ESTA BIEN, SEGURO. Pensó ella. Era una línea un poco anticuada, pero funcionó. Helena sintió que sus rodillas temblaban un poco y su corazón comenzaba a latir con fuerza. Las puertas del ascensor se abrieron, Christian puso su mano sobre su espalda empujándola delicadamente a que entrara primero. Su pulgar e índice aterrizaron sobre la piel desnuda. La piel de gallina estalló incluso cuando el calor se derramó a través de ella.
—Veo que dejaste a Venus en tu habitación—dijo él.
—Pensé que era lo mejor. Siempre me siento mal cuando me voy a divertir sin ella, pero está viendo una película.
Christian pulsó el botón del segundo piso.
—¿Perdona? ¿Tu perrita está viendo una película?
—Esto, sí. Y tengo que decir que la colección de DVD en el armario es fabulosa. Me costó decidirme, pero al final me decidí por todo un clásico, La Dama y el Vagabundo porque Venus le gusta Dama. Esa es su cosa, el perro de la película.
La mirada de Christian nunca abandonó su rostro, pero se sintió mentalmente a la deriva. Parpadeó.
—No entiendo—le dijo—Eres la misma mujer que puede correr como el viento mejor que nadie.
Las puertas se abrieron y salieron.
—Sí, esa soy yo.
—Sin embargo, ¿pusiste una película para tu perrita?
—Realmente no veo cómo se relacionan los dos conceptos. —respondió ella.
—Yo tampoco. Por aquí. —añadió el.
Juntos caminaron por un largo pasillo. Una suave iluminación salía de las docenas de habitaciones por las que pasaban y de mucho espacio. Dar una vuelta alrededor de cada piso cubriría las necesidades aeróbicas de cualquier persona durante el día.
—Escuché que tu hermano no podrá unirse a nosotros esta noche, —dijo Christian.
—Llegó el resto del equipo y quería supervisarlo el mismo. Si me preguntas, no estaba muy convencido por tener que vestirse para la cena. Se lo perdió. Estoy segura de que la comida será increíble.
—Espero que todo lo que encuentres te agrade.
Su voz baja raspó a lo largo de su piel desnuda como un trozo de tela sedosa. Helena sintió una extraña sensación, como una especie de temblor, y un sobrecalentamiento en el espacio. Tenía que controlarse. Con los tacones que usaba, un paso en falso podía ser una caída dolorosa.
Giraron a la derecha en una gran columna y entraron en lo que supuso era un comedor pequeño e informal. Pero para ella era como si le pidieran que comiera en las partes acordonadas del Museo Británico. Una mesa larga estaba en el centro de la habitación, frente a unas enormes ventanas de puertas francesas. Por el número de sillas apoyadas contra la pared, supuso que podría expandirse y acomodar por lo menos veinte o tal vez más comensales. Dos candelabros antiguos de pared flanqueaban un gran tapiz que representaba a una mujer joven en una especie de bote. Basándose en su vestido, Helena supuso que la escena era de mediados del siglo dieciocho.
Tres candelabros proporcionaban luz sobre la mesa, pero en lugar de utilizar bombillas, centelleaban con la luz de las velas. Varios apliques se alineaban en las paredes, brindando más iluminación al entorno. Un largo buffet donde había cubetas de champán con hielo y botellas sin abrir de vino tinto y blanco, junto con una variedad de licores. Dos hombres con bandejas de canapés rondaban por la puerta, y no había ni un gato a la vista.
—Perfecto. —dijo Helena mientras ella y Christian paseaban a lo largo de la habitación.
—Me alegra que te guste. ¿Champagne?
—Si por favor, no conduciré hasta mañana al medio día.
Christian abrió la botella con una facilidad que la hizo sentir como un extra en una vieja película de Audrey Hepburn, luego acepto la delicada copa de cristal. —¡Por nuevas aventuras! —dijo él, acercando su copa a la de ella—. Y aquellos con quienes las compartimos.
Helena pensó que este no era el momento para su broma inusual, cuando solían brindar, por lo que sonrió antes de tomar un sorbo. las burbujas líquidas le hacían cosquillas en todo el camino por la garganta. Oh, sí. Esta era la buena vida con seguridad, pensó.
Un hombre alto que Helena no había conocido entró en el comedor. Basándose en su buena apariencia y porte elegante, pudo adivinar y decir que era otro miembro del clan Marshall. Bingo, pensó cuando Christian lo presentó.
Editado: 07.01.2023