La Profecía De La Llegada - Libro 1 de la Saga De Lug

SEGUNDA PARTE: El Marcado - CAPÍTULO 42

Con el cuerpo tiritando sin control, me forcé a concentrarme en los patrones del animal que me arrastraba en un abrazo mortal hacia las profundidades. Cuando mi mente reaccionó al fin, estudié los fríos y matemáticos patrones de aquel siniestro animal. No tardé en encontrar el punto de la secuencia que buscaba. En un momento pude sentir como se aflojaba su cuerpo, dejando libres mis piernas. El animal yacía ahora inconsciente en el profundo lecho. El siguiente paso era concentrarme y buscar los familiares patrones de la hija de Nuada. Pude percibirla en un par de segundos, descansaba otra vez en la línea monótona y pálida de la inconsciencia. Mi cuerpo se movió lentamente, pero al menos todavía lograba hacer que me respondiera. Nadé hacia ella trabajosamente. Los segundos me parecieron eternos hasta que la encontré. La tomé entre mis brazos y luché denodadamente para arrastrarla prontamente hasta la superficie.

Advertí que el agua no era tan inmutable como me había parecido: había una corriente, ahora solo sería cuestión de atravesarla y encontrar algo que se pareciera a una orilla. Nadé sin tregua hasta que me topé con lo que esperaba: una ancha cornisa de roca a flor de agua. Deposité a Dana boca arriba, con la cabeza a un lado, luego me coloqué a horcajadas sobre sus blandas caderas. Le desenganché la mochila y el arco de  los hombros, y desaté el corsé de cuero negro. Busqué su pulso, pero no podía encontrarlo. Desesperado, apoyé mis manos temblorosas en la base de las costillas, sobre su diafragma. Después ejercí una violenta presión hacia adentro y arriba, desde abajo del tórax, que obligó al agua a salir de los pulmones, deslizándose en un hilo transparente por la comisura de sus labios. Todo parecía haber funcionado, pero aun no respiraba. Escuché su corazón otra vez, pero no latía. Traté de mantener la calma y comencé a hacerle resucitación cardiopulmonar, aprendida mucho tiempo atrás en un lugar muy lejano a aquél. Cada segundo que corría me parecía un largo siglo, pero sabía que debía continuar sin descanso con la resucitación, Dana debía vivir... debía vivir...

            Un suspiro ahogado y una tos repentina: Dana había sobrevivido.

            —Dana, ¿me escuchas?— comencé.

            Por respuesta solo obtuve un débil gruñido.

            —Dana— repetí—, estás a salvo.

            —¿Lug?

            —Aquí estoy— aseguré.

            —¿Qué pasó?

            —Caíste al agua, yo te encontré y te arrastré hasta aquí, estuviste inconsciente un momento— expliqué—. ¿Te sientes bien?

            —Tengo mucho frío— dijo ella con voz temblorosa.

            —¿Puedes caminar?— quise saber.

            —No lo sé.

            La ayudé a ponerse de pie. No parecía poder mantener el equilibrio y temblaba como una hoja. Me desprendí la camisa mojada y le bajé un poco el vestido, apoyando mi piel contra la de ella para poder darle el poco calor que me quedaba. Ella ni siquiera tuvo las fuerzas para hacer un comentario mordaz al respecto. La abracé con fuerza y la arrastré conmigo. Sentía que casi se desvanecía en mis brazos. El avance era lento y difícil. La cornisa de roca por donde íbamos estaba húmeda y era muy resbalosa. Si no teníamos cuidado, terminaríamos en el agua otra vez.

            No tengo idea de por cuánto tiempo ni de cuántos metros avanzamos. Además de sostener a Dana en mis brazos, el peso de las dos mochilas mojadas en la espalda me hacía las cosas aún más difíciles. Pensé varias veces en dejarlas, pero abandoné la idea: si sobrevivíamos, íbamos a necesitar las provisiones. Las fuerzas comenzaban a flaquearme, solo quería detenerme, parar y descansar, solo un momento, solo unos minutos... pero sabía que si me detenía, si dejaba de mover los músculos, me arriesgaba a que la temperatura corporal siguiera bajando. Peleé con todas mis fuerzas, por Dana. No podía dejar que muriera. Tenía que seguir. No sabía hacia dónde estábamos yendo en la oscuridad. Solo reconocía vagamente el sonido de la corriente de agua.



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En el texto hay: mundos paralelos, fantasiaepica

Editado: 24.03.2018

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