La Reina Del Mafioso

Capitulo 33

  ¿Como alguien no puede enamorases con detalles como los que me da Enzo?

  Deje el arbolito en la mesa de café y mire nuevamente el interior de la caja ya que había algo que se asomaba entre las infinitas bolitas de telgopor. Atrape el objeto con una de mis manos y de un leve tirón lo saque de la caja con el ruido de el relleno redondo golpeando entre si y saliendo despedido por algunas partes del piso de la sala de estar. Mire el cilindro rojizo que tenían entre mis manos. Era un parlante. Con ganas de seguir descubriendo todas las cosas que estaban escondidas dentro de la caja metí mi mano dentro de ella y sentí algo con la misma textura del cuero. Lo retire del interior y mis ojos no podían creerlo. Era una funda negra de una tablet del mismo color la cual estaba en su interior, pero antes de abrir la funda con apariencia de libro leí los pos-it que tenia pegado.

  "Es mi tablet. Me gustaría regalártela pero ya mis oídos escuchan el grito al aire de frustración por tu parte por regalarte algo "tan caro" por eso decidí prestarte mi tablet. En ella puedes ver películas en una aplicación que tiene "N" por logo con un fondo negro, ademas si gustas puedes descargar otras aplicaciones en ella. Por estos días que no estaré es tuya. Ademas puedes conectarla al parlante por Bluetooth"

  ¿Como este hombre me conoce más que bien?

  Rebusque nuevamente en la caja y las ultimas cosas que encontré fueron chocolates, demasiados chocolates, y una gran manta suavecita con un díselo navideño de renos. Tome la manta entre mis brazos y la abrase feliz de la vida. Feliz de que un hombre como Enzo se interesare en alguien como yo porque con sus detalles y palabras me hace sentir que nunca más en mi vida estaré sola pero sus caricias me hacen acelerar mi corazón y de querer probar sus labios hasta que me muera.

  Deje las cosas sobre el sofá y tome mi celular para llamarlo. El me atendió al segundo tono.

 - Espérame un segundo.- Hablo mientras de fondo se escuchaba mucho ruido. Voces y música clásica.

 - Claro.- Le conteste mientras caminaba hacia la ventana.

  Mire hacia el exterior el cual estaba totalmente blanco por la nieve.

 - Pequeña valiente.- Su voz.

 - Gracias.- Mi voz se quebró y las lagrimas cayeron.

 - Oye, no llores.- La tranquilidad y el cariño en su voz me hizo querer estar a su lado.

 - ¿Como no quieres que llore con todo lo que tu haces por mi?- Pregunte entre lagrimas.

  Mire el cielo y me encontré con los copos blancos cayendo sobre la luminosa ciudad.

 - Creo que la carta fue muy cursi.- El dijo algo a alguien y volví a hablar a mi.- Tírala, haré una nueva.- Hablo.

 - No, ni muerta la tirare.- Hable enojada.

  Su risa del otro lado se escucho del otro lado pero mi ceño fruncido no se fue y las lagrimas comenzaron a ser pocas.

 - Me imagine que ibas a decir algo como eso.- No le conteste.- Sabia que si decía eso ibas a dejar de llorar para estar enojada.- Mi corazón se paralizo porque el tenia razón. Había dejado de llorar para estar enojada por su comentario.

 - Eres malvado, Cock.- El enojo se fue y la picardia llego para ocupar el trono junto con mi risa.

 - Te escuche, Marti.- Deje de reír de golpe.

 - Esta bien me rindo, pero no me digas hacia.- Cuanto me molestaba ese apodo.

 - ¿Como no quieres que te diga? Marti.- Gruñí frustrada.

 - Enzo.- Eleve la voz y el rió.

 - Martina.- Hablo.

  Largue un suspiro y mire los edificios que rodeaban el míos. La mayoría de las ventanas estaban oscuras.

 - ¿Como puedo compensarte por lo de las cajas?- Pregunte con tranquilidad mirando al exterior.

 - Dejando atrás la condición que pusiste para nuestras citas.- Contesto apenas termine mi pregunta.

 - Esta bien.- La condición era de no ir a lugares costosos. Ahora esa condición estaba rota.

  Una voz de una mujer lo llamo por su nombre para luego hablar en italiano. Escuche extasiada como el hombre de tinta le contestaba en el mismo idioma. Por dios escuchar ese idioma con su voz era magnifico.

 - Tengo que irme, pequeña valiente. Luego hablamos.- Ahora me hablo a mi en un idioma que yo podía entender.

 - De acuerdo, igualmente yo tengo que preparar la cena así que.- Me aleje de la ventana.

 - Adiós.- Note su voz algo melancólica.

 - Adiós.- Alegue el aparato de mi oído y corte la llamada.

  Largue el aire de mis pulmones y mire las cuatro cajas apiladas ¿Que habrá dentro? No lo se pero estoy ansiosa de averiguar lo que esconden. Me encamine hacia la cocina para prepara algo de comida y luego tomar los medicamentos que me había recetado el doctor.

  Deje el plato y los cubiertos en la bacha para lavar los platos. Rabia hecho poca comida para poder dejar algo de espacio en mi estomago para los deliciosos chocolates que esperan ser comidos en la mesita de café. La luz del exterior que se colaba por la ventana me molestaba así que fui hasta ella para cubrir el cristal con la blanca cortina pero cuando estuve apunto de cubrirla me detuve al ver algo que me llamo mi atención en la calle. Me acerque más a el cristal y pude ver mejor lo que había fuera. La camioneta sospechosa de la otra vez estaba ahí, estaba estacionada cerca de la puerta de entrada del edificio. Pero en un abrir y cerrar de ojos el vehículo prendió las luces y salio disparado de donde estaba estacionad. Me aparte de la ventana como si hubiera visto un apocalipsis fuera del edificio. Rabia visto algo extraño que me alteraba. Esa camioneta me altero y lo único que se me vino a la mente fue recurrir al único hombre en el que confiaba.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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