Ni siquiera supo en qué momento ocurrió solo que el piso lo había recibido y su cara escocia.
— ¡Mark! ¿Acaso estás loco?
—Mshdksñmesb
—Si claro imbécil entendí —el rubio abrió los ojos y se encontró con el rostro preocupado de Kate— Necesitas levantarte que sola no puedo cargarte
Mark logró levantarse y junto con Kate llegaron a la sala de su departamento donde se desparramo
—Mira cómo te has dejado la mejilla imbécil
—Déjame —balbuceo, la pelinegra se sentó frente a él con alcohol y unas gasas e intentó limpiar el golpe que se había hecho— No Kate
— ¿¡Sabes que!? Estoy harta, sé cuán perdido te sientes, pero tienes responsabilidades, no puedes simplemente embriagarte y perderte de este modo. O tratas de mejorar o te llevo a una clínica.
—Tuuuu queee saaaabeeees —Mark se golpeó el pecho— No sabeees cuuantoo dueeleee aquí
Kate tuvo que parpadear para controlar las lágrimas en sus ojos, abrazó a su mejor amigo solo bastaron unos segundos para que Mark comenzara a llorar aferrado el pequeño cuerpo de Kate.
—Tranquilo, todo saldrá bien tienes que ser fuerte, verás que todo este dolor valdrá la pena cuando los recuperes.
Kate se quedó ahí esperando hasta que Mark se calmó y se quedó dormido. Odiaba verlo de esa manera, le dolía el corazón, pero no había nada que pudiera hacer por él.
Lucas le había contado que Luke estaba furioso por algo sucedido con Bianca y les había pedido que no fueran por un par de meses hasta que ella lograra recuperarse.
Los dos llegaron a la oficina, para nadie era novedad ver a su jefe llegar de esa manera, todos apartaban la mirada cuando él llegaba.
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Lo vio llegar junto con ella, siempre estaba con Kate ¿Acaso se la estaba tirando? No, su hermana no podía hacerle eso.
Sabía que le pasaba al imbécil de Mark se lamentaba por su estúpida mujer.
¿Cómo era posible? La había botado solo para arrastrarse como un imbécil tras ella.
Pero ella sabía muy bien lo que sucedía y lo que él necesitaba, porque nadie más lo conocía cómo ella.
Para que Mark fuera feliz, esa debería desaparecer.
Y sabía muy bien cómo lograrlo, pronto su amor volvería a ser feliz con ella a su lado.
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Quince días después Kate llegó a su límite, siempre estaría para su amigo, pero no pensaba dejarlo autodestruirse.
— ¿A dónde vamos Kate? —el rubio iba tras ella con una resaca terrible, transpiraba tanto alcohol que la ducha no había servido para nada.
— ¿Qué hacemos aquí? —Pregunto cuando se detuvieron frente al lugar— ¿Acaso es un grupo de alcohólicos?
Kate lo fulmino con la mirada.
—No estúpido, es un grupo de apoyo, lo conocí cuando... tú sabes cuándo mamá.
Mark la miró no podía creer que Kate lo había arrastrado hasta ahí, pero una mirada bastó para que ni siquiera se moviera, Kate podía ser de la mitad de su tamaño, pero era capaz de arrastrarlo.
—Quiero que entres, no es necesario que participes, solo entra por favor, estaré aquí afuera esperando.
— ¿No te iras cierto?
—Sabes que no, así que mueve ese precioso culo tuyo allá dentro.
—Tenías que aprenderle a Miranda —murmuró entre dientes, pues sí Kate lo escuchaba lo castraría.
Mark entró al lugar, era un lugar realmente hermoso y la tranquilidad te invadía desde que ponías un pie dentro.
Lo primero que llamó su atención fue una cabellera roja tan intensa que por un momento creyó que era Bianca, pero no, era una chica que estaba sentada simplemente oyendo a los demás hablar, le sorprendió que llevara una chamarra tan gruesa pues en esa época del año el calor era bastante considerable.
Fue la primera de muchas veces que Mark acudió al grupo, no participaba, pero lo calmaba escuchar a los demás. La pequeña chica roja tampoco participaba, solo se sentaba.