La reina del cementerio

Capitulo 11

En cuestión de segundos alrededor de Ricchi aparecieron unos hombres. El reconoció uniforme de las guardias del tren.

- ¿Qué carajo fue esto? - empezó a gritar uno de ellos.

Ricchi levantó la cabeza.

El hombre que gritaba era alto y robusto con bigotes de morsa, que saltaban en cada palabra.

Ricchi lo miró sin expresión. Ya no le importaba nada alrededor. El dejó a Ela morir por segunda vez.
- A ver, apártate chico - El guardia de bigotes de morsa lo agarró de los hombros y sacó de Ela.

Ricchi obedeció. Se quedó sentado al lado.

El bigotudo se arrodilló adelante de la chica y le abrió un ojo.

Se quedó preocupado.

- ¡Mierda!

La agarró de la muñeca probando pulso. No lo encontró.

Suspiró. Apoyó la oreja al corazón. En menos de cinco segundos levantó la cabeza.

- ¿Cómo esta ella? - preguntó otro guardia.

El bigotudo meneó la cabeza.

- Esta muerta. ¡Mierda! Llama a la policía. Y a una ambulancia...para llevar el cuerpo.

- Pobre chica - dijo el segundo guardia.

- Lo lamento, hijo - el hombre de bigotes le puso la mano en el hombro de Ricchi.

Ricchi no reaccionó. Solo cerró los ojos. Un tiempo largo. Hasta que el tren se fue. Hasta que una voz con tono oficial cortó el aire espeso alrededor de Ricchi.

- ¿Este chico estaba con ella? Eh, muchacho, ¿me puedes contar lo que pasó?

Ricchi abrió los ojos.

Un policía muy gordo lo miraba a los ojos.

Ricchi miró alrededor. El tren ya no estaba. Solo unos hombres alrededor de él. Dos guardias y dos policías. Y Ela. En el pasto. En su postura intacta con brazos abiertos.

Después de un par de preguntas, comunes en este caso, los policías se concentraron su atención en Ela. Apenas le vieron la cara de cerca se miraron entre ellos sorprendidos. Parece que encontraron algo inusual.

La revisaron brevemente.

El gordo se dio vuelta y miró a Ricchi.

- Ahora vamos a la ciudad. Tienes que firmar unos papeles. Ahí viene la ambulancia.

En este momento Richi se acordó que son policías. Y que lo buscan. Pero ya no le importaba.

- ¿Puedo ir en ambulancia con ella? - preguntó al gordo.

- Ningún problema.

Después de constatar su muerte, los médicos levantaron a Ela con cuidado y subieron en la camilla.

Ricchi entró a la ambulancia y se tiró al banco. Subió el doctor. El auto arranco despacio, saltando por las imperfecciones del suelo.

Ricchi miró al cuerpo de Ela.

Ella estaba tapada con una sábana hasta el rostro. El auto saltó en un pozo. La mano de la chica salió debajo de la sabana y se quedó colgado. Con cada movimiento del auto la mano se movía en un gesto como llamándolo. "Ven, ven, ven".
Al llegar a la ruta ambulancia arrancó con más velocidad. Atrás corría la patrulla.

- ¿Adónde la van a llevar? - preguntó Ricchi al doctor.

- A Beltrama. Al hospital “Santa Brigitta”.

 

Hola chicos. Se acuerdan como se llamaba el hospital donde atendieron a Ela cuando se enfermó?

Po favor comenten.
 




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