Capítulo 21: Volver a empezar
–El trabajo es completamente suyo. –Me informa la recepcionista luego de algunos largos minutos de espera.
–Muchas gracias. –Contesto de manera neutra, aunque por dentro no podía con la felicidad.
–Empieza mañana a primera hora. –Explica volviendo su vista a la computadora.
Salgo con una sonrisa de la empresa en la que al parecer iba a trabajar de ahora en adelante.
En la mañana me habían llamado para ir a una entrevista, más precisamente de “Tecnology Express”, una empresa que trabaja para los Miller, pero ese no era el caso; lo importante era que, tenía un nuevo empleo y estaba dichosa por dicha noticia.
Al parecer Harry Miller no había podido cerrarme todas las puertas y eso me llenaba de satisfacción, aunque no negaba que me había quedado pensativa con las palabras de Heily el día anterior.
A pesar de que lo quería negar, Miller me importaba mucho, al igual que toda su familia. La cara y expresiones de Heily lo decían todo; graves problemas.
Aunque a pesar de todas sus palabras, una de ellas rondaba por mi cabeza:
–Si te sirve de consuelo, aunque lo dudo… Ya tiene el anillo de compromiso y de matrimonio; solo falta que aceptes o en el peor de los casos, que lo haga Catalina.
Para ser sincera no me agradaba de ninguna manera ver a Miller casado con la modelo, no quería quedar como la mujer que no pudo “mantener a su lado” a uno de los millonarios más deseados del país.
Las críticas, burlas, señalamientos, entre muchas cosas más que me harían. Si la prensa hablaba de la relación que supuestamente existía entre Harry y yo, no quería llegar a imaginar lo que dirían cuando dicha “relación” se acabase.
Llego al parque en donde me iría a encontrar con el pequeño Erick, pues sí me había dado tiempo de llegar a darle una pequeña visita, aunque tampoco quería ser acusada de ladrona de niños; no podría con otro problema más.
Mientras espero que el timbre de la escuela suene, pienso en los demás integrantes de la familia Miller: Heidy, Begoña, los hermanos de Harry, de seguro todos ellos ya habían visto esa entrevista.
Cuando caminaba, algunas personas me veían de manera extraña y no los culpaba.
Finalmente, mi espera termina, por fin tocan el timbre y puedo ver a los diferentes niños salir.
Visualizo al pequeño Erick centrarse a mitad del parque y buscarme con la mirada, cuando finalmente me encuentra, llega corriendo hasta mi persona con un balón en la mano.
–¡Stella! –Me saluda cuando ha llegado y estamos frente a frente.
–Hola Erick.
–Pensé que no ibas a venir. –Comenta.
–Pues te equivocaste pequeño, aquí estoy.
–Hoy hice un amigo. –Explica tomando asiento a mi lado.
–Felicitaciones. ¿Jugaron mucho? –Pregunto curiosa.
–Sí, hasta no poder más. –Responde con una sonrisa que es contagiosa.
–¿Tus padres? –Pregunto.
–Están allá. –Habla señalando a la pareja de la vez pasada, ambos me saludan.
–¿Y… Quieres jugar?
–Sí. Esta vez cambiamos de puesto, tú acá y yo en el árbol. –Explica, al igual que las nuevas reglas del juego.
Me gustaba mucho ver a los niños, escucharlos, contagiarme de sus ocurrencias y risas, era divertido ver la forma en la cual ellos veían el mundo. No era la mejor persona jugando con tacones, pero por lo menos no me había caído y partido algún hueso; por el momento.
Cuando finalmente hemos dejado de jugar y explicarle al pequeño que no iba a poder seguir viniendo porque tenía que ir a trabajar, un “gracias” por parte de sus padres debido a que el niño no era muy sociable y un “por favor” de que lo pudiera ir a visitar.
Pero, ese no era el problema, Erick no era muy sociable porque dicha “pareja” eran sus padres adoptivos. La noticia sin duda alguna me sorprendió, pero me alegraba mucho que niños como él recibieran segundas oportunidades.
[…]
Llego a la casa y me encuentro a la enfermera en la cocina, supongo que haciendo la comida de mi madre; agradecía las atenciones de la chica y la buena manera de como ella trabajaba.
Ella al notarme se acerca a saludad. –Hola Stella, ¿Cómo va todo?
–Hola, bien… Supongo. –Contesto tomando asiento.
–¿La entrevista? –Entrecierro los ojos ante su pregunta, no era nada extraño que no lo supiera.
–Supongo.
–Las palabras que dijo tú novio fueron muy lindas. –Alaga.
¡Que no es mi novio!
–Gracias. –Me limito a responder.
–¿Por qué no quieres que tú madre se entere de la relación? –Pregunta curiosa, debido a que yo le había comentado que no dejara que Mónica viera estos canales de farándula.
–Mi madre tiene la especialidad de ilusionarse demasiado rápido, las veces que les presenté a mis parejas; ya ella me imaginaba caminando por el altar con un vestido de novia, hijos, perro, hámster. –Me hecho a reír ante las ocurrencias de mi madre. – Y luego, las relaciones acababan.
–¿Piensas que la relación que llevas ahora, no va a durar?
Ni siquiera existe una relación.
–Sí, es lo que pienso. Y estar en el ojo público no es algo que me llame demasiado la atención. –Explico.
–Cuando estuvimos en el hospital, yo te pregunté que él era tú novio; me lo negaste. ¿No confías en mí?
–Claro que lo hago, simplemente que estábamos algo distantes y peleados en ese momento.
Eso Stella, miente, síguele el cuento a Miller. Empeora la situación.
Básicamente mentir se estaba volviendo una costumbre y odiaba hacerlo. Nunca me había gustado, pero hay va Miller haciendo que haga miles de cosas que nunca pensé hacer.
–¿Entonces de promovieron de empresa o cómo? –Pregunta curiosa mi madre.
–Sí, necesitaban ayuda en “Tecnology Express” y me ofrecí a hacerlo. –Miento.