And I've been meaning to tell you
I think your house is haunted
Your dad is always mad and that must be why
And I think you should come live with me
And we can be pirates
Then you won't have to cry
La cena iba demasiado tranquila. Nadie mencionaba nada y solo comíamos, todo muy normal. Amber no había soltado ningún comentario fuera de lugar, mi padre no estaba diciéndome que debo ser y que no y mis hermanos no han peleado. Y Foster…bueno, él esta haciendo caras mientras mastica el brócoli. Yo hago lo mismo. Compartimos una mirada cómplice e intento no reír mientras hace una mueca de asco.
Cada viernes prometí a Diana cenar con ellos. Era mi día de tortura, pero para ella era la mejor noche de su vida.
Sin embargo, está noche era diferente. La tensión se sentía en el ambiente, casi podía respirarla y tocarla. El choque de los tenedores con el plato me hacia hasta extrañar las risas de los mellizos.
—Tío Foster ¿Cuándo iras de nuevo a Alemania? —la pregunta de Diana nos hace dejar de comer.
Foster deja los cubiertos sobre el plato y sonríe.
—Tenía pensado ir justo la otra semana, cariño ¿quieres que te traiga algo?
Diana se sonroja.
—¡No preguntaba por eso!
—Lo sé, pero estoy casi seguro de que deseas esas pinturas…
—¿Pinturas? —cuestiona mi padre.
Aquí vamos.
—Libros para colorear si no estoy mal —Foster toma su vaso con agua y le da un trago. Mi hermana empieza a asentir.
—¡Son preciosos! Tratan sobre historia y…
—No quiero nada que se relacione con arte en esta casa.
—Pero papá, eso esta lejos de considerarse arte, es solo entretenimiento —murmura.
—Diana, ya has escuchado a tu padre —Amber cruza sus manos y las pone sobre la mesa.
Todos volvemos a quedar en silencio.
Entonces lo escucho.
Todos pegan un salto cuando sus puños tocan la mesa con brusquedad. Uno que otro vaso cae, pero no importa. No importa porque sus ojos verdes están sobre los míos y me miran como siempre: con desprecio, odio y algo de pena.
—¿No vas a comentar algo?
Se de que habla, pero me negaba a decir algo.
—¿Sobre qué?
—¡No me vengas con estupideces! —alza la voz.
Dirijo una mirada rápida a Foster y el comprende. Le hace una seña a Diana para que suban y Thomas los sigue.
Suelto la respiración.
Odiaba que estuvieran presentes en alguna discusión.
—No es lo que piensas.
—¿Ah, no? Creo que todos pensamos lo mismo —se levanta y yo me preparo para lo que sea—. ¡Eres una imbécil! ¿sabes el problema que has creado con Richard y…?
—Si. —susurro—. Pero ya he hablado con él. Está todo bien, de verdad.
—¿Crees que así se arreglan las cosas, Jones? Una sola “charla” y —chaquea los dedos— listo, todo arreglado.
—Yo sé que no, pero…
—Cállate. No soporto escucharte —se acerca y toma mi brazo levantándome con fuerza. Me empuja contra la mesa y suelto un quejido cuando siento el golpe sobre mi cadera—. Te gusta andar con cualquiera ¿no? Te fascina la atención de cualquier hombre, sin importar a quien afectas.
—¿Qué? —mi voz se rompió un poco—. Sabes que no es cierto. Yo no soy así.
—Pues a mi me parece que si Jones. Eres una perra, como tu madre.
—¡No vuelvas a hablar así de ella! —lo empujo con fuerza.
Él abre sus ojos con sorpresa. Su expresión cambia.
Forma un puño con su mano y sus nudillos se ven blancos por la fuerza.
—Papá lo siento, no…
Muy tarde.
Sentí el golpe en la mandíbula. Me tiró al piso y veo como caen manchas de sangre sobre el piso.
Dolía. Dolía demasiado.
Sentía las lagrimas sobre mis mejillas y un ardor en las espalda y las manos.
Levanto la mirada y antes de que pueda hacer algo más, Foster lo toma por el cuello y lo tira al piso. Se coloca a horcajadas sobre él y suelta golpes en su rostro, su abdomen y de nuevo a su cara.
—¡Paren! ¡suéltalo! —Amber grita y chilla.
Me levanto como puedo.
—Tio Foster —mi voz apenas es un susurro, pero él parece escucharlo, porque para y se levanta.
—No vuelvas a ponerle una sola mano encima. Nunca —se acerca a levantarme y pasa una mano por mi cintura—. Ve por tus cosas mi niña, nos iremos a mi casa.
Asiento y mi padre se ríe.
—¿Qué derecho crees que tienes para llevarte a mi hija?
Editado: 27.11.2024