La Nuera

Capítulo 2

Mía no sintió absolutamente nada cuando la declararon esposa de un tal Angus Mizell, la hicieron firmar el acta de matrimonio y ahí acabo la boda.

—Bienvenida a la familia Mía —Agustina sonrió y la tomó de la mano —Vamos a la clínica que te harán unos exámenes.

Ella se detuvo y suspiro, su suegra Agustina el día que llegó, había subido antes que se acostara a su habitación para explicarle que debía darle un hijo a su esposo, pero por medio de inseminación artificial, se sintió morir por que nunca estuvo en sus planes ser madre a los veinte y dos años, no había tenido novio nunca, por que se había enfocado en su carrera por que deseaba con todas sus fuerzas salir de la casa de su tío.

Iba a tener un hijo de un extraño, un hombre que ni siquiera se había tomado la molestia de llegar a su propia boda.

—¿Por qué el Señor Angus no estuvo en la boda?

Agustina sonrió.

—Está ocupado en sus negocios.

Mia asintió, no sabia nada de su esposo, ni siquiera la edad, pero había oído al personal de servicio llamarlo Viejo cascarrabias asumía que era mayor.

Vio a su suegra, ella rondaba por los setenta años, así que su esposo no podía tener setenta años.

El viaje a la clínica fue en total silencio, se dedico a mirar por la ventana, le hicieron varios exámenes, ella pasó una mano por su cuello, llevaría un hijo de un hombre que no conocía.

—Puedes dejarnos al niño una vez nazca —miró a Agustina, ella sonreía.

¿Cómo podría pensar que ella dejaría a su hijo? Ella mejor que nadie sabía lo que era estar sola en una casa que no conocía, por muy familia que fuera nada aseguraba que no lo maltrataran, tal como lo hizo con ella su tío, recibió tantas bofetadas, azotes que la habían hecho sufrir.

No le respondió nada a Agustina.

—Cuando traigas al mundo a mi nieto recibirás una cuantiosa suma en tu cuenta —cuando ella le dijo la cantidad que le darían se quedó paralizada ¿era real? ¿La familia Mizell tenía tanto dinero?

—¿Por qué?—preguntó llena de curiosidad.

— Para que cuides a mi nieto en tu vientre, una vez que nazca serás recompensada.

Mía se sentía confundida con la mujer que era su suegra.

******

—¿Dónde está Mía? —Carolina miro a su padre que dejó los documentos en su escritorio, recostó su espalda en su silla.

—Casada —sonrió de oreja a oreja, ya había comprobado que la empresa que le había propuesto una boda del presidente con su hija, una vez se efectuó la boda le inyectaron el dinero que necesitaba para que no fueran a la quiebra.

—¿Casada? ¿Con quién?

Federico se encogió de hombros, no preguntó siquiera el nombre de la empresa, lo único que le interesó era que iban a inyectar el dinero que salvaría su empresa.

—Un nuevo rico que desea nuestro apellido para entrar a nuestro círculo social —Carolina soltó una risa.

—Mía ni siquiera es conocida en nuestro círculo social ¿Cómo entrará ese nuevo rico a nuestro círculo? Las puertas les tiraran en sus narices.

Federico se puso de pie y abrazo a su hija.

—Sé que no la soportabas así que mi princesa, siéntete tranquila estoy seguro no volveremos a saber de Mía.

*****

—¿Por qué crees que aceptaré? —Agustina sonrió, se recostó en el respaldo de su silla, garabateo algo en un pedazo de papel y luego lo giró.

—¿No te parece suficiente esta cantidad Mikel?

—¿Qué ha pasado con tu maravilloso hijo? Que pides al hijo bastardo de tu esposo que ocupe su lugar, me has considerado poca cosa, pero ahora quieres que tome su lugar.

—¿Aceptas? —Agustina se mostraba serena —Te has enfocado en el drama y no en la cuantiosa fortuna que te pagare para ocupar el lugar de Angus por un tiempo, por supuesto con mis reglas.

Mikel miró la cantidad en el papel, tenía un sueño de poner su propio negocio y darle una mejor vida a su pareja.

—¿Puedo preguntar donde esta mi perfecto hermano?

Agustina sonrió, ella sonreía por dos cosas, una para calmar la molestia que bullia en su vida y la segunda por que realmente estaba feliz, en este momento era la primera cosa.

—¿Aceptas o no? No tengo por qué darte tantas explicaciones del por que de este trató.

Mikel miró a Agustina.

—Acepto —ella asintió

—Arregla tus asuntos, por un tiempo vivirás como Angus, no puedes contactar a nadie de tus amigos, pareja.

Él frunce el ceño.

—¿Porqué? Es mi vida.

—Desde el momento que has aceptado has renunciado a tu vida, por un tiempo no existe Mikel.

Él asintió, se puso de pie.

—Quiero la mitad del dinero en mi cuenta.

Agustina asintió.

—Por supuesto, una vez que estés aquí. Imagino sabes todo de tu hermano, no será difícil que tomes su lugar.

Mikel no respondió, después de todo tenía razón.

—El sábado estaré aquí Agustina, con mis pertenencias.

—No traigas nada, usaras la ropa de Angus, no puedes tratar de ocupar su lugar con lo que luces —Mikel apretó su mandíbula cuadrada, él no llevaba la vida de lujos de su hermano, su padre jamás le dio su apellido, compraba su ropa en los grandes almacenes.

—Nos vemos el sábado, mi querida madre —respondió, se dio la vuelta y salió del despacho de Agustina Mizell.

Ella volvió sus manos un puño, esperaba que Angus despertará pronto, no quería tener a Mikel en su casa.

Esta mañana había ido a visitar a su hijo en la habitación que habían preparado para él, tenía enfermeras veinticuatro horas para atenderlo, no había ningún resultado positivo, su hijo seguía sumido en el coma. 

*****

No era de naturaleza curiosa, pero se sentía sofocada por estar sin hacer nada, llevaba cuatro días en la mansión, no podía hacer ningún oficio, su suegra la enviaba a descansar todo el tiempo, los resultados habían salido favorables, podía concebir un hijo. A inicios de la próxima semana, le harían la inseminación artificial.



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En el texto hay: romance odio, amor celos

Editado: 25.01.2023

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