La Quinta Hija

Capítulo 24—Rumor Has It

You made my heart melt
Yet I'm cold to the core
But rumour has it
I'm the one you're leaving her for

Alex

Me adentro a lo que antes era un pueblo alegre y sin problemas. Camino por las calles solitarias, llenas de basura, llantas de carruajes, madera partida y polvorín. Sigo caminando.

«¿Dónde está?» 

Paso una hora en lo mismo y mi cabeza empieza a maquinar miles de escenarios. Seguro la encontraron, la torturaron hasta matarla o peor...

Bloqueo mis pensamientos al escuchar un ruido en un lugar que está por caerse.

—¿Quién está ahí? —una voz llama y me adentro al lugar, desbloqueo mi arma. Camino sigiloso hacia el interior. Todo está destruido por las bombas, el color rojo ha manchado este reino —, ¡Alex!

Alcíone aparece de las penumbras y corre hacia mi. Envuelvo mis brazos en su cuerpo y inmediatamente tengo un peso menos. Tomo sus brazos, su torso, su rostro, la veo completa y me aseguro que esté bien. Ella me observa y arruga la frente cuando ve la venda que tengo en el muslo.

—¿Qué te pasó? —se agacha a ver y la levanto tomándola por los hombros.

—Estoy perfectamente bien, al menos ahora que estoy contigo —le susurro mientras paso las manos por su cabello.

—Te extrañé demasiado. Por Ra —se le humedecen los ojos, toma mis mejillas y junta nuestras frentes, no dudo en besarla, en juntar nuestros labios, batallar con su lengua. Hunde las manos en mi cabello y hace más profundo el beso. Alejo mis labios de su boca a lo que se queja, pero bajo a su cuello, succiono, muerdo y me dejo embelesar por su olor. 

Levanto la vista buscando su consentimiento y asiente. La estrello contra la pared, la pongo de espaldas, pegando su mejilla al muro. Desabrocho el pantalón, las nalgas generosas son cubiertas por la ropa interior y deshago la cola de caballo, la espalda está cubierta por la cortina de hebras negras. Se voltea para besarme de nuevo y dejo que desabroche mis pantalones y meta la mano en busca de mi pene. 

—Su majestad…parece que tiene un problema, y muy grande al parecer —murmura y muerde el lóbulo de mi oreja. Saca el miembro y empieza a subir y bajar la mano alrededor, empieza a masturbarme primero suave, luego un poco más rápido y muerde mi barbilla al mismo tiempo.

—En dado caso, princesa. Tendrá que hacer algo por su rey —digo entre jadeos. No dejo que siga y la volteo, esta vez pegando su espalda a mi pecho, suelto las tiras de la blusa que tenía y le dejo el corpiño, bajo la mano hasta su intimidad y echa la cabeza hacia atrás apenas toco su monte de venus. Sigo bajando y empiezo a acariciar entre sus labios—, está usted realmente mojada, realeza.

No le da para responder y sigo acariciándola, empiezo a trazar círculos alrededor de su clítoris y cuando creo que ya está a punto de estallar introduzco dos dedos en su canal, restriega la cabeza contra mi hombro. No tarda en deshacerse y me moja los dedos, cuando su canal se aprieta y deja salir un largo gemido. 

La devuelvo a la pared y le encajo el miembro de una estocada, lo cual no es problema por el nivel de humedad. Empiezo a embestirla, arquea la espalda y tomo con fuerza su cabello. Pierdo la noción del tiempo, y lo único que escucho son los gemidos de la madre de mis hijos, la vista que tengo desde acá es espectacular, y siento como las paredes de su canal me aprietan, se viene por segunda vez y minutos después le sigo yo.

+

Para nuestra suerte el local era un almacén y encontramos varias sábanas en buen estado, las cuales estiramos en el piso para tener más comodidad. Su pierna derecha está arriba de mi, y su cabeza recostada a mi hombro, trazo círculos en su espalda y ella juega con mis pectorales. Tiene el cabello pegado al rostro por el sudor.

—Alex —me llama y bajo la mirada para verla—, ¿crees que volveremos con nuestros hijos pronto?

—No sé… quizá. Jamsflor ganó su territorio, y tus soldados no han permitido que más agresores entren de las costas, por el momento solo han tocado esta ciudad y el castillo, puede ser que los detengamos antes que lleguen a más.

—Pero jamás los vamos a detener si no sabemos quienes son los que les pagan, ellos no actúan solos, no tendrían razones. Sabemos que Khande está atacando, así que Mario Jebbel está metido ¿pero qué le hemos hecho nosotros a él?

—Sé que el concejo está adentro. Mi general hizo hablar a uno de ellos, pero hay tantas personas en el concejo que no sabría, porque estuve hablando con un amigo mío, de cuando estaba en el concejo. Es un marqués, Rodrick White; y me dijo que él no sabía nada, y que ya van muchos meses que el concejo no se une. Él piensa que los miembros que están en esto, usan el nombre del concejo para taparlos, al decir que el concejo es quién patrocina los grupos, hablan de todos en general, no hay a quién culpar.

—Se saben ocultar bien…

—O alguien los está ocultando.

Se sienta y pega las rodillas al pecho. Pasa un mechón tras su oreja y me levanto un poco apoyando los codos.

—En ese caso, llegamos a la conclusión de que ellos al ya no poder enfrentar la guerra siendo “el concejo” el responsable de todo, buscan ayuda de alguien que les brinde la ayuda y que además ponga el nombre y la cara por ellos, por eso piden ayuda de Khande.

—Si, pero…Khande es un reino fuerte y dudo que Jebbel se haya dejado llevar por un par de viejos, para empezar una guerra, es ilógico.

—¿Y si Mario la tiene? ¿Y si hay alguien fuera del concejo que los ayudó? 

Me quedo analizándolo. ¿Quién puede ser? Trato de recordar quién podrá tener conexiones con Mario. Un nombre viene a mi cabeza. Creo que se me nota en las facciones pues Als me pregunta.

—¿Qué pasa? 

—Khande y Lowside tienen acuerdos. Lowside les proporciona algodón y productos médicos.

—¿Y qué les da Khande a Lowside?



#10595 en Fantasía
#2331 en Magia

En el texto hay: realeza, contenido +18, enemies to lovers

Editado: 14.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.