Rius
Me sorprendo por la agilidad desesperada con la que corre esa niña, pero no tengo ninguna razón para mover un solo dedo por ella o por ellos. Solo soy un simple espectador, y además, uno que no es tan bien recibido.
Me detengo meditando en silencioso hasta que la oscuridad pronto se apodera del cielo. Aquí aún se pueden apreciar las estrellas, no es como en la capital de Francia, pero aun así la belleza nocturna de los valles suizos, de mi verdadero hogar, son inigualables. Camino en dirección a una alameda que divisé el día de ayer. Por aquí transcurren unas delicias y no debo desaprovecharlas. Abel solo me ofrece una insignificante cantidad de comida, yo, un sangrepura necesito más.
Mi apariencia ayuda a captar rápidamente a un adolescente. Es morena y voluptuosa, vestida como lo está, no parece ser una chica de su casa. Menos pensaría eso al cómo se me insinúa tan provocativamente. Una mirada más e iré a su lado, yo no soy de esperar.
Las banquetas son de compacto cemento. Hay muchos jóvenes alrededor nuestro, pero la tenue luz amarilla es perfecta para evadir las indiscreciones. Me siento a su lado, soy cortés y le pregunto su nombre. Por lo menos es bonito "Karina". Ella queda hipnotizada por mis ojos, yo no quiero perder más tiempo y la guío delicadamente del brazo hacia otro lugar. Un callejón oscuro estará bien, sé que no gritará con mi poder.
Ella trata de besarme, pero no quiero sus labios, quiero su sangre. Odio este tipo de presas que quiere mimos y caricias, no se dan cuenta que han caído en una red que las asfixiará hasta matarlas. Llegamos a un tranquilo rincón oscuro y la acorralo contra la pared, a ella le gusta. Está como ida y solo mantiene una sucia sonrisa. Mi nariz olfatea su cuello y ella se retuerce a mi tacto. Su piel es fina y tersa, mis colmillos la desgarran con facilidad. Por fin he saciado mi seca garganta, el problema viene después de esto.
Ella se convertirá en un neosere si no la mato antes. Odio esta parte de la comida.
Su cuerpo pálido y al borde de la muerte cae de golpe al húmedo suelo, yo aprovecho que mis manos están desocupadas para limpiarme la comisura de mis labios que tienen la evidencia de su sangre. ¿Ahora qué? ¿La quemo? ¿La descuartizo y la entierro en lo más profundo del bosque? ¿O la convierto en mi sirviente? No, yo jamás tendría lacayos. Son un estorbo.
Decido descuartizarla y luego quemarla, así que la tomo entre mis brazos y la transporto junto a mí. El mejor lugar es ese frondoso bosque a las afueras del suburbio, el que queda cerca al colegio de Riley. Hablando de ella, ¿habrá podido encontrar ya el cadáver de su amigo? Espero que ese Badami haya hecho un buen trabajo.
Cuido de que nadie se percate de mi sospechoso comportamiento y en un cuarto de hora llego al alejado bosque. Ya en la entrada siento el aura de Badami y también la del mestizo. ¿Están peleando aquí? Los sonidos fuertes y sordos confirman mi pensamiento.
Llevo el cuerpo conmigo a observar lo que está pasando y no me toma mucho encontrarlos.
Odio ver a un hombre lobo convertido, parece un feo oso flaco y peludo. Y esa mala costumbre de Badami también es irritante, el jugar con su presa le hace sentir siempre como un ser supremo, por eso lo hace con tanta diversión.
Observo la escena escondido detrás de un árbol. Badami patea el cuerpo del mestizo, por lo que veo también se ha transformado en un peludo humanoide-lobo. ¡Que repugnante seres! Ojalá se maten entre ellos. Pero sin duda, Eliot morirá, no se puede comparar con un sangrepura a pesar de que demuestre la más gallarda valentía.
Bueno, proseguiré en lo mío. Pronto el cuerpo de esta chica morirá y despertará. No quiero que lidiar con su transformación. Extiendo mis manos y afilo mis dedos para poder traspasar de un simple golpe los músculos y huesos de su cuello. Sin embargo, una pequeña voz conocida me detiene. <<¡Suéltalo!>>, grita con aplomo.
Me incorporo para poder observar lo que está pasando y me asombra que tan pequeña cosa se atreva a ordenarle aquello a un hombre lobo transformado.
Morirá. Sin duda lo hará.
Qué niña tan entrometida es. Nunca he conocido a una humana tan temeraria a pesar de ser solo un inútil saco de carne.
—¡Diablos, Riley! —Ruge Eliot desde el suelo. Tiene las piernas rotas y el brazo dislocado aunque quiera levantarse no podrá hacerlo por un rato— ¡¿Qué haces aquí?! ¡¡VETE, MUJER!!
Deberías hacerle caso niña tonta. Aún puedes librarte de esto. Badami no podrá hacerte nada si tú no lo agredes primero. Es la regla.
—¡Mi padre ya viene en camino, Eliot! —Grita para que pueda ser oída con claridad. A pesar de todo, ella mantiene una distancia prudente.
Badami parece irritado y cualquiera lo estaría si vienen a interferir en su juego.
—Qué humana tan chismosa —lo escucho murmurar y de un brinco se desplaza hasta quedar frente a Riley. Ella del espanto cae rendida de espaldas frente a la imponente presencia del hombre lobo.
Badami parece disgustado, pero no creo que la ataque... ¡Ups, me equivoqué! ¡Qué se puede esperar de un idiota sanguinario!
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Editado: 25.03.2019