La perdición de Aiton

Capítulo 9: Aiton

Se suponía que tenía una cita con Amanda, la chica de la app, pero ella la pospuso porque debía quedarse en el hospital, pues es enfermera, y yo me sentí aliviado. No tenía ganas de salir.

Mi madre insiste que London se vaya a su casa y estaría encantada en ayudarla con la bebé, y sé que es una buena decisión, ya que mi madre dispone del tiempo que yo no, sin embargo, me siento más tranquilo teniéndolas a ambas en mi casa.

Mis hermanos opinan igual que mi madre. Tienen miedo que me involucre más de la cuenta y repita alguna historia pasada.

Tal vez lo mejor sería preguntarle a London, saber que es lo que ella opina, si está más cómoda en mi casa o con mi madre.

Golpeo la puerta de la habitación, nadie responde y decido entrar. Escucho el ruido de la ducha y asumo que ella se está duchando.

Me arrimo a la bebé durmiendo en el huevito pensando que necesita una cuna. Ella hace una mueca para ponerse a llorar y me tomo el atrevimiento de tomarla en brazos.

No soy un inútil sosteniendo bebés a pesar de no haber tenido a mis sobrinos de bebés. He levantado bebés de alguna que otra clienta. Resulta que los bebés se sienten cómodos con mi presencia.

Acuno a Orina, ella agarra mi dedo provocándome una sonrisa sincera.

—Pensar que yo te vi nacer, te conocí cuando apenas tenías unos segundos de vida. —musito en voz baja. Me arrimo a la ventana y observo los pájaros del árbol de la calle—. Algún día tu mamá conocerá a un hombre que se convertirá en tu papá, aun así yo seguiré siendo parte de tu vida. Te vi nacer y quiero verte crecer hasta que te conviertas en una mujer fuerte y luchadora como tu madre.

Y al decir en voz alta, pensar que un hombre entrará en su vida y la convertirá en su hija me produce algo extraño que no logro identificar, o no estoy seguro de querer hacerlo.

—Dudo que crezca con un padre.

Me giro despacio y ahí está London luciendo una bata de baño y el cabello rubio mojado.

—Lamento haber entrado, golpeé, Oriana…

—No te preocupes. Te escuché murmurar y eso fue bueno o habría salido desnuda.

Trago con fuerza. London tiene un lindo cuerpo, incluso tras haber dado a luz hace tres meses. Imagino que el baile la mantiene en forma. Si bien la vez que la vi en el club no presté atención a lo que llevaba, solo vi a una mujer queriendo zafarse de un hombre.

—Menos mal que no. No porque no me parezcas guapa, es solo…

Ella ríe.

—Comprendo.

Acomodo a la bebé durmiente en su huevito.

—Te quería preguntar si deseas mudarte con mi madre. Ella te ofrece una habitación en su casa, le gusta la compañía y está enamorada de tu hija. No es que no quiera que te quedes, no te estoy echando… —ella ríe—. Dime que opinas y evita que yo siga hablando.

Rayos, me siento como un idiota yéndome por las ramas.

Parece que perdí la capacidad de hablar cuando estoy con London y no estoy acostumbrado a eso con nadie. Suelo ser bueno con las palabras y muy preciso. Con ella no dejo de querer decir involuntariamente lo incorrecto.

—Tu madre lo mencionó e iba  hablar contigo para decirte que aceptaré su ofrecimiento. Dice que tú trabajas mucho y como estaré trabajando para ella, sería más cómodo en su casa. Incluso me dijo que aún conserva algunos muebles y cosas de bebés de ustedes.

—¿Y qué opinas?

—Que estoy dando demasiadas molestias y si no tuviera a mi hija, ya me habría ido.

—No molestas. Queremos ayudarte respetando tu espacio. No quiero que te sientas prisionera.

—No te preocupes. He aceptado el trabajo con tu madre, cuando termine de ayudarla en la casa, lo haré en su club de ancianos, una vez que pueda acomodarme me mudaré a algún lugar propio con Oriana y comenzaré a pagarte lo que te debo.

—Quiero que te olvides de la deuda conmigo. Me pagarás cuando puedas y no se sientas mal, yo me ofrecí y dinero no me hace falta por ahora. Dijiste que querías estudiar.

—Sí, mi deseo era ser maestra de preescolar.  

—No tienes que hablar en pasado.

—Me temo que tengo otras prioridades antes que pensar en estudiar. Hice un semestre de la carrera mientras estaba en Cosmo’s. Era buena estudiante en la secundaria y logré entrar en la Universidad. Lo dejé tras comenzar a trabajar con Sander. Por lo pronto, me conformo con el trabajo que me dio tu madre y hacer lo que dije en el orden que lo dije. Mi hija está por encima de mis sueños y metas.

—Eres una buena madre y Oriana tiene suerte de tenerte.

—Espero que lo piense cuando sea mayor y descubra mi pasado. —comenta acercándose a su hija.

—Te amará el doble.

Nos quedamos mirándonos, ella aparta la mirada y se levanta.

—Debo vestirme y alimentar a Oriana.

—Sí, lo siento—camino hasta la puerta—. Le avisaré a mamá que te mudarás con ella y mañana mismo puedo ayudarte a llevar las cosas.



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En el texto hay: intriga, comedia romantica, drama

Editado: 27.07.2023

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