Ayuda
El enojo de Aria era casi palpable.
Todos quedaron inmóviles ante el pedido de Sofía, esperando la menor señal de su alfa para tirarse en contra de aquellos que los mantenían en jaque.
Liam esperaba que ella considerase las palabras de aquella codiciosa mujer.
-Bien- Aria retrocedió sin quitarle los ojos de encima- te dejaré tomar mis tierras.
-Dije que me dieras los derechos.
-Oh, creo que eso tendrás que pedírselo a Sean Wells.
Sofía se sorprendió.
-¿El alfa de los pumas White Claws? ¿Que demonios tiene que ver en esto? No me hagas perder el tiempo, patética excusa de alfa.
-Ten mucho cuidado, nadie se enfrenta a mí sin salir ileso- Aria se detuvo hasta quedarse cerca de Hunter y Alexei- si quieres los derechos de las tierras, tendrás que hablar con Sean, él nos otorgó un permiso para vivir en el territorio que tú, maldita codiciosa, quieres. Nos iremos, ahora deja ir a los míos.
Sofía frunció el ceño, molesta, afirmó sus manos en fuertes puños, Liam esperó la decisión que determinaría lo que iba a suceder.
Si vista se trasladó del alfa leopardo, a la mujer humana que apenas se mantenía de pie a unos cuantos metros detrás. Parecía que en cualquier momento iba a caerse.
El animal en su interior gruñía de rabia.
-No hay papeles. No hay trato- Sofía volteo hacia donde estaban los dos hombres- llevenselos.
-¡No!- gritó Jane.
-Ahora.
La orden de Aria era lo que más necesitaban, el enfrentamiento comenzó como un choque de truenos, Liam golpeó a aquel que se atrevía a cruzarse en su camino. Necesitaba avanzar, necesitaba encontrar a Shelly entre el caos que se desató en el valle.
-¡Liam ve tras ellos!- exclamó Aria atrapada en una feroz pelea con Sofía- recupera a los niños.
Entre la necesidad de obedecer y el instinto protector... Primó la orden.
Liam evadió a una mujer que quiso derribarlo, pero no pudo con un fornido hombre que se lanzó desde un lado, el peso lo derribó al suelo, aplastando, el aire era escaso. De repente, el hombre salió de encima cuando alguien se abalanzó contra este y lo empujó a un lado.
-Corre- le dijo Aiden, lo tenía inmovilizado contra el suelo, agarrando con fuerza su garganta- ¡Hazlo!
Corrió al bosque siguiendo el débil rastro de olor de los niños, el único que podía percibir con facilidad era el de Lauren.
El ruido de la lucha quedó atrás, mientras avanzaba al máximo de su velocidad. Captó olores extraños, cuatro, decidió cambiar su dirección para intentar un rodeo. Sus pulmones ardían y sus piernas perdían impulso, giró a la izquierda esquivando los árboles y se detuvo, frenando a los dos hombres que habían huído con Jasper y Lauren.
-¿Crees que tienes oportunidad contra nosotros?- habló uno de los escoltas.
Él y otro más, se colocaron delante de los dos que sostenían protectoramente a los pequeños.
-¿Por qué... Hacen... Esto?- dijo entre jadeos- ¿Por qué... Ayudan a un clan de traidores? ¿Ustedes son renegados?
-¿Y a tí qué te importa?- preguntó el escolta moreno- Perderás tu vida si nos enfrentas.
-No le haremos daño- agregó el hombre rubio que tenía a Lauren- no dejaremos que ellos se les acerquen. Puedes estar seguro.
-No, no voy a dejarlos ¡Son parte de mi clan!
-También perdimos cachorros- respondió- y nadie quiso ayudarnos, Sofía tendrá su territorio, y nosotros tendremos ayuda para encontrar a nuestros niños.
Liam miró con incredulidad a los cuatro lobos.
-¿No lo saben?
-¿Saber qué?
Astutos, Sofía los había engañado de tal manera que ni siquiera sabían que eran aliados de aquellos que les hicieron daño a sus niños.
-Sofía ordenó el secuestro de Thomas, los que lo hicieron se pasaron de fuerza y lo mataron. Ella tiene a los otros tres encerrados en su territorio- hizo una pausa para mirar a los niños que dormían sin saber en el peligro que estaban- ustedes están ayudando a un clan de asesinos y secuestradores.
Brillantes ojos amarillos lo observaron con recelo.
-¿Cómo lo sabes?
-Los hemos estado vigilando. Y tenemos pruebas que lo confirman.
-Los haremos picadillo- gruñó el moreno- ahora mismo.
-¡No!- Liam los detuvo- quedense aquí y cuiden a los niños.
-No obedecemos órdenes de nadie.
-Lo sé. Pero si regresan, el riesgo para ellos será peor porque Sofía los querrá matar.
Jamás habría pensado que podría necesitar la ayuda de un lobo. Mucho menos, de renegados. Pero dada las circunstancias, cualquier ayuda era bien recibida.
-De acuerdo, gato, nos quedaremos aquí.
-Cuidaremos a tus niños- agregó el rubio- pero si salen de esta, le dirás a tu alfa que nos permita vengar a Thomas.
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Editado: 23.09.2018