FRENTE.
Malena:
Le envío un mensaje a Luna, me gustaría poder hablar con ella, comer un helado juntas, quizás el último que podamos compartir. Necesito toda la información posible para no dañarla, no quiero hacerle nada a Luna, mis problemas son con Angel, no con ella. Mi teléfono empieza a vibrar sobre mi cómoda.
El mensaje de Luna dice:
"Castigada :("
Esperaba que el enojo de su padre durara un instante, pero, por lo visto, eso no fue así. Sé a la perfección que su enojo se debe a Leonel, revisé un poco su mente y me di cuenta que es un padre sumamente celoso, es tierno, pero nada conveniente para mí. De todo lo que imaginé que le pasaría esto fue lo último que esperaba, habría bastado con un regaño, pero esto es exagerado y muy injusto.
—Te pareces mucho a tu padre, Malena, mucho más de lo que imaginé que te parecerías.
Me giro sobresaltada, a mi espalda esta uno de los ángeles que arruinaron mi vida. El coraje se apodera de mí, me habría gustado que apareciera en su forma física, pero no es así, este estúpido ángel es tan cobarde que solo es capaz de enfrentarme con su forma espiritual, sabe muy bien que así no seré capaz de herirla. Pero no importa cuánto trabajo me cueste, juro por su Dios que voy a herirla de gravedad.
Voy a hacerlo desde ahora, si concentro mi ira en Angel tendré menos ganas de hacerle daño a Luna, ella no es responsable de nada de lo que pasa, solo espero que Angel opine igual.
—¿A qué has venido, Angel? ¿Deseas burlarte de mí? ¿Compadecerme? ¿Qué es lo que esperas de mí, idiota?
—No... yo no vengo a nada de lo que dices, vine hasta ti para enfrentarte —Sonríe a medias—. Tú y yo tenemos asuntos pendientes, tu sed de venganza es contra mí, no vuelvas tu espada contra Luna, esto es entre nosotras.
Me tenso de inmediato, estar con un ángel es más irritante de lo que recordaba.
—Tienes razón, Angel, tú y yo tenemos algunos asuntos pendientes —Le sonrío de forma sínica—. Pero te equivocas, yo no tengo sed de venganza, tengo sed de justicia, una justicia tan fría y cruel como la tuya, no voy a detenerme hasta conseguirla, aunque eso signifique hacerle daño a tu amado vínculo.
Mi provocación está teniendo el efecto que esperaba, Angel parece estar a punto de explotar, amo esa ansiedad que muestra su rostro.
—Tu problema es conmigo, Luna no tiene nada que ver en esto, no la metas en nuestros problemas, ella es inocente —sentencia molesta, casi amenazante.
Todos estos años le han ablandado el corazón, debería tener en cuenta que un enemigo tan peligroso como yo no se deja llevar por las amenazas de su adversario, y yo no me detengo hasta obtener lo que deseo, lo que deseo ahora es mandarla directamente al infierno porque ese es el lugar al que pertenece este lindo angelito.
—Luna es inocente, tienes razón, pero sí que tiene que ver con este problema, es tu vínculo después de todo —Me burlo de ella—. Pero... si en verdad la quieres ver lejos de nuestros problemas, entonces... ¿por qué no rompes tu vínculo con ella? Si lo haces te doy mi palabra de que estará a salvo, lo juraré con mi sangre si hace falta.
Puedo ver la furia bailando en sus ojos, pero se mantiene igual de calmada, es una fortuna que no pueda sentir realmente.
—No voy a obedecer a un maldito Nefilim, tú no tienes ningún poder sobre mí o sobre Luna —Aprieta los puños—. Tú eres un error, una abominación para la tierra y para todos los que la habitan. Te juro que si le haces daño a Luna voy a acabar con tu patética inmortalidad de la misma manera que hice con tu estúpido padre.
Eso fue un golpe bajo, no voy a tolerar que se exprese así de mi padre. Saco la daga de mi bota y se la lanzo, mi arma atraviesa su forma espiritual, es como si estuviera hablando con un espectro en lugar de un ángel. Aunque ya sabía que no podría hacerle daño físico deseaba que funcionara, creo que tendré que seguir con el plan de hacerle daño emocional, voy a fracturar la estúpida soberbia de este angelito.
—Eres una muy mala jugadora, Angel —Me yergo—. Vienes, provocas a tu adversario, pero eres incapaz de hacerle frente a tu oponente, eso es muy cobarde de tu parte —Me mofo de ella—. No me sorprende realmente, durante toda mi vida me he dado cuenta que el cielo no juega limpio, lo cual es curioso ya que se supone que ustedes son los buenos, pero no lo son, se aprovechan de esa "divinidad" para hacer lo que les plazca, matan a gente inocente y destruyen familias por completo —Sonrío llena de orgullo—. Lo que me parece más hilarante es que tú misma destruiste a tu familia, fue por ti que ella murió, tú asesinaste a tu amada...