When there's madness, when there's poison in your head
When the sadness leaves you broken in your bed
I will hold you in the depths of your despair
And it's all in the name of love
Fiji, Crondiessel Este.
Los nervios me carcomen, el miedo me esconde y las ganas de salir huyendo viven como una alerta en mi mente. Pero todo en esta vida tiene dos opciones: te quedas o huyes. El ser humano tiende a elegir la segunda opción, se supone que es la más fácil, aunque poco se habla que escapar de los problemas hace que crezcan a la velocidad de la luz. En cambio la primera opción te arrebata mucho, pierdes las fuerzas, las ganas y la energía, ves tu objetivo cada vez más lejos, y la presión por conseguirlo te abruma.
Ahora mismo pensando en ambas opciones, me pongo a pensar si todo el sacrificio hecho hasta ahora tiene sentido.
¿Si hubiese sido cobarde e irme a refugiar con mis hijos? Hubiese estado mal para mi reino. Pero al quedarme les he fallado a ellos cinco. Y vaya que pesa.
Sentada en la cama de la casa de Fiji, me pongo a pensar que hubiese sido. La puerta se abre, Alexander entra con unos papeles en la mano.
—Als, encontré unos recibos en las cuen… —me observa y levanta la mirada de la hoja, la deja en la orilla de la cama y se sienta a mi lado hundiendo la sábana. Pasa el pulgar por mi mejilla limpiando mis lágrimas—, ¿qué pasa?
—No es nada, solo estoy un poco nostálgica.
—Estaremos con ellos pronto, lo prometo.
En dos días los hermanos Syntox Khione cumplen un mes.
—Lo sé, sé que solucionaremos todo —le regalo una sonrisa.
Acomodo la almohada que tengo en la espalda. Debo aceptar que el par de semanas, durmiendo en el colchón del refugio no fue nada cómodo, y este cuarto ha sido nuestro refugio estos últimos 5 días. Estamos en Fiji, en una casa perteneciente a la familia real de Jamsflor, bastante alejada del pueblo, así que podemos estar con todas las comodidades aquí.
—Cuéntame qué conseguiste —le pido.
Se acomoda las mangas de la camisa mientras entrecierra un poco los ojos.
—Son recibos de los tratos de Lowside y Khande, estuve revisando los libros de contabilidad de Lowside. El último camión con mercancía de Khande a Lowside fue una semana después que te fuiste de Jamsflor.
—Osea que no hay manera de que Emma haya obtenido el veneno y tenido el tiempo de ir a Jamsflor a llevarlo. Cuando ella lo recibió yo no estaba —concluyo.
—Pero cuando revisé los libros de Khande y Jamsflor, vi algo extraño, un camión llegó a Jamsflor tres días antes de que tú llegaras, y el día anterior a ese yo había anunciado a la corte que sería padre.
—¿Llegó el día de mi baby shower?
Asiente.
—Entonces Emma debió escabullirse para poder regar el veneno en la miel —suspiro.
—La hubiesen visto, además dejé en claro a mis guardias que ella tenía prohibida la entrada a la corte.
—¿Y si alguien hizo el trabajo sucio por ella? Nada nos dice que no…en ese caso también habría que pensar en cómplices.
—Si alguien le dio palanca para entrar, debe ser alguien que vive en la corte, y que haya podido meterla en sus carruajes personales o en algún hueco. En la Corte de Jamsflor viven decenas de personas, sería casi imposible encontrar a alguien.
Respiro.
—Si el camión de Khande llegó a Jamsflor es porque alguien hizo la orden ¿qué negocio fue?
—Según esto fue “La Farmacia de Ricky”— hace una mueca extraña—, el señor Ricardo era el que le vendía las medicinas para el dolor al entrenador de fútbol, lo conozco, es incapaz de hacer algo para perjudicar a alguien, menos a su rey.
—Solo hay una manera de encontrar la solución —ojeo los papeles.
+
El viento sopla y hace que la humeante taza de café que tengo en las manos baje la temperatura. Estoy lista para abordar el carruaje mágico que nos llevará a Jamsflor. Pisar terreno de Jamsflor o Crondiessel centro es peligroso en este momento, por lo tanto debemos ir por un camino bastante largo.
La casa de los Syntox en Fiji es de dos pisos, con 8 habitaciones, bastante ancha y con dos jardínes preciosos, que te dan vista directa a un lago en donde el retrato de la luna se dibuja cada noche.
Me termino la taza de café y le pido a los empleados que lleven al carruaje las maletas.
—Estoy listo, es hora de irnos —Alex llega con una mochila en el brazo y subimos juntos el carruaje. El viaje empieza tranquilo, nos dedicamos a observar los movimientos de Lowside y Khande.
Dos horas después dejo los papeles y me voy a la cama, me duermo y al despertar veo la hora.
—Dormiste mucho —me dice entre las cortinas. Zurro mis párpados y me levanto.
—¿Dónde estamos? —inquiero poniéndome los zapatos.
—En Doriath.
—Genial, podemos comprar cosas para el viaje.
—Hay bastante gente, debe haber un festival o algo.
Me levanto y salimos con cuidado del carruaje. Es un pueblo de campesinos, no hay ningún tipo de modernidad, a pesar de su gran volumen en tanto al mercadeo. Llegamos al mercado.
—Denos dos bufandas —le pido al vendedor y nos las colocamos para taparnos el rostro e ir un poco desapercibidos.
Nos surtimos de comida, ropa y otras cosas.
—No tengo mi arma y necesito una, quédate aquí, veré si puedo conseguir alguna.
—Ten cuidado —le advierto.
—Tranquila —me da un beso en los labios y se va.
Logro ver una farmacia y compró medicamentos, toallas, espinas de acacia y encuentro ropa de bebé. Me llevo cinco pares idénticos.
Me vuelvo loca con tantas prendas preciosas.
—¿Es todo?
Asiento.
—Tengo una camisa de hombre idéntica a los enteros —agrega la chica.