La Niña Del Orfanato

Capítulo Extra

14/05/2018.

 

La tarde del Domingo se encuentra fría, el cielo está nublado y el viento sopla fuerte. Aun así, en la habitación 230, la temperatura es muy alta y la tensión se siente en el aire.

De un lado, sentada sobre su cama y con los brazos cruzados, se encuentra una Sara muy molesta, mientras que, del otro lado, sintiéndose algo intimidado, se encuentra Benjamín, sentado sobre la cama de Katy; mientras que ésta permanece de pie en el medio de ambos.

—¿Quién comienza? —cuestiona Katy, seria.

—No quiero hablar con él —bufa Sara. —. Es un idiota.

—Estaba ebrio —expresa el chico. —. No fue mi intención.

—Por favor, Benjamín… me invitas a una fiesta, luego me dejas sentada en un sofá para ir a emborracharte, te vi emborrachándote mientras yo permanecía ahí sentada, sin saber adónde más ir —frunce el ceño con molestia. —. Luego esas chicas, te estabas besando con tres chicas.

—¡Estaba ebrio!

—Pues no debiste invitarme, joder, yo estaba bien en mi habitación. No debiste invitarme, y que todas me vieran llegar contigo, para luego humillarme de esa forma.

—Sara…

—Tres chicas, Katy, no una. —se dirige a su prima, quien solamente arquea una ceja, en dirección al joven moreno.

—Oigan, estaba ebrio —alza ambas manos en señal de paz. —. No recuerdo eso, no estaba en mi plena conciencia, por lo que ellas se aprovecharon… aquí yo soy la víctima.

—Y luego, vienes y me vomitas encima.

—Mi cuerpo quería purgarse de esas chicas. —bromea.

Sara pone los ojos el blanco y suspira exasperada.

—No puedo hacer esto. —dice, mientras se pone de pie.

Katy avanza hacia ella con mucha rapidez, mientras le suplica que no se retire de la habitación. Rayos, tiene que conseguir que su prima perdone a su amigo o las reuniones seguirán siendo muy incómodas. Han pasado casi dos largos meses en los que ha tenido que dividir su tiempo en la universidad entre sus clases, sus nuevas amigas, su prima y su viejo amigo. Siempre evitando que estos últimos se topen.

—Por favor, ustedes son las personas más importantes de mi vida universitaria —aclara. —. Los necesito a ambos.

—Sara —el chico se pone de pie. —. Perdóname, tienes mucha razón de odiarme, también me odio luego de ese día —confiesa. —. Sólo con decirte que hubo tantos videos que me hicieron sentir mucha vergüenza, incluso el señor Marshall vino al día siguiente y me obligó a ejercitarme hasta que casi vomitaba mis intestinos.

Katy y Sara lo observan con evidente sorpresa.

—Nunca en mi vida había hecho algo así, y tampoco volvió a suceder.

—¿Seguro? ¿Acaso recuerdas cómo encontraste a Katy aquí? —cuestiona la chica. —. Siempre te escabulles en el área de las mujeres.

—Eso tiene explicación —se defiende. —. Las malditas matemáticas. A causa de ellas me vi obligado a buscar ayuda, es sólo que me daba mucha vergüenza decirlo… pero la chica que me ayuda no tiene interés en mí, ni en ningún hombre —aclara. —. Por eso acepté que fuese en su habitación, ya que era consciente de que nada ocurriría entre nosotros dos.

Katy posa su mirada azuleja en la chica rubia, esperando alguna reacción de su parte.

—B-Bueno, pero muchas veces te comportas como un idiota, en especial con las chicas porristas. —replica Sara.

—Es sólo una faceta que me vuelve más interesante —esboza una sonrisa torcida. —. Pero la verdad es que sigo siendo muy tímido, demasiado, y eso lo saben todas las chicas porristas con las que he salido. Sólo me suelto un poco bajo los efectos del alcohol, y si no quiero sufrir por los ejercicios del señor Marshall, mejor me abstengo de él. —suelta una media risa.

—Yo, ya no sé qué decir. —confiesa la chica.

—Di que lo perdonas, por favor. —súplica Katy.

—Sí, Sara. Por favor —pide haciendo cara de cachorrito y juntando sus manos en forma de ruego.

La chica suelta un suspiro exasperado mientras voltea los ojos.

—Bien, pero un sólo error que comentas y no lo contarás, Benjamín Bowles —amenaza. —. Ahora, debo irme. Mis padres y hermanas me esperan en el cine.

La chica se despide de Katy con un beso en la mejilla, y luego estrecha la mano de Benjamín. Toma su bolso y avanza hacía la puerta, aún cojea un poco, pero ya no es muy notable como cuando era más pequeña.

—Saludos a la tía Roxanne y al tío Caín. Besos a Ivy y a Natasha.

—Muy bien. Y ustedes, pórtense bien. —dice con advertencia antes de salir cerrando la puerta a su espalda.

Katy avanza hacia la cama de Sara para sentarse, quedando frente a frente con el chico, quien no deja de sonreír.

—No sabes cuántas veces intenté hablarle luego de lo que pasó, y se negó rotundamente… gracias.

—Ambos son buenas personas —se alza de hombros. —. Sólo necesitaban hablar.

—¿Quieres que vayamos a algún lado? —cuestiona viendo su reloj. —. Aún es temprano.

—La verdad no —tuerce un poco la boca. —. Ir el viernes y sábado a casa me ha dejado agotada, mis hermanos tienen mucha energía.

—Lo imagino —suelta una media risa. —. Noté tu rostro de desvelo cuando volviste.

—Mis padres salieron a comer, y nos quedamos solos… fue una locura.

—Sí, veo tus ojeras —ríe, mientras se pone de pie, y toma su teléfono celular. —. Creo que me iré ahora, pronto comenzarán a patrullar.

—Espera —Katy se pone de pie. —. No quiero que te vayas aún, es domingo, Sara no está y no quiero estar sola.

El joven mantiene una pequeña sonrisa en sus labios, mientras avanza hacia ella y juega tiernamente con la punta de su cabello. Realmente le ha costado acostumbrarse al nuevo estilo de la chica, él la recordaba castaña, y se la imaginaba castaña.

—¿Vamos al cine?

—No —tuerce una sonrisa, mientras guía su mano hacia el rostro del contrario y acaricia su mejilla con ternura. —. Mejor sígueme contando de tu vida, quiero saber todo de ti.



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En el texto hay: drama, amor familiar, orfanato

Editado: 29.08.2020

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