UNA SEMANA DESPUÉS
Junior High School (JHS) es gigante. El recinto cuenta con 3 edificios: ND (No-Designados), A (Alfas), y O (Omegas), los cuales estaban separados por murallas. De este modo lograban su objetivo de mantener separadas las designaciones más problemáticas: alfas y omegas. Sin embargo, todos los estudiantes pasaban por el Edificio ND, el cual estaba ubicado estratégicamente en el medio, separando los otros dos edificios.
La preocupación de Ocean y Noah seguía en aumento. En su salón de clases, quedaban menos de la mitad. Muchos habían sido transferidos a los edificios de los lados. Sin embargo, al contrario de lo que podrían pensar, los mejores amigos estaban más cariñosos que nunca. Ambos se dirigían a la azotea del edificio ND, colocaban su manta en el suelo y se acurrucaban en la sombra para visualizar las nubes.
Ciertamente, la cabeza de Ocean estaba hecha un lío. Principalmente, aceptó sus sentimientos. Él estaba irremediablemente enamorado de su mejor amigo.
“Pero es que, ¿cómo no hacerlo?” Se preguntaba.
Noah era un poco más bajito que él, tenía unos asombrosos ojos marrones acompañados de unas increíbles pestañas rizadas. Encima, aquellos ojos se veían, por alguna razón, aún más increíbles con su piel bronceada. El cabello sedoso, también marrón, brillaba con la luz del sol, revelando que realmente era de un tono tirando a rubio, es decir, castaño.
Él, Ocean, era completamente opuesto. Tenía unos ojos azules que si bien eran increíbles para el más bajo, aun así Ocean los odiaba, porque él sentía que no resaltaban para nada en su piel amarillenta llena de granos. Su único fuerte era su cuerpo fornido sin hacer ningún esfuerzo, solo genética envuelta. El cabello marrón oscuro, peinado hacia atrás, tampoco le hacía ningún atractivo.
Al menos, eso creía él, porque Noah era tan dulce en todos los aspectos y en muchas ocasiones le repetía que era guapo.
Pero, Noah es así.
Noah es el típico amigo que siempre tendría un cumplido para ti, llenaría todas tus redes sociales de comentarios animándote y siempre estaría dándote abrazos y buenos consejos.
Ocean se sentía tan arrepentido y desesperanzado.
“¿Por qué no me di cuenta? Si me hubiese dado cuenta antes de mis sentimientos, no hubiese permitido que nos hiciéramos mejores amigos.” Pensó, sin querer, liberando un suspiro que alertó al más bajo.
Noah alzó la cabeza y frunció el ceño.
—¿Por qué suspiras?, ¿qué ocurre? —Preguntó, colocando su barbilla en el pecho ajeno y prestando toda su atención al más alto.
Ocean hizo todo su esfuerzo para mirarlo. La posición en que estaba era incómoda. Pero, al hacerlo, no pudo evitar acariciar el cabello de su amigo y bajar el gesto hacia su espalda. Quizás estaba alucinado, pero podría jurar que Noah tembló ligeramente bajo su toque.
—Estuve pensando, y, ¿no crees que sería mejor si no compartimos la misma designación…? —Vaciló.
Noah se alejó bruscamente de Ocean y este último supo que la había cagado al mencionar el tema. Ambos pelearían, lo sabía.
—¿Y estar en un edificio diferente? Ni hablar. Me niego rotundamente. No quiero.
La actitud berrinchuda de Noah, envió punzadas de irritación en el pecho del más alto.
—Estar en un mismo edificio no vale si eso significa que dejaremos de ser compatibles.
—¿Pero de qué estás hablando? —se filtra un tono herido en la voz de Noah. —¿Por qué dices eso? Aún seremos compatibles. No hay forma de que dejemos de serlo por tener la misma designación. Dime, ¿quién te metió esas ideas absurdas en la cabeza?
Dolió. El corazón del más alto estaba doliendo y ni él mismo sabía por qué.
—Nada, olvídalo, —gruñó de visible mal humor.
—No. Ahora me dices, —se cruzó de brazos.
—Noah, mejor dejemos el tema.
—¿Por qué?
—No estoy de humor.
—Bueno, tú trajiste el tema primero sin pensar si estoy de humor para hablar de esto. Me dejaste con dudas y ahora quiero respuestas. ¿Es que cambiaste de opinión?, ¿por qué? Dime.
—Noah, ¡ya basta! ¡Olvídalo! —gritó.
Ambos quedan en silencio después de eso. Aquella fue la primera vez que Ocean le gritaba al más bajo. A Noah no le gustó y agarró el pequeño bolso de tela donde estaban los contenedores de almuerzo que habían comido antes. Ocean lo tomó del brazo para detenerlo.
—Noni… Lo siento mucho. No fue mi intención gritarte, —su voz sonó herida.
Los ojos de ambos brillaron por la intrusión de lágrimas que fueron acumulándose en un momento.
—Por favor, no te vayas.
Noah sintió su pecho derretirse y aquello lo confundió más de lo que estaba. Necesitaba estar a solas un rato, para pensar y procesar sus emociones. Ambos estaban sensibles con el tema. Nada nuevo surgirá si no se calman antes.
—Hablamos luego —murmuró Noah para luego abandonar la azotea.
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Editado: 22.09.2023