La oscuridad que esconde tu mente.

Oscuridad.

 

Capítulo:10

 

-creo que no tienes nada de concentración- dijo colocando su mano en mi cabeza.

Nos encontrábamos aun en el invernadero, ella estaba de pie junto a mí, yo por otra parte me encuentro sentado en una silla. La luz de día ya se está despidiendo, dejando a la vista un hermoso crepúsculo.

- ¿te apetece tomar una caminata conmigo?, Quiero mostrarte algo- dijo mientras se daba la vuelta.

-bien solo déjame tomar algo antes- dije tomando el grimorio de mi madre- ¿y a donde tienes planeado llevarme? - pregunté mientras llegaba a su lado para salir.

- a uno de mis lugares favoritos dentro de la hacienda, es una de las mejores vistas que tiene hacia los viñedos de tu padre. - comento Amalia con algo de entusiasmo. – además, a esta hora, sé que seguro te encantara. – concluyo.

-bueno, entonces que estamos esperando- dije tomando su mano derecha con mi mano izquierda y entrelazando nuestros dedos, ella al ver mi acción se tensó, pero su reacción no duro mucho ya que en cuestión de instantes ella ejerció presión en nuestro agarre con el fin de demostrar confianza y a su vez comodidad.

En el transcurso hacia el lugar al que Amalia me llevaba fue silencioso, pero para nada incomodo, sino al contrario fue tan confortante, sentí tanta calidez al caminar de esa forma con ella.

En el transcurso hacia el destino, pude ver como poco a poco el cielo se tornaba de color naranja, por lo general casi nunca he tenido en tiempo de ver con tal detenimiento como el día nos abandona para darle paso a la noche, con sus grandes adornos en ella. Caminamos por un sendero que al parecer es muy poco transitado, las hiervas tienen una temperatura no muy considerable, puedo ver cómo nos acercamos hasta una parte con árboles, en los cuales algunos de estos tienen marcas de cuchillos en estos, sin verlo venir Amalia camina hasta llegar a estos, al llegar ella comienza a emanar energía mágica, una energía muy fuerte, pero de más pura que he visto.

Puedo ver como poco a poco árboles comienzan a sanarse hasta que las marcar desaparecen, dejando a el árbol como si nunca hubiera tenida alguna. De la nada un curvo de pequeño tamaño se posa sobre sus manos las cuales se encuentran juntas, la verdad siento un poco de celos del ave.

Camino hasta llegar a su lado.

-valla, tu energía es muy fuerte, he podido sentir como de ti salía- dije observándola a los ojos, puse mi mano al costado de su cara. pero ella lo único que hizo fue apartase de una manera brusca.

No se la razón por la cual ella reacciono de ese modo, continuamos hasta llegar a la colina, una vez ahí tomamos asiento en la base del árbol. No sé exactamente cuánto tiempo transcurrió, solo sé que en todo ese rato nos mantuvimos en silencio, ninguno de nosotros hablo y la verdad no es algo que me guste, me disgusta la actitud que tomo en el momento que la quise besar.

Sin importar que ella estuviera junto a mí, trate de practicar el hechizo que no me sale el de el florecimiento de las plantas muertas.

-bruma recurrit, humilis requietionis est excitare soporem in´ve – maldición- dije por bajo, no entiendo por qué no puedo realizar el hechizo.

Aun con frustración paso mi vista a hacia las faldas de la colina. Puedo ver que todo el pasto esta marchito al igual que el árbol que encuentra a mis espaldas.

De pronto siento como las manos de Amalia se posan en uno de mis hombros, volteo a ver su cara en la cual mantiene una sonrisa.

-es solo falta de concentración- explico- mira vamos a hacer lo siguiente- dijo acomodándose frente a mí y tomando mis manos.

- cierra los ojos y repite después de mi- demando- bruma recurrit, humilis requietionis est excitare soporem in´ve- bruma recurrit, humilis requietionis est excitare soporem in´ve-  yo por mi parte solo seguí pronunciando el hechizo, deje de escuchar la voz de Amalia.

Abrí los ojos para encontrarme con los resultados que esperaba, ni un solo tallo de ninguna planta se había regenerado, nada absolutamente nada paso. En mi creció la frustración.

Con toda la ira que poseía en mi cuerpo golpee el suelo. Golpe tan fuerte que mis nodillos se partieron y sangraron, pero no me detenía, seguí y seguí.

-! basta ¡- sentencio Amalia de manera gentil posando una de sus manos en mi hombro. Pero a pesar de que ella me lo estuviera pidiendo, seguí sin importar que.

- dije que basta- sin verlo venir mi mano ya no podía llegar hasta el suelo, ya que había una especie de barrera que se lo impedí- mírame, mírame a los ojos Apolo- dijo tomando mi rostro en sus manos y levantándolo para que pudiera verla directamente a ojos.

- Apolo, calma. Mírame, la magia no se aprende a manejar de la noche a la mañana- dijo, pero ante de que ella terminara el campo de fuerza que tenía alrededor de mi mano se congelo para luego romperé en muchos pedazos.

¡Nuevamente sujeto mi cara con sus manos, las cuales estaba cálidas-!  mira a tu alrededor ¡, si tan solo te concentraras que intentar las cosas nuevamente en lugar de darte por vencido- me dijo seria, por mi parte trate de quitar mi vista de ella, pero esta no me lo permitía- si hubieras tomado el tiempo de esperar a que el encantamiento funcionara, sabrías que funciono.



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En el texto hay: amor, venganza, ira

Editado: 24.04.2018

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