Olivia:
Hoy sería el funeral de Maddison, la novia de Dylan. Sentía que debía ir por respeto, y para pedirle nuevamente perdón a el castaño. Tal vez algún día me perdone, o tal vez no. Sebastian no quiso ir ya que no le importaba Maddison --ninguna de las chicas en realidad--, hasta sugirió que sólo arrojaran su cuerpo a un pozo como lo.hicieron con las demás, lo cual me pareció cruel.
Pequeñas gotas de agua caen sobre mi cabello, pero no les doy importancia. Mi vista se encuentra fija en el ataúd cerrado que se encuentra frente a mí, luego miro a Dylan, quien se encuentra con la cabeza gacha.
-Lo lamento.- Le susurro a la tumba de Maddison y luego dejo una pequeña rosa sobre esta. En la lápida estaba su nombre completo:
Maddison Lambert
2002-2018
Volteo a ver a Dylan, este se encuentra caminando hacia su auto por lo que lo sigo
-Dylan.- Intento llamar su atención, pero no me hace caso. Lo agarro del brazo y entonces voltea a verme.
-¿Qué demonios quieres, Olivia? ¿Acaso no estás feliz? Conseguiste tu estúpida venganza. ¿No era eso lo que querías? Felicidades, hiciste que mataran a una chica inocente y a su bebé. Mereces un premio.- Suelta bruscamente su brazo de mi agarre. Me quedo parada en medio del cementerio, mirando al castaño alejarse de mí.
Cierro los ojos un momento, intentando que las lágrimas no caigan de mis ojos.
Me dirigí al auto y le indico al chofer que me lleve a casa. Al llegar, salgo casi corriendo del auto, subo rápidamente las escaleras y me encierro en mi cuarto. Entonces las lágrimas empiezan a caer. Fue mi culpa... y no sólo la muerte de Maddison.
En verdad me siento miserable, no es la primera vez que me pasa algo así. Los recuerdos de todas las veces que Freya me salvó de que me hicieran daño, las violaciones y humillaciones que ella sufrió. Freya era como Maddison, una chica inocente que murió por mi culpa. Todas las personas a las que alguna vez les tuve afecto se van de mi lado o mueren. Muchas veces pensé que era un tipo de maldición, y hasta el día de hoy lo creo.
No sé cuántas horas pasé encerrada en mi cuarto, pero al sentir mi garganta seca bajé a la cocina por un vaso de agua. Luego de beber el líquido acompañado de una aspirina porque sentía que mi cabeza estaba matándome, dejé el vaso sobre la isla de la cocina.
A veces pienso que lo mejor sería irme de aquí, pero luego recuerdo que Sebastian tiene guardias en cada puerta de la mansión que están las veinticuatro horas del día vigilando que no intente escapar, lo cual me resulta algo ridículo.
Suelto un suspiro y me siento en una de las sillas. Quizás debería escapar cuando los guardias cambien de turno e irme de aquí, pero me pregunto ¿qué pasaría después? ¿Sebastian me buscaría? En verdad dudo que haga eso último. Lo único que quiere de mí es que sea su incubadora por tres meses más. En las noches me pongo a pensar en lo que haré cuando esta niña nazca, y la realidad es que tengo miedo, aunque trate de negarlo esa es la verdad. No creo ser una buena madre.
-¿Estabas llorando?- Sebastian se encuentra frente a mí de brazos cruzados y el ceño fruncido. No lo escuché entrar.
-No... sólo son las hormonas de embarazo.- Miento y me levanto para luego dejar el vaso sobre el fregadero e irme, lo cual no me es posible ya que la mano del peliblanco se encuentra sobre mi muñeca.
-Siéntate, debemos hablar.- Hago lo que pide y este se sienta en una silla frente a mí-. Escucha. Ya me estoy hartando de todo esto de tu drama con Dylan por la chica. Entiende, Olivia, ella está muerta. Te lo dije una vez y te lo repito: no hay nada que puedas hacer para cambiar eso.
-¿Tú sabes lo que significa la palabra "sensibilidad"? ¿Alguna vez la has tenido?- Pregunté sarcástica, él rodó los ojos.
-Solo te digo que dejes de llorar y lamentarte, porque también le haces daño a nuestro bebé, y lo que menos quiero es otra amenaza de aborto.- Se levantó dispuesto a irse, pero se detuvo en el umbral de la puerta-. Dylan está dolido por la muerte de esa chica, no enojado contigo. Más bien es conmigo su enojo. Por eso te aconsejo dejarlo en paz por un tiempo, acaba de perder a su novia junto a un bebé, no compliques más su vida.
-¿Sabías lo del bebé, e igual la mataste?- Pregunto incrédula.
-Ese niño solo habría distraído a Dylan de sus responsabilidades, y lo necesito atento ahora más que nunca. Así es la vida en la mafia, Olivia: matamos enemigos y nos deshacemos de las distracciones y debilidades. Acostumbrate.- Esta vez sí se fue.
¿En serio mi hija nacería en un mundo así, en el que matar seres inocentes está bien? La respuesta del peliblanco me hizo darme cuenta de que... Debo escapar.
Decidida, voy a mi habitación y empiezo a guardar ropa en un bolso. Esto es lo mejor para todos, especialmente para mi bebé. Tomo mi teléfono y mi ceño se frunce al ver que un número desconocido me envió una foto. Por curiosidad, abro el mensaje.