La Reina de las Nieves

Parte 1

Cheelai y Lemo todavía estaban en el planeta del dios de la Destrucción, escondidos con el sayayin legendario del Emperador del Mal.

— Que bueno que nos quedamos aquí, así el grandote puede que aprenda a no destruir todo a su alrededor — Cheelai estaba al lado de su viejo amigo que estaba preparando la cena para todos.

— Temo que cuando esto pase debamos volver al planeta Vampa, aquí tenemos de todo, y mi trabajo me gusta.

— En cambio yo me siento incómoda cada vez que me mira ese gato... es como si viera un ratón. Hasta cuando ese enano dejará de buscar a Broly, quisiera irme a Vampa, allá dentro de todo vivíamos tranquilos.

— Lo que tú prefieres es que él solo se concentre en ti — subió y bajó las cejas.

— No digas tonterías Lemo. Solos somos amigos. Ahora el grandote quiere aprender a controlar su poder rápido, dice que es por el bien de todos.

— En eso tiene razón — aunque quería al joven, el hombre mayor sabía todo el potencial que ocultaba en legendario super sayayin.

Ambos miraron al joven del que hablaban, estaba sentado bajo un árbol, con los ojos cerrados, respirando lentamente, era la nueva forma que tenía de tratar de controlar su inmenso poder, cuando se enfurecía perdía el controlar de su poder, era algo difícil para él, pero no imposible le decía todos, solo él tenía dudas de que pudiera alguna vez usar a su antojo su fuerza. Abrió los ojos lentamente, cuando volteó a ver a sus amigos, estos se dieron vuelta y se quedaron callados.

"Ellos no quieren dejarme, ni aprovecharse de mi poder, son buenos —sonrió fugazmente, y siguió tratando de relajarse, quería seguir el ejemplo de Vegeta, que había logrado, mediante la meditación, poder vencer a Goku en una pelea sin poderes — debo calmarme, no quiero que me teman, ni hacerles daño, si algo le pasa a Cheelai por mi culpa, ya no podría seguir viviendo".

Mientras en el cuartel de Freezer, éste había vuelto a retomar la pista de un poder tan grande que, si lo lograba obtener, nadie en el universo, ni esos molestos sayayins podrían con él.

— ¿Estás segura de lo que dices Berriblu? — su tono denotaba una frialdad peligrosa para su interlocutora.

— Así es mi Señor, el hombre que cuidaba a la Princesa de las Nieves sufrió un accidente y murió, entonces la bebé fue enviada a un orfanato, y al final termino entre sus tropas.

— ¿Quién lo diría? La llave para poder conseguir el poder de congelar todos los mundos que yo quiera estuvo entre mis filas, y yo sin saber nada.

El demonio del frío sonrió relajado, fue una buena jugada de los Reyes, antes de morir hicieron desaparecer a su hija, haciendo creer a todos que había muerto. Solo los descendientes de la familia real tenían la posibilidad de usar esas habilidades que él ansiaba, por eso Freezer había desechado la idea de hacerse con ese poder, pero ahora que supo que hay alguien de esa rama viva, nadie lo detendría para atraparla.

— Con el poder de la Princesa de las Nieves, nadie podrá oponerse a usted.

— Técnicamente ya no es princesa, ya que mate a sus padres ahora es la Reina, que pronto será otro más de mis aliados, le guste o no ¿Lograste encontrarla?

— Es que... es que...

— ¿Qué pasa?

— ¿Recuerda el sayayin llamado Broly?

— ¿Qué tiene que ver ese simio en esto?

— ¿Es que... es que...?

— ¡¡HABLA DE UNA VEZ!!

— Está con él, es la muchacha que robo el deseo de las esferas del dragón en la Tierra.

— Está con ese tipo ¡¡Diablos!! Como no vi que era de esa raza... ellos están en el planeta del dios de la Destrucción — pensó un rato, para luego volver a su sonrisa irónica — ya sé que debo hacer para que esa mujer caiga en mi poder.

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En el planeta del Bills, el sayayin y Lemo estaban sentados conversando cosas sin importancia, mientras en el lago la joven estaba acostada en el suelo, mirando el cielo. En eso llegó Whis y el dios de la Destrucción, venían con un joven de pelo blanco y piel verde, con uniforme militar, y mirada fría. Un poco más atrás estaba Kaio Shin.

— Srta. Cheelai, le presentó al General Laoli, del Pueblo de las Nieves.

— Se parece mucho a ella — Lemo le comentó en un susurro a Broly.

— El gusto es mío — dijo la muchacha, que quieren estos de mí pensó y miró nerviosa al sayayin, como buscando su apoyo.

— Te tengo una buena noticia, aunque mala para mí, te vienen a buscar para llevarte a tu hogar — dijo algo molesto el gato antropomorfo.

— ¿De qué hogar habla? Yo no tengo, soy huérfana.

— Sr. Bills, debe explicarle bien las cosas, recuerde que solo era un bebé cuando la apartaron de sus padres — el ángel se volvió con sonrisa comprensiva hacia la joven — su nombre no es Cheelai solamente, sino Princesa Cheelai del Reino de las nieves.

— ¡¡¡Princesa!!! Qué broma es esta.

— Su alteza, déjeme mostrarle las pruebas — dijo el desconocido.

Efectivamente había fotografías, papeles, y demás, que no dejaban duda que era quien le dijeron.

— Ahora es la Reina, ya que sus reales padres murieron a manos de Freezer hace 20 años atrás, para protegerla le enviaron a cargo de un soldado, usted y su custodio se trasladaron a varios planetas, pero en el último él sufrió un accidente y murió, entonces no supimos que le pasó. Demoramos todo este tiempo en lograr llegar a pedirle al divino Kaio Shin que nos ayudará con su búsqueda.

— Esperen... detengan el mundo que me quiero bajar... yo... una princesa... de mí pueden decir muchas cosas, pero que soy de la Realeza... no — porque me dicen todo esto pensó — ¿Qué quiere de mí?

— Que vuelva a su reino para asumir sus responsabilidades. Acá tiene un mensaje que le dejaron sus majestades — le pasó una esfera que cuando ella toco empezó a brillar — solos los descendientes directos de los monarcas pueden hacerla funcionar.

— Está bromeando, dirigir un reino... yo — botó la bola, cerró los ojos, cuando los abrió estaban húmedos, miró a todos y corrió al cuarto que tenía en el Palacio del dios.



#11799 en Novela romántica

En el texto hay: guerra, decepción

Editado: 17.11.2023

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