LAURA
-Ehhh… pero sí no es ninguna técnica.
-Por favor, la necesitamos para ganar la liga- me pide y no puedo decirle que no porque me encanta el deporte y así puedo ponerlo cuando vaya a buscar un trabajo donde ser entrenadora de algún deporte, como en Galicia.
-Está bien, pero solo podré los viernes después de mis entrenos y no creo que todos-accedo- Empezaremos hoy mismo ya que estoy libre y he escuchado que tienen un partido al final del mes.
-Muchas gracias.
Se gira y pega un silbido.
-Chicos, la señorita…- empieza a decir mirándome.
-Solo Laura por favor.
-Bien, pues Laura nos ayudará con una nueva técnica a partir de ahora. Así que los bases estarán con ella la mayoría de tiempo del viernes.
Todos asienten y el entrenador llama a los bases mientras yo me quito las zapatillas y me pongo las de voleibol.
-Laura, estos son los chicos con los que entrenaras normalmente- me dice y yo levanto la mirada.
Mierda, no podía ser otro, noooo tenía q ser él.
-Jake Evans y Jordi Sierra- me los presentan respectivamente.
-Laura García- contesto poniéndome de pie- vamos.
Ando hacía el carro de pelotas y les lanzo una a cada uno, se nota que Jake lo está disfrutando.
-Tirad para que pueda ver vuestra técnica.
Primero la lanza Jordi.
-Lanzas sin pensar, tienes que frenar y respirar para fijar tú objetivo. Luego te enseñaré una forma mejor de colocar las manos para aprovechar que las tienes grandes - le digo y él sonríe y me da las gracias, así que le dedico una sonrisa para después dirigirme a Jake y fruncir el ceño- Tu turno.
La lanza y entra limpia, me hace una reverencia y yo ruedo los ojos ante su prepotencia, pero la verdad es que tiene buena técnica.
-¿Lo he hecho bien princesa?- me pregunta con una sonrisa de oreja a oreja.
-No está mal, pero no te lo creas tanto.
Me pego todo el entreno diciéndoles lo primero que tienen que hacer, miro el reloj y veo que son las 20:00, así que le digo adiós al entrenador, con quien estoy recogiendo las cosas ya que me he ofrecido a ayudarlo, y salgo por la puerta corriendo.
Me pongo el casco y subo a la moto. Unos quince minutos después llego a casa de Lucía. Es una casa mucho más grande que la mía, tiene hasta una pista de tenis por lo que he podido ver al dejar mi bebé en su garaje.
-¿Por qué traes la bolsa de entrenar y la de clase?- me pregunta.
-Me he tenido que quedar ayudando al equipo de baloncesto con los tiros libres- le confieso mientras me cambio las zapatillas.
-¿Y eso?
-Porque al idiota de tú primo se le ha ido una pelota y yo la he cogido sin saber de quién era, le he dicho que aprendiera a meter canastas cuando me he dado cuentea que se trataba de él, y como respuesta me ha desafiado diciendo que si era tan fácil porque no se lo enseñaba, así que he cogido la pelota de sus manos y le he enseñado como se mete un buen triple. El entrenado me ha visto y me ha dicho si les podía enseñar mi técnica y yo al principio no iba a acceder, pero al final he accedido para que mi currículum sea mejor cuando busque un trabajo para entrenas a niños- explico rápido.
-Joder tía, ¿hay algún deporte que se te dé mal?- me pregunta sarcástica.
En verdad sé jugar a tantos deportes porque a mi abuela le encantaba verme practicarlos, sobre todo voleibol y fútbol, y por eso decidí aprender a jugar lo mejor que pude a estos dos cuando ella murió, era una forma de conectarme con ella.
-Sí, la esgrima no se me da muy bien- contesto y nos empezamos a reír.
-Pero la esgrima no cuenta, es decir, ¿cuánta gente conoces que haga esgrima?
Yo me encojo de hombros y no le contesto, nos pegamos un cuarto de hora hablando de tonterías.
-Oye, no te lo he dicho, pero viene mi primo- me dice con cautela por mi reacción sabiendo que como era casi la hora de que vinieran las chicas no me podría ir.
-No pasa nada- contesto- Ayer me pidió perdón, pero creo que trama algo.
-¿Te pidió perdón?- contesta alucinado.
-Sí, pero bueno vamos a dejar este tema que nos tenemos que preparar.
Llegan las chicas y nos peinamos y maquillamos para la fiesta, estamos todas súper sexys.
Lu me deja ropa para la fiesta. Llevo unos pantalones de cuero que parecen que son una segunda piel y un brallete rojo que me va un poco ajustado pero no se me ve nada, me han convencido para que use unos botines con un tacón de unos cinco centímetros. Emma me ha alisado el pelo y Lucía me ha maquillado mientras Anna se limitaba a reírse por mis caras de desagrado. Hemos peleado un poco porque Lu me quería maquillar mucho, pero yo solo le he dejado que me pusiera rímel, un poco de colorete y un pintalabios del mismo rojo que el brallete.
Ya ha empezado la fiesta y está toda la planta baja y el jardín trasero de la casa llenos de gente, yo estoy en la cocina, donde todo está más tranquilo, poniéndome algo de beber.
-Hola entrenadora- me dice esa voz ronca del dueño de los ojos grises.
-Hola imbécil- le contesto girándome- No estarás bebiendo, ¿no? Porque tú entrenadora no te deja.
-Y tú sí que puedes- me contesta divertido.
-Yo no bebo, es solo naranjada- respondo entregándole mi vaso- Prueba.
Bebe un poco y me lo devuelve.
-Eres diferente a los demás- me contesta y yo me quedo confundida.
-Bueno voy a bailar- le digo pasando por su lado.
-Yo también- me contesta siguiéndome, lo cual me sorprende.
Nos metemos entre la multitud hasta que encontramos un sitio al lado de mis amigas. Me pierdo con el ritmo de la música mientras meneo mis caderas, llevamos un rato bailando cuando empieza a sonar una de mis canciones favoritas de fiesta “Princesas”. Me vuelvo loca y me subo a la mesa que hay en la sala como si fuera una tarima y Lucía, Anna y Emma me imitan y empezamos a bailar y a cantar la canción a pulmón.