La noche en el manicomio

Capitulo II: ¿Nuevos integrantes?

Thomas.

El tintineo de las campanas suena por todos lados. Es la hora. Lo se, lo siento. Pero no se de qué hora se trata.

El aire se siente pesado a mi alrededor. Me pesan las piernas,es como si ya no pudiera estar parado. Se escuchan pasos, quejidos,de todos lados, y al mismo tiempo, de ninguno.

¿Donde estoy?

No lo se, pero, a la vez lo se.

Me siento confundido y desorientado. Y entonces pasa...

Suena una bocina, muy fuerte, avisando el comienzo de algo. La luz que empieza a aparecer me lastima los ojos. Cuando me doy cuenta, estoy en un prado. No hay nada en mi alrededor más que el césped, y el sol.

Miro a mi alrededor intentando buscar alguna señal de vida. Y como si fuera magia, personas empiezan a aparecer.

Parecen igual de confundidos que yo.

No puedo salir de mi asombro, porque una voz resuena por todo el lugar.

"Bienvenidos Víctimas. Bienvenidos a su última oportunidad"

Y lo último que vi, fueron sombras por todos lados, y la oscuridad tragándome.

El grito que suelto al despertar me desgarra la garganta. Puedo sentir mi cuerpo entero temblando.

¿Qué mierda me pasó?

Me siento en la cama, y le echó un vistazo al reloj. Son las cuatro de la mañana.

Frotó mis ojos, estoy muy cansado, por alguna razón. Debería volver a dormir, tal vez me sienta mejor dentro de unas horas.

***

Nuevo día, nuevas ideas.

Y eso es algo que me identifica.

Para el día de hoy, como ya saben, es halloween, y quiero pasarla bien con mis amigos en el manicomio, por lo que pensé en llevar comida, y bebidas. Todo para pasar una noche perfecta.

Anoche Noah cambió de opinión, y quiso acompañarnos. Bueno, llevarnos y cubrirnos. El dijo que ni loco pisaría ese lugar.

La verdad no me interesó mucho que el aceptara como al principio, pero me sentí algo feliz al saber que el me apoya.

—¡Thomas, hijo, se hace tarde!—grita mi mamá.

—¡Ya voy!—le respondo.

Recojo mis cosas y me echo un vistazo en el espejo.

En el colegio nos dejaron llevar disfraces por halloween, yo tengo el mío en el bolso, pero ahora llevo puesto unos pantalones negros,con una camisa blanca, y mi cabello está algo despeinado. Mis ojos negros me devuelven la mirada en el espejo, y una sonrisa se posa en mi reflejo.

Tomo una chaqueta, ya que hace algo de frío, y bajo las escaleras para encontrarme con mamá.

—Bien, aquí tienes tu almuerzo,—dice mamá pasándome una bolsa de papel,—y en el auto te deje unas cosas para tu noche con Noah, y tus amigos.

—Gracias mamá—le digo y le doy un beso en la mejilla.

—Llámame cuando lleguen a la casa de Noah.—escucho decir a mi mamá entes de irme.

Por alguna razón, siento un vacío en el pecho cuando salgo de la casa. Por lo que antes de salir le grito:

—¡Te amo mamá!

—¡Yo igual cariño!—me responde.

Y ahora me siento peor, como si ese te amo fuera  el último.

Empecé a caminar en dirección a la escuela. Busqué mis audífonos y los conecte a mi teléfono para escuchar música.

En realidad, me los puse para tranquilizarme. No ha llegado la noche y me siento intranquilo;bueno, desde ayer en la noche me siento así, como si algo fuera a pasar.

Para distraerme empiezo a pensar en el plan de está:

*Iremos a casa de Noah después de la escuela.

*A las cinco menos diez saldremos de su casa, con destino al hospital.

*Cuando lleguemos, Noah nos dejara en la entrada, y entraremos a ese lugar.

Fácil y sencillo. Nada puede salir mal.

Antes de que me cuenta, ya llegue a mi destino.

El Instituto Frainsten, (no pregunten por que se llama así), es una escuela pública, y el único instituto en la ciudad de Frainsten (repito, no pregunten por que se llama).

El edificio cuenta con unas trescientas aulas, y alrededor de quinientos alumnos. Su entrada es igual a la de un instituto normal;un estacionamiento, césped, y alumnos esperando a entrar a clases.Nada del otro mundo.

Busco con la mirada a mis amigos, y los encuentro. Están hablando con Vanessa y Mitchell, son parte del equipo de porristas, y están muy lindas.

Están disfrazadas de unas chicas de los 80's. Y mis amigos, pues,no tienen disfraces, porque nosotros siempre nos disfrazamos en grupo.

—Buenas, buenas. Como está la gente.—saludo animadamente cuando llegó a su lado.

—Pero que tenemos aquí.—dice Vanessa. Su cabello rubio está suelto y planchado.—Si es el mismísimo Thomas Drew.

Agh, odio cuando dicen mi apellido.

—Si, si, si. Se que me aman.—Señor ego me dicen.

—¿Y de que te disfrazarás hoy?—pregunta Mitchell con tono coqueto.

—Sabes que es una sorpresa linda—le guiño un ojo.

El timbre se escuchó desde adentro del instituto, nos despedimos de las chicas, y nos dirigimos a nuestra primera clase. Creo que aquí debería decir que el camino fue tranquilo y sin preocupaciones. Pero no fue así.

Estábamos apunto de llegar al aula de biología, cuando unas personas nos intersectan, y literalmente nos arrastran a la dirección contraria de nuestro destino. En su lugar nos llevaron a un salón vacío.

Me volteo a enfrentar a nuestros secuestradores, y me quedo sorprendido al ver quienes son.

—Hola chicos—dice una las chicas.

¡Si, unas chicas nos secuestraron!

La que acaba de hablar, es baja, tiene el pelo negro con puntas moradas, un piercing en la nariz, y cuando alza su mirada, me encuentro con unas esferas hermosas grises verdosas, que me miran con burla. Sus facciones suaves, su nariz era pequeña, pero iba perfectamente con su cara.



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En el texto hay: miedo, manicomio, y locos

Editado: 06.05.2022

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