La primera araña

¿Ijuw o Boe?

La luna caminaba dejando de lado la laguna, mientras que los líderes y los asistentes hacían reverencia a la araña celestial sobre las ramas de los árboles; en tanto que las ancianas se acercaban al cuarteto de arácnidas. Todos sabían que era necesario ayudar a su creadora, pero, los relatos decían que sólo tres arañas podrían partir con ella, éstas tenían que representar a su tribu. A su vez, las leyendas decían que las arácnidas elegidas tenían un pasado común con la primera araña, también, se mencionaba que el pequeño grupo seleccionado cada tres mil años debía de contar con ciertas habilidades que favorecieran a Areop Enap a lograr su meta.

–Jóvenes –habló Niwe, uno de los más sabios de la región minera–; ustedes son los elegidos para guiar al maravilloso artrópodo, y como ya saben, es un honor realizar este recorrido.

 

Todas las arañas observaban silenciosas y emocionadas, las más pequeñas se ocultaban detrás de sus hermanas, mientras las mayores se asomaban con curiosidad sobre las ramas. Las elegidas miraban sorprendidas a Niwe, mientras, las delgadas patas de Kinza temblaban, Dowinyogo había caído sobre sus patas pensativa, y Ludwing sonreía emocionada, quien casi brincaba de la emoción. Los ojos de Niwe, a pesar de los años miraban a Arep con respeto y curiosidad.

–¿Tenemos que ir, a dónde?

–A la Bahía de Anibare – exclamó Magoyo, el líder de las costeras.

Las tres arañas lo miraron asustadas, las demás sólo susurraban e intentaban ver y escuchar la escena que acontecía sobre las rocas.

–Pero –gritó Ludwing–; para qué ir tan lejos –alzó sus patas delanteras–.  Podríamos ir a Boe, el tiempo de viaje es menor. Nosotros hacemos seis días porque venimos por la ruta segura, pero, si pasamos sobre las cuevas humanas llegaríamos en un tiempo menor.

–¿La costa de Boe? Creo que la pequeña – Dowinyogo miraba sorprendida a la costera –Perdón, ¿cuál es tu nombre?

–Ludwing, mucho gusto gran minera –Sonrió la pequeñina.

–Un placer, soy Dowinyogo –contestó la araña.

–Tiene razón Ludwing –admitió la cultivadora –Boe está más cerca que Ijuw, sería menor tiempo si usamos nuestros hilos y saltos de las tres –agregó Kinza.

 

Los sabios se miraban unos a otros pensativos y nerviosos, ya que todas las leyendas decían que la Bahía de Anibare, junto del distrito de Ijuw, era la indicada para el trance de Areop Enap. A su vez, las leyendas contaban que estos intentos se volvían fallidos debido el poco tiempo que se tiene para cumplir con la misión.

Kowaro, líder de las hogareñas, habló: –Si es así, debemos de alistar las provisiones ahora mismo, el día no tarda en despuntar.

Arep no dejaba de observar el cielo estrellado, mientras los ancianos y líderes charlaban entre ellos, las demás arañas murmuraban sobre la situación. Dowinyogo seguía descansando sobre sus patas, Kinza miraba incrédula a los ancianos y la mirada de Ludwing no se alejaba de la primera araña que pisó la tierra.

Pasaron unas horas, en las que las arácnidas meditaron. Arep las miraba extrañada, su somnolencia ya había pasado y se sentía muy despierta, las tres viajeras que la acompañarían se estaban presentando entre ellas y alistándose para salir temprano.

 

 

No tardó mucho en que la mañana despuntara, los rayos del sol caían sobre el rocío de los prados, Arep seguía en su sitio, pero ahora miraba hacia el centro de la laguna. Ludwing dormía junto a la nerviosa Kinza, quien veía a los líderes dialogando sobre cómo sería su recorrido. En cambio, Dowinyogo había ido con su familia a pedir consejos y ahora caminaba hacia Arep.

–Es una hermosa mañana, ¿no?

–Mmm… –La mirada de Arep se dirigió a la minera –. Tenía demasiado sin ver algo tan maravilloso.

–Lo sé, me cansa venir aquí. Aunque es un trayecto muy largo, apreció la vista… –comentó pensativa–; en las minas rara es la vez que el cielo se ve así, claro y hermoso.

–¿Las minas?

–Sí, es el lugar de donde los humanos extraen rocas preciosas y otros materiales para sobrevivir.

–Mmm… esas criaturas cuadrúpedas siguen vivas, como pasa el tiempo, aunque… –cayó pensativa la araña celestial –. Mis recuerdos están algo confusos.



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En el texto hay: mitologia, cuento, dioses olvidados

Editado: 31.12.2020

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