El carruaje se detuvo y el cochero abrió la puerta bajó con elegancia; se aproximó a la reina;se inclinó ligeramente y retiro de su cabeza la capucha de su capa, — Gloria y bendiciones para la reina madre, Clarion —, su futura suegra regreso el gesto y saludo formalmente, — Gloria y bendiciones para el Sol de Obelia, sea bienvenida princesa Amelia —, cuando sus miradas se conectaron ambas sonrieron, la reina Clarion dió órdenes a los sirvientes de llevar el equipaje hasta el aposento de Amelia, luego la llevo hasta la terraza donde tomarían té.
— Dime querida ¿Cómo se encuentra tu padre?—, la tomo de sorpresa la pregunta, pero no podía permitirse llorar de nuevo y tampoco podía mentirle sobre la situación después de todo tarde o temprano la noticia llegaría hasta esas tierras
-— Padre y mi hermano murieron defendiendo el imperio desafortunadamente mi tío Augusto tomo el trono —, la reina Clarion recogió con delicadeza la mano de Amelia y limpió una lágrima que salió de los ojos de su nuera,
— Aquí estarás a salvó, mi hijo cuidara de tí—, Amelia sintió de nuevo la calidez que un hogar puede ofrecer, Lemiantis era un lugar lleno de oportunidades y aunque siendo una ciudad portuaria recibía ataques de corsarios pronto se reforzaría la seguridad sabía que su futuro esposo tenía un brillante plan para ello
— se lo agradezco profundamente, mi padre eligió al príncipe Edmund como mi esposo y por esa razón confío en su familia—, la reina asintió con emoción en sus ojos, — está bien querida pronto también serás de esta familia y tomarás mi lugar junto con mi hijo como monarca de este pueblo—, después de terminar su té Amelia decidió ir a los jardines.
El castillo era poco llamativo por fuera pero en su interior una gran extensa tierra abarcaba los jardines quería tranquilidad para que pudiese pensar en su situación
— ¿Cómo crees que sea él?—, preguntó a su dama de compañía
— En su retrato parece que es alto—
— Abihil, me refiero a sus sentimientos y convicciones—, sujeto entre sus manos un diente de león y sopló deseando que la amaran durante toda su vida
— En tanto sea del agrado de la princesa, debe bastar —, habló con simpleza, Abihil era un poco mayor que Amelia pero había pasado por muchas situaciones que la volvieron una mujer fuerte.
— ¿Qué piensas de la reina madre?—, cruzó sus brazos recordando las palabras de consuelo que le dijo su futura suegra
— No es importante mi opinión, sino como la ve usted —
La reina madre Clarion era una mujer con temperamento según decían las sirvientas aunque era fría y distante de otros con ella se comportaba de manera maternal y cálida, eso fue completamente nuevo para Amelia pues nunca conoció a su madre pero no estuvo carente de amor y cariño su padre y hermano siempre la hicieron sentir feliz.
Días después la reina Clarion le dijo que se sintiera libre de pasear por todo el castillo. Amelia se lo tomó muy enserio y exploró cada habitación que encontraba casi todas eran iguales al menos tenían un emblema de la familia en la pared, un baño y una cama bastante grande con armarios vacíos parecía que en el castillo no había nadie más, fue hasta la biblioteca y era enorme con estanterías altas había ventanales por todas partes especialmente en el techo dejaban entrar la luz del Sol.
Salió rumbo a la cocina que estaba en la parte oeste del castillo cuando entró todos le hicieron una reverencia y la jefa de cocina se le acercó, — desea algo su majestad—, Amelia inhaló el olor de carne guisada y tarta de manzana, — se lo agradezco pero solo quería familiarizarme con este enorme castillo, me retiro—, se despidió y salió rumbo al éste dónde cruzó un puente de cristal del segundo piso llegó hasta una torre donde al parecer era un invernadero
— Princesa—, una voz femenina la sorprendió, se giró y una mujer de unos sesenta la veía su cabello era blanco y de ojos cafés,
— Mis disculpas por la intromisión —, la mujer le hizo una reverencia y dijo, — este castillo es muy grande no debe disculparse por algo que pronto será suyo, mi nieto se casará con usted pronto—, Amelia agachó su cabeza y se presentó, — Mi nombre es..... La mujer le hizo una seña con la mano para que se detuviera,
— Se quién es princesa de Obelia, no debería inclinarse ante una Condesa soy de la familia real por matrimonio —, en su mano tomo unas pequeñas tijeras y comenzó a retirar maleza de sus plantas,
— te recomiendo que empieces a estudiar sobre tu nueva familia política , parece que eres inteligente te diría que salieras de aquí pero conozco tu situación —, Amelia se extraño de escuchar esas palabras pero antes de que pudiera preguntar la reina Clarion entró — veo que conociste a la Condesa Graham, ven querida tengo algo que mostrarte —, la tomo del brazo y se la llevó
— ¿Por qué parecía estar triste?—, preguntó Amelia
— Cuando su hijo, mi difunto esposo partió de este mundo ella comenzó a decaer hay días en los que dice cosas sin coherencia es muy lamentable, pero somos su familia y no la abandonaremos—, sus ojos tenían cierta melancolía de pronunciar esas palabras
Llegaron hasta el aposento de la reina y al abrir la puerta un vestido de novia la esperaba junto con Abihil , Amelia lo vio e inmediatamente quiso ponérselo
— Es un hermoso color, mira los encajes y el velo es lo más hermoso—, dijo con alegría desbordando de sus ojos
— yo lo usé en mi boda con Francisco el padre de Edmund—, suspiro cruzada de brazos.
— por cierto mi hijo llegará mañana y organice un encuentro entre ambos para que al menos se puedan conocer—, salio de la habitación y Amelia continúo viéndose al espejo
Amelia estaba nerviosa nunca había tenido un paseo con un hombre que no fuera de su familia aunque estaría Abihil cuidando de ella se sentía preocupada por ser del agrado de su futuro esposo.
El castillo era poco llamativo por fuera pero en su interior una gran extensa tierra abarcaba los jardines la enviaron para que pudiese adaptarse mejor al clima que con el invierno traería enormes cantidades de nieve.