La prueba

Capítulo 2: Exterior

MERY

 

Año 2072.

 

Nos habían dado ropa nueva, teníamos que vestirnos y peinarnos. Poseíamos diez años y la primera prueba comenzaría en cualquier momento. Aun no estaba muy segura de cómo se llevaba a cabo.

Habían entrado a nuestra celda para alistarnos, cepillaron mi cabello y cortaron los rizos de Chad. No podíamos dejar de compartir miradas, todo esto se nos hacía demasiado extraño.

      —¿Por qué debemos vernos bien para la prueba? —inquirió Chad, mirando a la mujer que peinaba su cabello, a través del espejo.

La mujer hizo caso omiso, no habló, ni siquiera lo miró; Chad pareció ofendido, pero quizá, eran las órdenes de allá arriba. No hablar con los secundarios, y menos contestar sus preguntas.

Hace semanas hubo un brote de piojos, y ni siquiera los guardias se nos acercaban. Habían mandado gente especial para tratarnos, a la mayoría los raparon, pero por suerte Chad y yo no teníamos ni uno solo.

Cuando las personas hicieron marcha para irse pude notar sus tacones altos, el olor de su fragancia y sus atuendos esplendidos. Me imaginé a mí misma vistiendo así todos los días.

Me habían puesto un vestido con holanes de colores, mi cabello estaba recogido en dos coletas y sentía la brillantina en mi rostro.

      —Estás muy bonita —Me animó Chad, dando un golpecito hombro con hombro.

A él le habían puesto unos pantalones blancos y camisa de manga larga, sus rizos iban peinados hacia atrás con gel. Sus grandes ojos marrones resaltaban más, junto con las pecas, y sus maravillosas pestañas.

Los guardias nos llevaron en línea. Todos nos veíamos irreconocibles, todas las niñas llevaban el cabello acomodado, los niños cambiaban por completo cuando sus cabellos estaban llenos de gel y cortos.

Pero a pesar de que yo estaba emocionada por lo bien que nos veíamos, muchos no le tomaban ni una sola importancia.

La prueba estaba a punto de comenzar, y varios no habían aprendido a leer muy bien, porque si pasaban los exámenes clínicos, quizá no pasarían el examen de inteligencia. Sabía que Chad lo pasaría sin líos, lo que me preocupaba era el examen clínico, porque a veces, lo golpeaban constantemente por renegar órdenes.

Me atreví a tomar su mano cuando todos subimos a un elevador. La sensación que sentí en mi estómago no la había imaginado jamás. Mi madre me había comentado sobre la sensación de que tus órganos flotasen dentro de ti, pero nunca imaginé que fuese tan literal.

Cuando se detuvo, de golpe, sentí un mareo leve, y cuando la puerta se abrió, apreté la mano de Chad con fuerza, sintiendo un hueco en mi corazón de la emoción.

Una mujer bonita, elegante y bien vestida estaba parada frente a nosotros cuando salimos. Su cabello estaba recogido perfectamente en un molote, su rostro brillaba de maquillaje, y sus dientes eran blancos, tan blancos que pude exagerar diciendo que relucían. Su vestido estaba muy justo a su cuerpo, y sus zapatos altos eran estremecedores.

      —La presidenta —aclaró un hombre a su lado, hablando a través de un micrófono.

Atrás de ellos, estaban nuestros padres, bueno de la mayoría. Pude ver a los míos saludar en primera fila, y a su lado mi hermano, que nunca había tenido la certeza de hablar con él. Los primogénitos no nos podían visitar.

Miré a Chad de reojo, y pude apreciar la incertidumbre de no tener quien lo apoyase. Me sentía mal por ello. La mujer dio pasos pequeñísimos para acercarse al micrófono, más como tipo saltitos.

      —¡Nos alegra informar que los segundos nacidos en 2062, por fin darán su primera prueba! —El salón se llenó de aplausos, algunos quizá exagerados.

Repartieron copas, y todos brindaron, rieron, los vi regocijarse de algo que me parecía un poco exagerado; pero a la vez fascinante.

Chad me miró levantando una ceja.

     —Esto es muy tonto —Me susurró acercándose a mi oído.

Asentí, pero, aunque no me pareció del todo tonto, quise estar en su lugar, imaginándome de esa forma.

     —¡Las pruebas médicas son para seleccionar solo a los que no nos traigan problemas médicos en una sociedad avanzada como la nuestra! —habló la presienta de nuevo, acomodando su labial con un dedo—, ¡el examen de inteligencia múltiple es para no tener incapaces en una sociedad avanzada como la nuestra! —dio una pequeña risa.

Todos alrededor rieron de lo dicho, ¿esos eran sus chistes aquí arriba?

      —¡Pero recuerden! —gritó con más fuerza, haciendo callar a todos—, ¡los que no pasen las pruebas, serán ejecutados!

Mi corazón latió de prisa, Chad me miró con los ojos muy abiertos. El ambiente por parte de los secundarios se tornó denso y pesado. Ahora entendía porque mis padres me habían enseñado demasiado, y llevado tantos libros. Por suerte Chad jamás se negó a aprender.

Los guardias nos hicieron caminar de nuevo, y solo pudimos despedirnos de lejos. Entramos a una habitación llena de cristales.

El asombro de muchos pudo ser audible cuando obtuvimos ver, por primera vez, parte del exterior.




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