de un baile formar y no uno de esos …

-Es importante causar una buena impresión a los duques -Me dijo James de camino a la fiesta.

-Cariño .-Dijo la señora Bernard, a la cual habíamos recogido para ir juntos al baile. -Aroha ya conoce a la Duquesa.

-¿La conozco? -Pregunté intentando recordarla.

-Sí querida, recuerdas la primera vez que viniste a visitarme. -Yo asentí. -La duquesa de Albert se encontraba presente en la reunión.

-Lo siento, no lo recordaba.

-¿Te encuentras bien? -Preguntó la tía Agnes preocupada. -Pareces algo apagada. -James me intentó tomar de la mano y yo aparté la mía. Agnes me miró interrogativa.

-Sí, estoy bien tía… algo cansada.

-Quizá deberías haberte quedado en casa descansando. -Dijo preocupada.

-Nos iremos pronto de la fiesta…Si no te importa. -Dijo James pidiendo la aprobación de su tía.

-No tengo ningún inconveniente, si os vais demasiado pronto volveré en otro carruaje, pero si considero que la fiesta ya no tiene nada que ofrecerme, me iré con vosotros. -Aquello me hizo sonreír. -Así quiero verte.

 

Al bajar del carruaje vi como Agnes retenía a James. Parecía estar entre interrogándolo y regañándolo. Esa mujer era estupenda.

Saludamos a los anfitriones, los duques de Albert, y tras una cortés conversación ingresamos en el salón. James caminaba junto a mí todo el tiempo, me estaba poniendo de los nervios.

-¿No vas a irte un rato como haces siempre? -Intenté hablar lo suficientemente bajo como para que únicamente él me escuchara.

-¿Deseas que haga eso? Siempre pareces disgustada cuando nos separamos. – ¿De verdad no comprendía por qué ahora no quería estar junto a él?

-Quizás porque de normal me abandonas en una sala llena de libertinos y prostitutas… -Sonreí al pasar junto a una anciana que nos miraba de forma evaluativa.

-Aroha…

-Tranquilo, seguro que entre estas personas también logras encontrar diversión. Me voy con tu tía. -Dicho esto me fui junto a Agnes.

La tía se encontraba rodeada de mujeres. Realmente no me apetecía nada tener que entablar conversación con ninguna de ellas, por eso agradecí que, tras ser debidamente presentada, Agnes sugiriera que la acompañara a por una bebida. Nos sentamos junto a la mesa de los refrigerios, y no pude evitar buscar a James entre la multitud.

 

-Supongo que mi sobrino se merece el castigo impuesto. -Dijo sin mirarme.

-Siento si la he incomodado en algún momento…-dije algo avergonzada.

-No tienes que disculparte conmigo, sé cómo es James… es tan diferente a sus hermanos.

-¿Cómo son sus hermanos? -Pregunté curiosa- Él nunca habla de ellos. -Agnes pareció dudar si debía o no dar información, pero terminó por decidir hacerlo.

-James es el más callado de los tres, pero también el más cariñoso y bueno. Es verdad que le cuesta abrirse y expresar sus sentimientos, pero eso no quiere decir que no los tenga. -Mire a Agnes sabiendo perfectamente lo que intentaba. Quería que su sobrino ganara puntos y que yo le perdonara, pero eso no iba a ocurrir. -Sus hermanos son más extrovertidos y carismáticos. Todos son estupendos. -Concluyó. En vez de hablarme de los hermanos de James, había descrito a su sobrino.

-Entonces los has educado bien. -Dije sonriendo amablemente. -James habla de ti con mucho cariño.

-También lo hace cuando habla de ti.

-Ya…- Aquella buena mujer no era culpable de los actos de su sobrino y yo no pensaba decirle lo que había visto.

-Mira, por ahí viene. -La tía le hizo un gesto a James para que nos viera. Una vez estuvo a nuestra altura dijo. -Supongo que vendrás a sacar a tu preciosa esposa a la pista de baile. Volveré con mis amistades.

-No me saques a bailar. -Dije una vez Agnes se hubo alejado.

-En realidad… te estaba buscando porque necesito que me ayudes en algo. -Aquello me sorprendió, mi marido solo pedía mi ayuda para que fingiera amarlo delante de alguien.

-Claro. -Dije con desgana. Continuaba destrozada por lo que había descubierto, pero qué más podía hacer. Había prometido ayudarle con lo que estuviera haciendo. Él me tomó de la mano, nos sacó del salón principal y nos condujo por los pasillos hasta que llegamos frente a una puerta medio abierta.

-Tenemos unos 10 minutos hasta que vuelvan. – Dijo cerrando la puerta y dando por sentado que con aquella información me lo aclaraba todo.



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En el texto hay: juvenil, romance, epocavictoriana

Editado: 09.08.2021

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