La Reina Del Mafioso

Capitulo 7

  Tome la taza de café humeante y coloque la tapa de plástico negra, lo deje en la barra junto con una bolsa marrón que contenía unos bocadillos y otro vaso desechable, comencé a sumar los números en la maquina, dicte el resultado y las chicas que estaban vestida con ropa de deporte me entregaron algunos billetes, con una sonrisa me dejaron el vuelto y se fueron entre palabras intercambiadas entre ellas, tome el billete y lo guarde en el bolsillo de mis jeans.

 - Martina.- La voz de Lupe hizo que me sobre saltara.

  Me doy vuelta y la observo.

 - ¿Si?.- Pregunte mientras la veía avanzar a pasos cortos hacia mi.

  Su vista estaba pegada a su tablet.

 - ¿Podrías ir a la tienda de mascotas y comprar el alimento para mi perro?. Quiero terminar esto hoy, no lo quiero llevar a casa así que me quedare hasta mas tarde en la cafetería y cuando salga los negocios ya habrán cerrado.-  Hablaba con rapidez y cansancio.

 - Claro.- Dije.

 - Esta es la cantidad que necesito que compres y de que marca.- Dijo entregándome un pois-it amarillo.- Ah, toma, el dinero.- Saco un billete de la registradora y me lo tendió.

  Con la mirada aun en aquel aparato luminoso y táctil desapareció por el pasillo.

  Camine hacia Bruce que estaba tomando la orden a un grupo mixto.

 - Ya vuelvo.- Le dije cuando pase por su lado.

  El me dedico una mirada y luego volvió a mirar a las personas que ocupaban la mesa.

  Abrí la puerta y la campana sonó, camine rápidamente mientras el frió azotaba mi cuerpo y el sol del comienzo de la tarde golpeaba contra mi nuca, cada vez que pasa por una construcción algo alta me bañaba en su sombra y provocaba que el frió fuera mas intenso pero cuando salia de aquella oscuridad y me bañaba en la luz era un alivio que quemaba mi espalda gracias a mi polera negra, cruce la calle algo transitada, era una zona comercial y residencial donde estaba ubicada la cafetería. Luego de una tres cuadras infinitas más llegue al frente del local de mascotas, subí unos pequeños escalones de cemento y entre al lugar, el olor a aserrín y alimento para mascotas invadió mis fosas nasales y el ruido de los cachorros ladrando, algún pequeño minino maullando y el ruido de la poca gente que había en el lugar golpeo de lleno mis tímpanos.

  Si descartamos el sonido de las voces de aquellas personas el lugar seria mas agradable.

  Camine unos paso y mire hacia mi izquierda, una perritos de diferentes tamaños y razas saltaban contra el cristal que estaba a mi lado, con una sonrisa me incline levemente sobre aquella caja de cristal y acaricie todo el pelaje que chocaba contra mi mano, los pequeños canes estaban mas que felices de que les diera atención, todos saltaban y ladraban.

 - ¿En que puedo ayudarte?.- Una voz masculina con un tono hostil y desganado se escucho sobre los ladridos de los animalitos.

  De un respingon me enderece y mire hacia mi derecha, un chico flaco, con rulos y con cara de asco me miraba.

 - Necesito alimento para perros.- Dije sintiéndome algo atacada por aquel chico.

  El hizo dar vuelta sus ojos y largo un suspiro.

  No me cae para nada bien.

 - ¿Cual?.- Dijo caminando hasta unas bolsas con imágenes impecables de perros obligados a posar para la cámara.

  Balancee la bolsa de una lado a otro mientras observaba los autos que estaban estacionados al lado del cordón de la vereda, entre todos los vehículos resaltaba uno de color rosa, el auto de la hija de Lupe parecía un batido de fresa en un lugar que solo se servia alcohol barato, empuje la puerta del local y le sostuve para que una mujer con su hijo pudieran pasar sin ningún problema.

 - ¿No crees que eres muy pequeña para aquellas fiestas?.- La voz de Lupe resonó en mis oídos.

  Cerre la puerta y me di vuelta, mi jefa estaba reponiendo los bocadillos en la heladera para exhibir los alimentos.

 - Claro que no. Ya tengo 17 años y conduzco un auto, soy lo bastante grande para ir.- Dijo y tomo un mofin de la bandeja redonda dorada que su madre guardaba en el exhibidor con los otros gemelos del bocadillo que estaba siendo asesinado por los dientes blanqueados de aquella chica con colores pasteles.

  El mufin le sienta bien, son tal para cual.

 - Si.- Dijo su madre riéndose de su comentario.- Si eres tan grande ¿para que me pides permiso?, ¿eh?.- Pregunto algo molesta.- Ha, cierto, porque soy tu madre.- Levanto un dedo.- Porque eres menor de edad.- Otro dedo acompañaba al otro que estaba elevado.- Y porque te puedo castigar si vas sin mi permiso.- Un ultimo dedo se elevo y luego los tres volvían a descender.

  Esta más que furiosa.

  La adolescente tiro furiosa a la basura el mofin, di una pata al suelo y señalo a su madre.

 - Esto no quedara así.- Dijo en forma de amenaza y paso con brusquedad para evitar a su madre que de-seguro le daría la golpiza de su vida por haberla amenazado.

 - Ve caminando a casa, mocosa.- La voz de Lupe hizo que ella se de vuelta y la mirara.

  Las llaves con el logo de Ford colgaba de uno de sus dedos, con un audaz movimiento lo cubrió por completo con su mano y desapareció por su pasillo.

  Con ira la hija de mi jefa cerro de un portazo la puerta haciendo que algunos clientes se sobre saltaran.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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