Capítulo VII
Un Inicio algo descabellado
Gardenia / ciudad rosaría
Mansión Wensbort
Nathalie Wessex
Mis pensamientos al despertar me estaban volviendo loca, ¿ese joven tan misterioso porque se había molestado en ayudarme alguien ajena para él? Me levante de la cama y mire la gran habitación que tenía, no podía creer que el mago tuviera gustos tan femeninos, el decorado de la habitación era de flores de cerezo en un fondo blanco. Una bella cama y lo necesario para decorar dicho lugar, un baño en la habitación el cual estaba cubierto por fina baldosa blanca y reluciente y una enorme tina, tenía una pequeña terraza, donde la vista era algo envidiable, los bellos paisajes parecían llenos de magia.
Al sentir la fría brisa en mi rostro fue cuando entendí que para mí existen cosas muy diferentes, también hay cosas que yo ya no puedo pensar es curioso, Sabes padre es una nueva mañana ola cual está empezando a brillar con un nuevo color que jamás había podido apreciar.
Padre crees que de verdad este es un lugar al que puedo llamar un ¿hogar? No sé qué pasará a partir de ahora.
Padre ¿sabes porque este chico es muy extraño?, en sus ojos sólo hay soledad, ¿porque ese sentimiento de calidez me embriaga cuando se acerca a mí, nunca me había pasado? ¿Por qué su fragancia me atrae, porque siento el deseo de proteger, su fría y solitaria espalda?, ¿qué es lo que realmente siento al verlo?, supongo que eso lo debo averiguar con el tiempo.
Estaba mareada de tanto pensar y pensar hasta que escuche que alguien tocó la puerta me asomé y era una chica de cabello negro largo y ojos color plata, vestía un bello vestido estilo princesa blanco realmente una chica muy bella pero esa belleza no es humana eso fue lo primero que pensé, esperaba que su voz fuera tan dulce como su apariencia pero esta no emitió ningún sonido, se me hizo extraño ver sus señas así que la seguí, ella me guío hasta el comedor en el cual estaba sentado aquel mago como era su nombre trate de recordar hasta que escuche que él dijo mi nombre
sentía algo de pena, eso era algo que nunca había sentido o ese nerviosismo de hacer algo tonto frente a él, tomé asiento a su lado derecho y vi lo tranquilo y enigmático que se miraba tomando café, por un momento los colores se me habían subido al rostro, pero al escuchar su voz tan melodiosa Sali de mis pensamientos.
Mire hacia donde estaba la chica y sonreí tiernamente para ella a lo cual ella me regreso la sonrisa, luego pose mi mirada en Edgar y el me miraba, fijamente como si deseara ver mi alma, sus ojos negros como dos carbones, eran tan hermosos y llamativos, pero al mismo tiempo era una mirada, triste y melancólica.
Aquel recuerdo de como había golpeado su mano llego hasta mi mente, me hizo sentir apenada por mi comportamiento, tal vez si me disculpo fue lo único que pensé y lo único que salió de mi boca.