Los rayos del sol se colaban por la ventana anunciando un nuevo día, el primero en abrir los ojos fue Sandro. la tenia hay a su lado, recostada en su pecho como hace años había imaginado pero la sensación que le producía era mejor que sus locos sueños. la sintió moverse antes de ver sus ojos adormilados
-Buenos días -le susurro con una sonrisa
- Buenos días -le contesto -, ¿Que hora es?
-Me imagino que como las ocho ¿Por que?
-¿Las ocho? -se levanto cubriendo su desnudes -,tenia reunion con el consejo a las siete y ya es tarde
Le aclaro tratando de salir por la puerta pero el la detuvo
-Tranquila, tu doncella debe de haberles avisado -la abrazo -, así que mejor ven acuéstate conmigo. Después tomaremos un baño y desayunaremos en el balcón
-Mmmm, esta bien -acepto - pero solo un rato
-Eso ya lo veremos -murmuro
Margaret estaba en la sala tocando el piando o al menos eso intentaba pero no lograba concentrase. En la mañana fue avisada por una sirvienta que su hermana no había pasado la noche en su alcoba si no en la de su esposo. Empezó nuevamente a tocar y cuando parecía que ya por fin había recuperado la concentración su sirvienta la interrumpió haciendo que ella tocara mal una nota
-Espero que sea algo importante -la miro -, acababa de recuperar la concentración
-Lo siento princesa -agacho la cabeza -, pero alguien solicita una audiencia con usted
-Ahora no estoy para nadie -se levanto dándole la espalda para caminar hasta la puerta para después voltear nuevamente a verla -. si alguien mas viene le dices lo que ya te dije: que no estoy para nadie
-¿Ni para mi? -escucho una voz atrás de ella
Margaret al reconocer la voz volteo a ver a la persona que estaba en el lumbral de la puerta
-Que descortesía de tu parte Margaret -se adentro a la estancia con una sonrisa -, ¿Así es como recibes a una... vieja amiga?
-Hola Amelia -sonrió fríamente -, un gusto volver a verte ¿Que te trae por aquí?
-Vine... por mi parte del trato
Paso a su lado para dirigirse al piano donde antes estaba Margaret donde toco unas notas para luego hacer un chirrido cuando dejo caer su mano en las notas
-Aun no he podido cumplir con mi parte del trato -le aclaro
-Lo se, he escuchado que se ha casado -miro al rededor como si el lugar fuera insignificante para ella antes de verla -, y nada mas que con tu hermana. Tu me aseguraste que te casarias con él y que formaríamos la alianza con el matrimonio de nuestros hijos. Aseguraste que si tenias una hija con Sandro dejarías que se casara con mi hijo así su reino nos protegería
-Eso no fue mi culpa, es un imprevisto en nuestros planes -le aclaro Margaret -, pero a lo mejor puedas hacer alianza con mi hermana
-Por favor Margaret -se sentó en el sillón -, si fuera así de fácil ya lo habría hecho
-Pero ahora ella podrá engendrar un heredero o una princesa -le aclaro -, y tal vez puedan una alianza... o unir sus reinos con un matrimonio. Por lo que se tienes dos hijos, un príncipe y una princesa
-No suena mal tu idea -concordó Amelia -puede que tu plan no sea una total locura. Esperemos entonces, pero recuerda que aun me debes un favor
Con eso se fue dejando una furiosa Margaret. Odiaba deber favores y mas si se trataba de Amelia, deberle algo a Amelia era como cavar tu propia tumba, ella era una de las personas las cuales no deberías de tener como enemiga. Amelia salía de aquella estancia regia y imponente, cuando de repente escucho risas que provenían de las escaleras. Se trataba de la reina y su esposo. Por un momento sintió un coraje descomunal pero rápidamente se compuso
-Hola Sandro... perdón, rey Sandro -corrijo con una reverencia
-Buenos días princesa Amelia -saludo sin una pisca de emoción -, ¿Que la trae por aquí?
-He venido a visitar a la princesa Margaret, pero me han dicho que se encuentra indispuesta por eso su doncella me dejo pasar a su sala de música espero que no les moleste
-De ninguna manera -le aclaro Anastasia con una amena sonrisa -, ya que se ha tomado la molestia de venir no seria correcto de mi parte que piense eso de nosotros
-Ha, felicitaciones por su boda y también por la union de sus reinos
-Gracias -dijo Anastacia -, si me permiten tengo... algunos asuntos que atener, con permiso
Con esas palabras salió dejando solos a Sandro y Amelia
- Veo que al final decidiste casarte -hablo Amelia -, cuando años atrás me dijiste que no te casarías con nadie
-No dije eso, te dije que no me casaría contigo -aclaro
-¿Por que Sandro? -se acerco a él -, si me hubieras elegido como tu esposa no habrías tenido que renunciar a tu reino
-Pero si a al felicidad -se alejo -, jamás iba a poder ser feliz contigo
-¿Y con ella si? -le pregunto como si sus palabras no le hubieran hecho algún daño -, ella que es muy fria. apuesto que en la cama te deja mucho que desear
-Aunque no lo creas no es nada de lo que te imaginas -se alejo al verla acercarse nuevamente -, con ella encuentro cariño, deseo... pasión. la misma que tu no llegaste a despertar en mi. así que respondiendo a tu pregunta; si, Anastacia me hace feliz
Ella lo miro y soltó una risa burlesca mientras trataba de contener la furia que el provocaban sus palabras
-Recuerdas lo que te dije la ultima vez que nos vimos -se acero para susurrarle -, te dije que me vengaría por tu rechazo
-Y ya han pasado dos años y no has podido cumplir tu amenaza
-No fue una amenaza fue una advertencia -sonrió -, recuerda que la venganza es un plato que se sirve frio. Pronto hare que te arrepientas de la decision que tomaste. Mientras tanto disfruta la poca felicidad que te queda, hasta pronto