La niña de los zapatos rojos (cuento de Navidad)

Capítulo único

 

Pocos días antes de navidad, y luego de terminar su labor de costura, Rose se levantó, buscó lápiz y papel, y se encaminó hacia otro lugar de la casa donde se encontraba su pequeña jugando.

  • Sara - le dijo -  falta poco para navidad y aún no has hecho la carta para Santa.
  • ¡Oh! - exclamó la niña -  Es cierto, mamá.

De modo que con una sonrisa, le entregó el papel y el lápiz.

  • Mamá, te has olvidado del sobre -  dijo la niña -  no podemos enviarla sin sobre.

Su madre sonrió y fue por él. Al regresar se lo entregó y sentándose no lejos de allí,  esperó que la niña elaborara la infantil misiva.

Los días siguientes, la pobre mujer los transitó con un enorme dolor en el corazón. Por segundo año consecutivo su hija hacía la misma petición.

La noche de navidad estaban en el comedor y la niña estaba muy emocionada y expectante.

  • Mami - dijo llamando la atención de su madre - ¿Crees que he sido una niña buena?
  • Por supuesto que sí, cariño - contestó enseguida
  • Entonces me quedo tranquila -  dijo sonriente - si tú piensas eso, Santa seguramente estará de acuerdo contigo ¿verdad?
  • Claro que sí mi ángel - logró decir a pesar del grueso nudo que se había formado en su garganta

Poco antes de la hora de abrir los regalos, tuvieron un momento de pánico, de esos a los que ya se habían acostumbrado. Los lejanos ecos de la guerra cayendo sobre algún lugar impreciso y que nunca sabían si el próximo blanco sería el pequeño barrio donde se asentaba su casa.

Una vez pasado el susto, la mujer tomó a su hija en brazos, la apretó contra su pecho, y de ese modo se trasladaron al Salón. La dejó sentada al pie del árbol de navidad y se sentó en una silla cercana. Vio como la niña comenzaba a abrir los regalos y sabía que era uno el que buscaba. Con enorme pesar recordó la carta.

Querido Santa:

            Primero que todo quiero agradecerte la linda muñeca que me trajiste la navidad pasada, la he llamado Anne, espero que te parezca un bonito nombre.

              Espero hayas tenido un buen año, y que los duendes se hayan portado juiciosos ayudándote en tu taller de juguetes  y no dejándote todo el trabajo a ti solo.

            El nuestro no ha sido muy bueno. La guerra continua, cada vez mi mamita tiene más dificultades para conseguir los alimentos, y muere mucha gente en ella. Resulta muy triste escuchar cada domingo cuando el padre Manuel menciona a los que ya no volverán, pero gracias a Diosito, nosotras aún tenemos la esperanza de que mi papito regrese.

            Todas las noches le pido que lo cuide y que cuide de los demás, pero creo que son demasiados y no puede cuidarlos a todos. Mi mamita siempre está triste, aunque intenta que yo no lo note, trata de hacerme las cosas que me gustan con lo poco que consigue en el mercado y sigue leyéndome un cuento antes de dormir haciendo esas voces graciosas, pero la he escuchado llorar cuando cree que estoy dormida.

            Mami dice que he sido una niña buena, aunque no podemos asistir a la escuela con regularidad, porque salir a veces es peligroso, sigo obteniendo buenas calificaciones, así que este año quiero pedirte, que por favor, aunque algunos de mis amiguitos no se han portado muy bien,  muchos de ellos han perdido a sus papás, por favorcito, no les dejes sin regalo. Tampoco al niño que vende los diarios, sé que no tiene juguetes, porque el otro día lo vi haciendo un carrito con una lata y unas tapas de refresco, sería lindo que tuviese uno de verdad.

            Y si no es un gran problema para ti, me gustaría pedirte un gran favor. Mami dice que como tú eres tan bueno con todos los niños, Diosito te tiene gran aprecio, así que si puedes ¿podrías pedirle por mí, que papito regresara pronto? Lo echamos mucho de menos y me gustaría mucho que mamita volviera estar feliz.

            Sé que él ha sido muy bueno conmigo, tengo a mi madre, una casa, comida y buena salud, espero que no piense que pido demasiado.

            Y por último, una petición que tal vez te parezca algo egoísta, pero me gustaría mucho tener esos zapatos rojos que vimos hace tiempo en la vitrina de la tienda. Tal vez el año pasado no fui tan buena y no los merecía, pero me he esforzado mucho este año en serlo y aún están allí. Sé que tal vez te parezca una tontería, pero me hace mucha ilusión tenerlos, aunque no tenga ocasión de usarlos. Si no se puede lo entenderé, pero por favor, no olvides todo lo demás.

            Espero que tengas una Feliz Navidad, Santa, y que en mi carta del próximo año pueda decirte que la guerra terminó y que somos felices de nuevo.

Besos,

Sara

 

Los gritos alborozados de la niña sacaron a su madre de la abstracción. En ese momento le mostraba emocionada los brillantes zapatos rojos.

  • ¡Me los trajo mami! ¡Me los trajo! -  gritaba la pequeña



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En el texto hay: amor esperanza navidad madre e hija

Editado: 20.12.2021

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