A la mañana siguiente Piero llegó muy temprano a la casa de Alexandra, iba a llevar a Kary a la escuela… pero sobre todo, quería ver a su reina y darle el beso de buenos días.
¡Buenos días nana! – Saludó Piero a la niñera cuando abrió la puerta –
¡Buenos días señor Piero! Pase adelante… Kary ya desayunó y está buscando sus cosas en su habitación para irse, la bebé Dulce aún duerme y la señorita Alexandra está ordenando todos sus papeles a llevar a la oficina en la sala – Buena información la de la nana –
Gracias nana… me ha ayudado mucho tu saludo – Bromeó Piero pasando a la sala, ahí estaba Alexandra De Fara, elegante, hermosa, tan exquisita que parecía una muñeca y no una mujer… el impulso le ganó, y Piero se acercó a ella por detrás le dio la vuelta como un flash y le estampó un desesperado beso sin aviso… Alexandra se sorprendió mucho pero… fue una grata sorpresa, después de un segundo decidió dejar de lado el susto y se dedicó a devolverle ese “delicioso” beso de buenos días que jamás alguien le había dado *Cristian jamás contó* y ahora que tenía ese placer no podía desaprovecharlo, a Piero se le aceleró el pulso cuando Alexandra se pegó más a él y hundió sus dedos en su cabello, su aroma era delicioso… ¡Ella era deliciosa! –
Buenos días… - Dijo al fin Piero dejando a Alexandra tomar aire y abrazándola fuertemente –
Buenos días… ¿Se puede saber porque tanto cariño?...
¡Más bien por qué tanto amor! No tienes idea de todo lo que me haces sentir…
¡Sí tengo! Tú me haces sentir lo mismo – Le susurró Alexandra apretándolo mucho más… ¡Lo quería! ¡Por todos los cielos como lo quería! –
¡Yo también quiero un abrazo de papi! – Exclamó Kary bajando por las escaleras con su mochila y lonchera –
¡Claro que sí princesa! Ven a mis brazos – Le sonrió Piero dándose la vuelta y caminando hacia Kary… la niña ni lenta ni perezosa corrió a sus brazos y le dio un beso en la mejilla –
¡Tú serás el papá más guapo de todos! – Dijo Kary muy orgullosa… y a Piero casi se le derrite el corazón al contemplar esa miradita de amor… ¡Kary lo veía como su papá! Y eso lo llenaba de dicha –
¡No sigas princesa o me lo voy a creer! ¿Nos vamos? – Decía Piero mientras le brindaba una sonrisa a Alexandra y salía con Kary de la mano, abrió la puerta de su auto y le ayudó a subir como todo un caballero, le puso el cinturón de seguridad y luego se subió él, arrancó y se fueron –
¡Creo que él es el indicado! – Exclamó la nana con Dulce en brazos que ya se había despertado y tomaba su biberón de la mañana –
Nana… ¡Creo que hoy sí tienes razón! Aún tengo miedo… ¡Pero no quiero dejarlo ir! ¡No quiero! – Suspiraba Alexandra contemplando como el auto desaparecía en la calle… después de tanto sufrir… al fin era feliz, no iba a dejar que nadie le arrebatara esa felicidad –
Llegando a la escuela Kary era pura emoción y risas, tomada de la mano de Piero miraba a los otros niños como “presumiendo” a su papá, algunos murmuraban algo… como quién era él, que hacía con Kary y cosas por el estilo, ya que todos sabían la verdad prácticamente… Alexandra era muy discreta pero las cosas se saben y no faltan los mal pensados que se encarguen de criticar.
¿Y usted quién es? – Preguntó la maestra con cara de pocos amigos –
¡Mucho gusto! Soy Piero Barone…
¡Es mi papi! – Exclamó Kary sonriendo y colgándose de la mano de Piero miraba a la maestra que no sonreía ni un poquito –
Karmindy De Fara… debías traer a tu papá… no a un amigo, a ti te entiendo y suponía que no traerías a nadie, ya que tu mamá trabaja todo el tiempo y sólo manda a la nana…
¡Pero él es mi papi! – Volvió a insistir Kary casi queriendo llorar, al ver eso Piero sintió un extraño y repentino instinto paterno y salió a la defensiva –
¡Yo soy su padre! Y pronto será oficialmente… así que también le agradecería que no le hable así a una niña, por muy inteligente que sea, Kary sólo tiene 5 años – La voz firme y potente de Piero hizo regresar a su lugar a la maestra, que sólo asintió con la cabeza y fue a recibir a otros padres que estaban llegando –