—Mamá, pero ¿Por qué tenemos que irnos? A mí me gusta esta casa —dijo Andrew mientras su hermana lo miraba.
—Ya les he explicado, mamá tiene que regresar a atender su negocio y ¿Recuerdan el secreto que el tío Parker les dijo? —los dos pequeños asintieron— Bueno pues también por eso y ¿Acaso no quieren ver a los abuelos y sus tías más seguido?
— ¡Siiiiiiii! —chilló Amber y es que ella sí estaba emocionada por ir a Nueva York, sin embargo, Andrew parecía no querer ceder.
—Sí, eso está bien, pero y ¿el abuelo y el tío Thomas y Liam?
—Bueno, el abuelo y el tío Thomas irán en un par de semanas. Liam, bueno pues vendremos a verlo o él ira a verlos, no debes preocuparte corazón.
Bianca termino de acostarlos y salió para empacar lo último ya que en tres días partirían. No les había dicho nada a los niños primero iría a hablar con Mark.
El sábado estarían en Nueva York y ella aún no se sentía lista para enfrentarlo ¿Sería capaz de verlo de mano de aquella mujer? ¿De verlo feliz?
Esperaba hacerlo, no por ella, por los niños tal vez cuando viera que él había hecho su vida nuevamente ella sería capaz de lograrlo de igual forma.
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— ¿Estás segura de esto?
—Luke es decisión de tu hermana ya decidiste apoyarla ahora hazlo.
Bianca le sonrió a Mike, estaban en un hangar privado a pesar de su negativa, su padre les preparo su avión para ir a Nueva York.
Amber estaba mirando a su mellizo, Andrew estaba triste, eran demasiado unidos y Bianca esperaba que todo saliera perfecto.
Se despidieron de Mike, Thomas y Liam para ingresar al enorme avión, eso pareció animar bastante a su pequeño rubio pues parecía fascinado con el lujo dentro de él.
Después de unas cuantas horas aterrizaron en Nueva York, sus hijos y Leila habían dormido todo el viaje y Bianca estaba demasiado nerviosa como para hablar con Emma o con Luke, así que se había mantenido alejada de ellos.
El día comenzaba en la ciudad, Nueva York apenas comenzaba a despertar, Mike ya tenía todo preparado para ellos, le había ofrecido a buscar una casa, pero Bianca no acepto sus hijos ya tenían su casa y se imaginaba que a Mark ya no le interesaba el lugar, así que ella pensaba ocuparlo.
Un chofer los esperaba a las puertas del hangar, por fin había llegado a la ciudad donde hace poco más de siete años se fue con el corazón roto y hoy regresaba, pero ya no era la misma mujer, sí tenía que enfrentar a Mark sería con la frente en alto ahora encontraría a una mujer diferente de aquella chica dolida que partió. Al fin y al cabo, ella no había sido la culpable.
Ahora tenía el apoyo de su familia, sus hijos, así ya nada sería igual.
La casa que Luke había comprado estaba ubicada cerca de Central Park, la casa de Bianca estaba más a las afueras al igual que la de los Turner, por suerte el tráfico estuvo de su lado y no tardaron mucho en llegar.
Todo fue en silencio durante el viaje, cuando llegaron al hogar de Luke y Emma ya todo estaba arreglado, solo hacía falta acomodar las cosas más personales.
Andrew, Amber y Leila estaban fulminados por lo que siguieron durmiendo en una de las habitaciones. Emma y Luke hablaban en la cocina cuando Bianca bajo.
—Voy salir
— ¿Irás a verlo?
Preguntó bastante molesto Luke y se ganó una mirada furiosa por parte de Emma.
—No, Luke iré a La Mia Vita y después iré a ver a una amiga mañana serán los Turner y pasado mañana veré a Mark.
Su hermano asintió y Bianca salió de la casa, se sentía un poco abrumada por la ciudad, tantos años fuera de ella cambiaba todo.
Cuarenta minutos después llegó al Time Warner Center el cual ya estaba abarrotado, septiembre ofrecía un clima agradable, no pudo evitar sentirse feliz cuando llego a su joyería estaba tan emocionada por volver a estar ahí.
—Bienvenida a La Mia Vi... ¡¡BIANCA!! —Lily salió corriendo para abrazarla— ¿Pero... pero...? ¡Oh Dios! ¡Te vez hermosa!
Bianca y Lily se abrazaron por bastante tiempo, después se pusieron al día respecto a sus vidas y por último en cuanto al negocio