La noche de luna llena

Capítulo 30

Riley.

 

Llevo puesta una ropa que Stev tomó del armario de Lazary, había bajado por la ventana para no causar mucho escándalo con sus hermanos.

Mi casa estaba a unos cuantos metros. Sólo tenía que atravesar un terreno del bosque de California.

Las garras de Tarah se encajaron sobre mi cuello, por suerte nada grave.

Caí al suelo con precipitación.

—Basta Tarah. No quiero pelear ahora —aclaro.

—Tarah no es la que desea matarte en estos momentos como lo deseo yo —la cabellera blanquecina de Resh aparece.

—Resh —mascullo entre dientes.

—Hace tanto que no oía tu majestuosa voz —sonríe con esplendor. —. Necesitaba verte, Riley.

— ¿Qué es lo que quieres de mí? ¿No fue suficiente condenar a Stev?

—No exageres —habla de mala gana. —. El consejo no ha determinado la sentencia.

—Por tu culpa Stev está en riesgo —me levanto, mantengo el equilibrio.

Los encapuchados aparecen detrás de él, rodeándolo. Protegiéndolo.

Dos me toman de los brazos, pateo a uno entre las piernas y al otro le doy un codazo en el rostro.

—No me dan miedo tus encapuchados —aclaro.

—Tienes buena condición. No es sólo tu don, sabes pelear perfectamente.

— ¿Qué es lo que quieres de mí, Resh?

—Quiero matarte —da un paso adelante.

Siento su cercanía, el lobo rabioso corre a gran velocidad, y frena a mi lado con ferocidad.

—Vaya, faltaba el Banehallow. —me observa con una sonrisa feliz. —. Y tú, eres buena en todos los sentidos.

Stev se transforma en su forma humana, y enfrenta a Resh enfurecido. Está tan molesto que seria capaz de asesinarlo ahora mismo.

Aléjate de ella maldito imbécil —Resh saca un cuchillo, y toma a Tarah por el cuello.

— ¿Que dirías si se tratara de Tarah? —pregunta interesado: y divertido a la vez. —. ¿Pensarías lo mismo? ¿Te arriesgarías a salvar su miserable vida?

Tarah solloza.

La tumba, dejándola caer sobre la tierra. Stev le lanza un golpe, pero este lo noquea contra el suelo con sus botas militares.

—Dime Stev, ¿qué se siente fallar una y otra vez? —espeta con odio. —. Se siente como la mierda, ¿no es así?

—Suéltalo. Dijiste que sólo lastimarías a Riley —exclama Tarah.

—Oh sí —ríe divertido. Es un maldito loco. —. Tu puedes divertirte con ella, y yo con este experimento fallido. Este perro sigue mis órdenes.

—Basta, Resh —ordeno. —. Stev no tiene nada que ver con esto.

—Oh sí. Stev tiene tanto que ver como Tarah, tú y yo. Y como Mikasa.

— ¿De qué estás hablando? —frunzo el cejo.

Suelta una carcajada, y saca a Mikasa jalándola del cabello desde un arbusto. Cae, está amarrada.

Saca una cuchilla y se la clava en la pierna. Mikasa grita con profundidad.

—No sé por qué no la asesiné antes —vuelve a tomarla por el cabello.

Me acerco de improviso, pero Stev se coloca delante de mí rápidamente para protegerme. Resh le saca el cuchillo y lo apunta hacia mí.

Un paso más y les cortaré el cuello a todos —amenaza.

Tyler aparece de inmediato detrás de Resh. Éste lo presiente de reojo. Debió escuchar sus gritos.

—Riley —dice agitado.

Me sostengo del brazo de Stev, así me siento más segura.

—Bien, ya estamos todos en la fiesta. ¿Alguien quiere que le saque el corazón primero? Oh, Riley. Podríamos donar el corazón de Tyler a un pequeño necesitado.

—No es gracioso, Resh —comento por lo bajo.

— ¿Qué no es gracioso? —su mirada se oscurece. —. Tyler quería violarte cada vez que llegabas a tu casa.

Trago duro.

— ¿Por qué no deberíamos hacerlo? Acabaríamos con toda su especie de una vez por todas. No más gen de Tyler. No más Tyler.

Entrecierro la mirada.

—Esto es enfermo. Estás enfermo. —aclaro.

Clava el cuchillo en el brazo de Mikasa, y ella vuelve a gritar.

— ¡Basta, Resh! —sollozo.

Pero no puedo acercarme.

— ¿Basta? Apenas estamos comenzando. —acaricia la hoja del cuchillo al sacarlo. —. Todavía falta ver como Tyler tiene ganas de toquetearte.

—No vuelvas a repetir eso —amenaza Stev.

— ¿Por qué? Apuesto a que también te enfurecería el hecho de saber que me he asomado por su ventana y la he visto sin nada.

Stev le da un puñetazo, y le saca poca sangre sobre el labio.

Resh se limpia, y sonríe complacido.

—Como aquella vez. Estaba sola. Triste. Quiso buscarte y te encontró con Tarah Garroway en la cama —agrega.

Stev aprieta la mandíbula, y los nudillos le duelen un poco.

Sostengo su mano envuelta en un puño, y comienza a relajarse.

— ¿Amaste a Tarah como Riley alguna vez? Cuando Zev te dijo en esa corte donde juraste no asesinar a ningún inocente, que miraras a ojos verdes. Apuesto a que no. Dime Stev, ¿amas a Riley? Es muy egoísta para Tarah que lo digas en su cara.

—Basta. Termina con tu maldito juego de una buena vez.

— ¿Quieres que termine? Terminaremos con esto de una vez sí eso es lo que tú quieres.

Levanta a Mikasa y la deja caer sobre Stev, este la ayuda a sostenerse, y Tyler la carga en brazos después.

—Quiero destruir la maldición. Quiero matar a todos los hombres lobo.

—La maldita maldición nunca va a romperse —le grito enfurecida.

—Estás obsesionado con nosotros —comenta Stev.

—Sí. Quieres que termine con esto. Pues lo haré. Terminaré con sus vidas.

Deja caer el cuchillo.

—Subestimo tu parte animal —gruñe con odio. —. Quiero una pelea contigo, Stev Banehallow. Quiero me mates como a los demás.




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