Título 1

En el suelo de una gran sala, se encuentra un joven llorando, lamentándose por todo lo que pasaba en su vida. Marian odiaba esa vida, la odiaba tanto que llego a su límite, era tanto un cansancio mental, como físico. No era comprendida por las personas que la rodeaban, todo lo que hacía estaba mal o eso era lo que ella sentía. Se sentía en un laberinto sin salida, se llegó a plantear muchas veces acabar con su vida, pero era muy cobarde para hacerlo.

Marian vivía tan encerrada en su pequeño mundo que no se daba cuenta de su alrededor, del mundo que la rodeaba, del inmenso mar de posibilidades que tenía. Había tantos lugares por recorrer y personas por conocer.

Su mente le hacía ver solo lo negativo y horrible de la vida.

Se encontraba en un pueblo alejado de la civilización, tan pequeño que todo se conocían, las casas eran de estilo victoriano, lo que le producía una mayor sensación de soledad, los gigantescos muros de la casa la hacían sentir tan pequeña. Su rutina de todos los días incluía dar paseos interminables tanto por dentro como por fuera de la casa, pero a diferencia de otros días, este tiene algo especial.

Para comenzar, a diferencia de otros días hoy se había levantado demasiado temprano, ella no era de madrugar ya que trabajaba por la tarde, tenía una huerta con variados vegetales según la época del año, con eso subsistía, recolectaba los vegetales y los vendía en el pueblo. Hoy había aprovechado su despertar temprano y fue a alguna de las casas de los vecinos ofreciendo los productos de la huerta, no obtuvo respuestas muy amables, decían que los productos eran muy caros, que en otro lugar los conseguían más baratos y de mejor calidad pero que de favor le iban a comprar para que no se muriera de hambre... logro vender la mitad de los productos, su reloj daban las 6pm y había caminado demasiado, las casa una de otras estaban lejos por lo que tuvo que recorrer una distancia muy larga, ni comer pudo, agotada, desanimada y triste,  después de ese día desastroso, colapso y comenzó a llorar a mares en la sala de su casa.

Cuando sintió que se había desahogado lo suficiente, mucho más tranquila, se dispuso a guardar los vegetales que no había podido vender en la heladera para que no se echaran a perder. Cuando se disponía a levantarse del suelo, vio que arriba de la mesa se encontraba un espejo, al observarlo más detenidamente se dio cuenta que este era un espejo de obsidiana (Espejo negro) que uso John Dee. El espejo le permitía a John ver el futuro, comunicarse con los ángeles y los muertos.

De pronto comenzó a escuchar como la llamaban

-Marian, Marian. - susurraba una y otra vez.

Marian momentos antes no se había dado cuenta del llamado por su llanto tan estruendoso, cuando este seso, pudo notarlo, el espejo no había parado de llamarla.

Queda paralizada en el medio de la sala, con la mirada fija en dirección al espejo, sin entender lo que estaba pasando, luego de un momento que para ella se sintieron como horas se acerca al espejo y queda frente a él, lo primero que vio fue su reflejo, su cara demacrada por tanto llorar y su cuerpo demasiado delgado, se dijo a ella miasma “que patética”.

Se concentro más en el espejo y noto que este tenía tallado en el marco una inscripción en esta se leía “Como el sol, como la luna, como el agua, como el oro, sé claro y brillante y refleja lo que hay en el fondo de tu corazón.”

-Marian, tú eres la elegida. -  este le dijo, ella asustada se aparto

¿Elegida? Era la única palabra que su cerebro repetía en forma de pregunta. Este volvió hablar.

-Hace millones de años, en la tierra excitan dos fuerzas opuestas y complementarias, pero interconectada entre sí. Un día esas dos fuerzas una llamada yin (la oscuridad) y otra llamada yang (la luz), decidieron salir del mundo espiritual y conocer el mundo de los humanos. Eran los que mantenían en un equilibrio los dos mundos. La oscuridad tomo forma de mujer y la luz tomo forma de hombre. Todo estaba en un completo equilibrio hasta que la parte yang llevo a cometer traición a la parte yin y la daño. – Marian estaba siendo atrapada por la historia que contaba el espejo. - Las dos fuerzas se enfrentaron, pero al no haber un ganador, cada una tomo un camino distinto, era tanto el enojo que la oscuridad tenia que el equilibrio en el mundo de los humanos se comenzaba a perder. Mientras la mujer iba caminando fue atacada por dos magos que sabían quién era ella y deseaban provocar el caos en la tierra, después de una larga batalla y sin fuerzas le clavaron una espada en el corazón, provocando la muerte y su espíritu fue capturado en una caja. - Marian para esa parte de la historia ya estaba sentada de nuevo en el suelo con el espejo en la mano, viendo su reflejo, pero escuchando la historia que narraba este. - Los mismos magos luego de terminar con la oscuridad fueron a buscar a la luz, no lo encontraron tan lejos de ellos, ya que este arrepentido de lo que había hecho buscaba a la oscuridad. Ellos también entraron en otra larga batalla, pero, cuando estaban a punto de matar a la luz este se rindió dejando sorprendido a los dos magos, lo que ellos no se imaginaron fue que la luz abandono el cuerpo humano y en un abrir y cerrar de ojos volvió al mundo de los espíritus.

El espejo dejo de hablar y Marian se preguntaba ¿Cuál era el final de la historia?

-¿Quieres saber lo que paso luego? - Hablo el espejo

-Si. - dijo Marean con la voz temblando.

-Luego que la oscuridad fuera encerrada y la luz abandonara el mundo de los humanos la tierra cayo en un caos. Se necesita de ellas para estar en equilibrio, no hay oscuridad sin luz y no hay luz si oscuridad. Por eso te necesito.

¿Cómo podía necesitarla? ¿para qué? Su mente se llenó de miles de preguntas, pero no hablaba porque tenía miedo.

-Tu eres la elegida, debes encontrar la caja. -  dijo el espejo.

- ¿Elegida? - se atrevió hablar