La otra cara de la luna

CAPITULO 13.

En cuanto Lían llego a la cafetería, pidió un café negro y unos pastelitos. No sabía la razón de la urgencia de Luana, tenía curiosidad, pero también tenía unas inmensas ganas de verla. Antes de ir a la cafeteria, dejo una nota en la cocina para Elisabeth. En cuanto ella llego a casa, se encerró en su cuarto. No quiso molestarla, a pesar de que le inquieta mucho su actitud.

Luana entro con una amplia sonrisa en sus labios. Estaba feliz de ver a Lían después de una semana, no habían podido verse gracias a sus estudios. Lían se levantó en seguida y corrió a abrazarla, levantándola un poco de suelo. Ella le pego levemente en el pecho para que la bajara.

-oye –dijo avergonzada por como los demás los miraban.

Lían bajo a Luana con una sonrisa en sus labios.

-así saludas a tu novio –se acercó y le planto un beso en los labios, para después ir a la mesa.

-te extrañe –le dijo Luana –deberíamos salir este fin de semana.

-me parece genial –dijo Lían guiñando un ojo. Algo que hizo sonrojar a Luana. Todavía surgía efecto el truco.

-bien, vamos al punto –hablo Luana después de sentarse.

-está bien, te escucho.

-se trata de Elisabeth y Evan –Lían la miro sorprendido.

-así que, tú sabes que les pasa a esos dos –Luana hizo una mueca dudosa.

-no exactamente.

Luana, después de pedir una aromática con unas galletas, le conto detalladamente lo que últimamente rondaba en su cabeza.

. . .

El sábado en la mañana Luana y Elisabeth habían acordado ir a un centro comercial a agendar citas y comprar vestidos para el próximo viernes, que sería su día de graduación. Luana noto la cara cansada y triste de Elisabeth, parecía que no dormía en días y sus ojeras eran notables.

-Elisabeth, ¿quieres ir por una malteada? –ella asintió.

Elisabeth pidió una malteada de cereza y Luana una de vainilla. Se sentaron fuera del local.

- ¿Qué pasa? –hablo Luana preocupada, Elisabeth la miro sorprendida.

-nada –dijo nerviosa. Luana soltó una risita.

-no sabes mentir –dijo negando con la cabeza.

Elisabeth suspiro y sonrió.

-tienes razón –se quedaron en silencio unos minutos, Luana no quería presionarla, así que decidió aguardar –es Evan, tenías razón.

- ¿el qué?

-me enamore de un amor no correspondido.

- ¿Por qué estás tan segura? –Elisabeth la miro incrédula.

- ¿quieres que le pregunte? –hablo sarcástica.

-te vuelto hacer la pregunta –Elisabeth frunció el ceño. Luego dudo sobre la pregunta de Luana.

Estuvieron calladas un largo rato, hasta que Luana le pidió que la acompañara a casa de Lían a recoger unas cosas que había dejado ahí.

. . .

Lían y Evan llevaban más de cuatro horas jugando Colín McRae Rally, en la pantalla del televisor de la sala de Lían. Él estaba algo nervioso, necesitaba hablar con Evan, pero no había soltado palabra diferente al juego. Tomo un suspiro y pauso el juego.

- ¡oye! –exclamo Evan - ¿Por qué lo has pausado?

-hay algo que quiero saber.

Evan suspiro y dejo el control de lado.

-te escucho.

-se lo que paso en la rueda de la fortuna aquella noche –Evan se sorprendió, logrando colocarse nervioso - ¿Qué es lo que realmente sientes por Elisa?

Se quedó helado, las manos le sudaban, no sabía cómo responder esa pregunta. Se mordió el labio inferior nervioso.

-Evan –hablo Lían con voz firme.

-la quiero –lo soltó sin más.

- ¿Cómo?

-como mujer –dijo en susurro.

Lían suspiro y se quedó callado un momento.

- ¿sabes? Las oportunidades buenas se presentan una vez en la vida. Uno decide si aceptarlas o rechazarlas –hizo una pausa –ahora, el que da las oportunidades, espera tener buenos resultados en su elección, sin conocer al seleccionado.

Evan hizo una mueca.

-sabes perfectamente lo que significa Elisabeth para mí. Si crees que es una buena oportunidad, promete dar buenos resultados.

Evan lo miro dudoso.

-no vas a interponerte –pregunto Evan, Lían sonrió.

-Elisa no es una niña, y tampoco puedo protegerla en una bola de cristal todo el tiempo, le haría daño y jamás me lo perdonaría.

Evan asintió pensativo. Estuvieron en silencio durante un largo rato.

- ¿me has dado tu permiso o algo así? –hablo Evan con el ceño fruncido. Lían soltó una carcajada.

-claro que no –hizo una pausa, parecía dudoso, como si intentara ordenar las palabras que quería expresar –aunque me contradiga un poco, quiero proteger a Elisabeth de una forma que no pueda sofocarla, ¿me entiendes? –Evan asintió.

-te entiendo, se perfectamente lo que ella significa para ti. Aunque me dé un poco de celos –lo admitió.

Lían lo miro sorprendido, para luego sonreír.

-oh vamos, Elisabeth es como mi hermanita.

-lo sé.

Después de que hablaran otras ciertas cosas, Evan decidió que iría en busca de Elisabeth y aclararía las cosas. Se despidió de Lían y camino a la salida. Preciso cuando iba a salir tocaron el timbre. Abrió en seguida.

-Hola –saludo amablemente Luana.

-Hola –le devolvió el saludo con una sonrisa –Lían está en la sala.

-gracias –Luana entro enseguida.

Cuando dio un paso fuera de la casa, se topó con la mira de Elisabeth. Se sorprendió. Una corriente de satisfacción lo lleno.

-Hola –hablo Elisabeth con una voz neutra.

Elisabeth noto la mirada sorprendida de Evan. Al no tener respuesta alguna, prefirió ignorarlo y pasar a un lado de él. Al pasar al lado de Evan, él agarro el brazo de Elisabeth, deteniendo su camino. La arrastro hasta acera de calle, junto a el auto del padre de Evan. Elisabeth no protesto.

En cuanto la soltó ella cruzo sus brazos sobre su pecho y frunció el ceño.

- ¿Qué te pasa?

-sube –ella suspiro.

-no entiendo tu comportamiento.



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En el texto hay: emociones, amor juvenil, amistad amor

Editado: 27.04.2020

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