Anastasia se escabulló sin que nadie la viera hasta esta salir al balcón donde se encontraba su hijo esperándola, pero las puertas antes de encararlo
—¿A caso te has vuelto loco? —murmuró y volteó a ver a todos lados —. Alguien pudo verte o reconocerte
—Perdón madre, solo quería estar en un dia tan importante como este —sonrió —, se ve hermosa. Como la digna reina que es
Para Nicolás verla vestida de novia no pudo evitar imaginar cómo habría sido la boda se sus padre y se preguntó ¿Habría sido así de fría con su padre? Una parte de el creía que así era pero algo dentro de él, le aseguraba que no; que si ella era ahora como es fue solo por la pérdida de su esposo
—Mi reina, ¿Puedo hacerle una pregunta? —Anastasia solo lo miro —, ¿Como fue la boda con mi padre?
El asombro era evidente en el rostro de Anastasia ya que jamás se espero esa pregunta y menos ese día del cual era lo menos en lo que quería pensar. Pero se lo debía, a él y a su padre
—Cuando me casé con tu padre —volteó a ver hacia el paisaje nocturno —, fue el día más feliz de mi vida. Estaba apunto de unir mi vida con el hombre que amaba. Estaba tan nerviosa que tuvieron que maquillarme dos veces por que llore, mis dos hermanas estaban hay ayudándome para que fuera todo perfecto. Cuando llegue hasta el salón donde se llevaría acabo la ceremonia lo hice con la cabeza inclinada, pero con la certeza de que si alzaba mi rostro lo primero que vería, iba a ser el rostro de mi gran amor. Y así fue, alcé la vista y el estaba hay tan apuesto, seguro de paso que íbamos a dar que mis labios inconscientemente se curvo en una sonrisa. Cuando estábamos parados frente al sacerdote no podía escuchar nada, como si todo hubiera desaparecido
Nicolás observaba a su madre, y era increíble como su rostro se iluminaba con la mención de su padre. Como la sonrisa que el pensó que no tenía salida ante cada palabra
—Solo volví en si cuando tuve que decir la palabra que cambiaría mi vida
Anastasia volteó a ver a su hijo con una gran sonrisa y él se la devolvió
—¿Cual? —pregunto recargado en el barandal
—Aceptó —sonrió —, con esa palabra mi vida se llenó de colores. De hay solo recuerdo que bailamos al compás de la música mientras reíamos discretamente como los cómplices que eramos mientras los pétalos caían sobre nosotros
—¿Pétalos?
—Si, tu padre hizo que lanzaran pétalos como se hizo el día que nos volvimos a ver en aquella mascarada donde todos comenzó
—Así que tuvieron una hermosa historia de amor
Solo decir aquellas palabras la sonrisa que hasta hace un momento tenía Anastasia se esfumó
—Deberías irte —le hizo saber mientras caminaba hacia la puerta —. Ya te has arriesgado mucho
—Madre
—Nicolás —miro sobre su hombro —, ya te has arriesgado mucho. Por favor no hagas que el sacrificio sea en vano
Salió de aquella terraza con dirección de su habitación, estaba demasiada afectada con aquella platica que lo que menos le apetecía era lidiar con gente hipócrita. Pero al entrar se encontró con Meredith
—¿Que haces aquí? —pregunto sería
—He venido a preparara todo para su noche de bodas —hizo una reverencia
En eso observo la habitación que estaba iluminada con velas y la cama estaba hecha con sábanas de seda de un color marfil, en eso fijo su mirada en la mesa que estaba puesta para dos personas y una jarra de vino al igual que una jarra de té. Con las lento se acercó
—Es algo extraño —la vio —, que este una jarra de vino y una de té. En la misma mesa y más en la noche de bodas
—Yo pensé que su majestad no le apetecería el vino por eso me tomé el atrevimiento de prepararle una jarra de té —hizo otra reverencia —, espero que su majestad me perdone por este atrevimiento
—No te preocupes —hizo un gesto con la mano para restarle importancia —, mejor ayúdame a quitarme el vestido
—¿No va esperara al rey? —preguntó y al ver el rostro de su majestad bajo la mirada —, nuevamente disculpas mi reina
—Últimamente estás muy extraña Meredith —se acercó a ella —. Me estás ocultando algo
—No su majestad —miro hacia bajo mientras estruja sus manos con nerviosismo
—Bien, ayúdame a desvestirse
Una vez que estuvo sola empezó a dar vueltas por la habitación mientras observaba aquella mesa. Algo lo estaba bien, y ella lo presentía cuando estaba dispuesta a tirar todo la puerta de la habitación se abrió dejando ver la imponente figura de Sandro, que la vio con el seño fruncido
—¿Que haces?
Preguntaron los dos al mismo tiempo
—No creerás que dormirás conmigo —le dijo con voz enojada —, recuerda que este matrimonio es por conveniencia
—Lo sé, y no he venido a eso
Le hizo señas para que guardara silencio cuando escucho pasos afuera de la habitación. Con sigilo se acercó a ella
—He venido por que alguien ha pasado muchas veces por mi habitación
Ella no pudo evitar soltar un suspiro y lo miro incrédulo
—Ya sé —se adelanto él —, puede ser cualquier personal. Pero se ha detenido varias veces enfrente y ha intentado abrir la puerta quien sea que fuera sabia que no estaría en mi habitación o al menos eso pensaba, se escuchaba que eran botas de hombre, al abrir la puerta pude ver una sobra pero no pude distinguirla así que la seguí y lo perdí por estos pasillos
—Sandro por estos pasillos solo están mis aposentos
—Lo sé, y creo que la persona es alguien de tu servicio
—¿Que intención tendría mi servicio, para entrara a tu cuarto?
—Lo mismo quisiera saber
El frescor se adentró en la habitación por la ventana que se mantenía abierta, haciendo que ella se abrazara. Al notarlo Sandro agarro una manta y la puso en sus hombros
—Gracias
El no dijo nada solo se limitó a cerrar la ventana antes de voltear hacia ella
—Necesitamos saber quién es la persona que merodea por aquí y lo más importante ¿Por qué lo hace?
Anastasia lo observo justo cuando una pregunta rondaba su cabeza