Phoebe
Desperté medio confundida por el sueño que tuve, intente buscar mis lentes en la mesa de noche... pero no los encontré, tampoco encontré la mesa, cosa que se me hizo extraño, no había nada al lado de la cama, la cual se sentía muy incomoda y es raro porque mi padre me había dejado en una habitación con una cama tan cómoda que quien se acuesta en ella no quiere levantarse de esta jamas.
Escuche que alguien murmuraba algo, intente mirar, pero sin mis lentes me es casi imposible, todo se ve borroso, también escuche a alguien sorber por la nariz, como si tuviese gripe o como si estuviera llorando, todo estaba tan confuso, mi cabeza dolía un poco, es casi como si tuviera la misma sensación que tuve cuando desperté en la casa de Daniel cuando Debora me secuestro...
-¿Quien esta ahí?- pregunte un poco alterada, odiaba tener miopía, esta maldita enfermedad no me permite ver nada mas que sombras borrosas de personas u objetos y eso es solo un tal vez, porque aveces no veo absolutamente nada- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
Se escucharon unos pasos provenir de varias direcciones lo cual hizo que me alertara un poco, no me gustaba la sensación que tenia, estaba asustada porque no sabia lo que ocurría a mi alrededor. Una puerta se abrió y un terrible olor a nicotina entro al lugar, algo que hizo que quisiera estornudar, por la luz que entraba a la habitación, justo en la puerta había una figura un poco grande, era una sombra, la de un hombre, lo que me daba a entender que ese no era James Williams, era alguien mas.
Los recuerdos de la noche anterior llegaron a mi, alguien me había dormido y me habían llevado a un lugar que no creo que este cerca de la casa de mi padre o de mi hermana... creo que ninguno de mis hermanos vivan cerca de donde me encuentro, necesito salir de este lugar, necesito comunicarme con mis hermanos, con mi padre... necesito ir a casa, pero no puedo porque no veo y porque me da miedo morir.
-Muy bien, señoritas, ustedes están aquí por un motivo- dijo el sujeto con una voz bastante ronca, no es una de esas voces masculinas que son roncas, es mas bien un ronco asqueroso, algo que a muchas mujeres les parece repulsivo- en unos dos días vendrás personas a para una subasta, ustedes deberán estar muy cooperativas, nada de lloriqueos, si intentan escapar las mataremos, si intentan algo en contra nuestra no la van a contar...- hubo un momento de silencio, creo que estaba esperando a aquel alguien dijera algo- Tu, la pelirroja- yo intente mirar hacia los lados, pues no sabia si en la habitación habían mas pelirrojas o solo era yo- no te hagas la tonta, eres la única que esta aquí, ¿tienes algo que decir?
-S-solo quiero saber donde están mis lentes- dije con voz baja, no quería que me hicieran daño.
-No somos idiotas, esas cosas se quedaron en USA- mi boca se abrió por la sorpresa, no estaba en el país de mi padre, no sabia donde estaba y eso me daba aun mas miedo- Ahora, cada una de ustedes se vera espectacular para la subasta... ustedes serán las subastadas, a los mafiosos les gustan las mujeres hermosas y jóvenes, deben de saber que con ellos no se juega. Deberán de portarse bien con ellos o ellos pueden matarlas a ustedes o a alguien cercano a ustedes.
Las palabras de ese hombre no parecían tranquilizar a nadie, todas las demás chicas que creo que estaban ahí estaban sorprendidas o parecían llorar ya que todas queríamos lo mismo, todas queríamos volver a casa, yo quiero volver a casa, quiero estar con Daniel, pero eso no va a ocurrir porque el esta encerrado y dudo mucho de que Rosalie lo deje salir... de echo, dudo que ella venga por mi, no es como si yo fuera cercana a ella, ademas, no es posible que una misma persona se deje secuestrar dos veces en tan poco tiempo, no creo que ella vaya a gastar mas de su tiempo y energía en mi.
Me acosté en la cama y comencé a llorar, mi vida se había convertido en un completo desastre, en menos tiempo del que creí me había enamorado del mafioso mas peligroso de Italia, me entere que una mujer con mucho poder, mas que todo un gobierno, es mi media hermana y que para el colmo dos de sus hermanos también son mis hermanos, mi padre no es quien yo creí que era, mi madre me mantuvo engañada por mucho tiempo y ahora me secuestran para venderme a otro mafioso... mi vida es un libro, jamas pensé vivir algo que leí alguna vez, solo que en esta ocasión no me enamorare de la persona a la que me vendan.
Daniel
Llegue a Italia y lo primero que me recibió fue la loca de Debora con un abrazo, tenia tiempo de no verla y estaba preocupado, todo este asunto de la mafia lo voy a terminar y ella no lo sabe, no quiero que se enoje conmigo por ello, pero quiero que ella continué con algo que ella ama, quiero que ella continué estando en la acción, donde ella dice que merece estar, nunca había conocido mujer mas arriesgada que esta.
-Me alegra tanto verte de nuevo- dijo una vez me soltó- me preocupaba que Rosalie te hiciera daño.
-Ya vez, estoy bien, solo fueron unos pequeños rasguños, pero ya estoy bien- dije mirando a mi alrededor, es como si esperara que Phoebe saliera de algún lado de la casa para venir a recibirme- Todo esta tan callado- dije mirando en dirección a la cocina.
-Lo se, también me lo encontré extraño- dijo mirando al mismo lugar que yo- Supongo que iras a visitarla de vez en cuando.
-No... no lo haré- dije recordando lo ocurrido, había olvidado que Rosalie no le dijo nada por teléfono, después de todo, Phoebe es la primera chica con la que Debora ha inacentuado- Dev, secuestraron a Phoebe.
-¿Que?- dijo entrando en estado de shock, la puerta sonó cerrándose detrás de mi por lo que me imagine que Rosalie había entrado junto a su hermano y su cuñado- ¿Que hace esta mujer aquí?
-Tranquila, no estoy aquí por placer, eso es obvio- dijo mirando a su alrededor- tienes lindos gustos, Debora, es un placer volver a verte.