Sin previo aviso, Ariana empezó a sentirse mareada por los nervios. La escena que encontró justo detrás de aquellas finas puertas de cristal la estaba superando por mucho.
Por un lado, la figura imponente de un hombre pasados sus cuarenta años llevando una gabardina negra que le cubría gran parte del cuerpo, dejando a la vista una pequeña porción delantera de su traje azul marino. Y por el otro, un silencioso Austin luciendo su muy común estilo casual.
Ariana tuvo que tragar saliva y dar un respiro muy hondo para poder articular palabra sin trastrabillar.
—Hola papá, no te esperaba tan pronto.
—Es obvio que no. Ahora, ¿vas a responder mi pregunta? —le recordó su padre con bastante severidad. —¿O tendré que hacerlo por ti?
Ariana fijó su vista en aquel par de ojos color azul zafiro que la interrogaban. Por más que se esforzará, aquellos gemelos suyos aún podían cortarle la respiración a pesar de los años. —No sé de qué juego estás hablando.
—Respuesta incorrecta, Mélisande.
Debía haber sabido ya que no podría despistar a Alexander Allen. Y ahora, al usar su segundo nombre demostraba lo molesto que se encontraba. Al parecer, era momento de confesar antes de que las cosas se pusieran peor.
Ariana tomó aliento y apretó el asa de su maletín con fuerza a la vez que hacia un esfuerzo sobrehumano para sostenerle la mirada a su padre y no bajar la cabeza. —Papá, todo lo que puedo decir es que todo ha sido mi culpa. Así que, por favor, deja a Austin fuera de esto.
—¿Qué lo deje fuera? —Alexander fingió una carcajada. —Ariana, sé qué puedes llegar a ser muy lista, pero no creo que este tipo de juegos puedan ser una de tus estrategias financieras —y sin decir más, sacó un juego de fotografías que cayeron casi en forma de abanico sobre el escritorio.
Ariana caminó de forma inconsciente hacia el escritorio. Más que curiosidad era la necesidad de saber de qué era acusada realmente. ¿Podría haber sido descubierta en un descuido y todo su sueño se iría directamente al drenaje?
Sin embargo, aquella evidencia no mostraba ninguno de sus más oscuros secretos, sino a ella, o al menos alguien muy parecida a ella, junto a un hombre cuyo rostro no se podía ver bien debido a la capucha de la sudadera y los lentes oscuros que usaba. La pareja estaba demasiado acaramelada como para ser una simple amistad y he allí el porqué del enfado de su padre.
—¿Cómo es qué…?
—Una amiga de tú madre nos informó que un periodista estaba subastando estas fotografías. Fue una suerte que pudiera conseguirlas a tiempo o de lo contrario, tú serías el mayor escándalo del año en los titulares de esta mañana y sobra decir que también la empresa.
—Papá, yo…
—A como ya le dije antes señor Allen, él hombre que aparece en esas fotos soy yo —Austin salió de su imparcialidad y silencio solo para interrumpir a Ariana antes de que está pudiera acabar con su coartada, que, dicho sea de paso, aquella información dejo a Ariana más que desconcertada.
—¿Qué…?
—A nosotros nos gusta tener momentos en los que la prensa o una horda de fans no nos aceche. Por eso, intentamos pasar desapercibidos en la medida de lo posible.
—Insisto en que eso es imposible para el mayor playboy del país.
Austin se encogió de hombros. —Sigo diciéndole que soy inocente de todos los cargos. La única persona con la que he estado ha sido con su hija, todo lo demás han sido solo rumores. Y por lo del playboy, puedo decirle que hay quienes pueden alardear de tener mayor fama que la mía.
—¿Es eso cierto, Ariana?
A Austin no dejaba de sorprenderle aquel hombre. Ni siquiera con su propia hija podía dejar a un lado el león sediento de sangre y poder que llevaba dentro. Aunque según había escuchado, Ariana había heredado mucho más de los genes de su padre de los que se podían ver a simple vista. Pero lo que no podía explicarse era, ¿por qué sentía la necesidad de proteger a la princesa del depredador siendo este un evidente acto suicida?
Mientras esto pasaba por la mente de Austin, en la de Ariana no había nada más que desconcierto por las palabras de Austin. ¿Por qué estaba haciendo esto? ¿Acaso no sabía exactamente quién era su padre?
Austin se acercó a Ariana para tomarla de la mano. —¿Qué más pruebas necesita para creerlo, señor Allen?
Alexander frunció el ceño. —Más que el simple hecho de que usted me diga que se han enamorado perdidamente. ¿Sabe en realidad quien es Ariana Allen?
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Editado: 20.10.2019