La Reina: El inicio de la leyenda

Keyframe

Jhuriel

En la última semana se ha vuelto una costumbre observar a través de la ventana. ¿Hay algo interesante afuera? Por supuesto.

Cada noche me enamoro del cielo, del brillo y la imponencia que irradia en cada centímetro de su extensión, siento una conexión que va más allá de los limites por toda esa belleza que es poseedor y esconde en sus sombras. Es simplemente hermoso, perfecto e inalcanzable… para mí, como ella también.

Dejo escapar un suspiro pesaroso que empaña el vidrio con el vaho que expulsan mis labios. Hace frio, sin embargo, no dejo de ver a través del cristal aquel inmenso cielo lleno de estrellas.

Es casi de madrugada, aun así, no consigo conciliar el sueño como en las ultimas noches, no cuando su olor me persigue, como si de alguna manera se hubiese impregnado en mi piel. o el color de sus ojos, la intensidad que presenta, las emociones que refleja en ella cuando no puede hacerlo a traves de las palabras.

Si cierro los ojos puedo apreciar sus grandes y preciosos orbes azul que adornan aquel hermoso y delicadamente rostro tallado casi a la perfección, ese rostro que ha tomado el mando de mis pensamientos sin darme oportunidad al descanso.

Y la he maldecido por ello.

Sin embargo, mientras sigo negando, mientras sigo huyendo, la sensación permanece ahí y es tan grande que no puedo contenerla, tanto que se ha salido de mis manos, de manera que solo consigo que me estruje las entrañas o me abofetee cuando intento inútilmente guardarlo.

Demasiado tarde.

Sharon Fliescher ha tatuado su presencia en mi vida.

Hay tanto que le acecha, hay formas y hechos tácitos que se esconden detrás de sus palabras que llega a camuflar casi a la perfección que no parece sobreponerle ningún esfuerzo, pareciera incluso estar acostumbrada a ello.

Mas eso no aplaca toda sensación ondeante que recorre mis nervios siempre que está cerca.

No he dejado de pensar en ella.

En todo lo que Sharon Fliescher implica.

No me aterrar confesar a mí mismo que la duquesa me atrae de maneras que jamás creía posibles.

Me aterra la idea de decirlo en voz alta ya que no soy digno siquiera de pensarla y mucho menos creer que puedo ser correspondido, sin embargo, no puedo controlar este sentimiento ferviente que me embarga desde hace semanas, que tengo el sentimiento descubierto clavado en el pecho.

Conocía el lado divino, aquel en el que pareces levitar en la nube dulce, mas no la brutalidad que también conlleva cargar con aquella sensación, lo supe, puede que, de una manera incorrecta, exactamente aquella tarde que la vi envuelta en los brazos de Milickan, ella siendo tan consiente de esos brazos que la atrapaban. La pizca de sabor amargo que me permitieron sus ojos cuando alzo el rostro y nos encontramos en la distancia.

Quise estar en su lugar.

Entonces, la realización llega como un puñal, llega burlándose de tales pensamientos oportunos, haciéndome sentir impotente e inútil, incluso cobarde por huir de la manera en que lo hago.

Ella es una duquesa, yo soy un simple caballero.

Ella es una noble que pertenece a la clase Alta, yo no llego a eso, nunca lo hare.

Hay un extenso camino que nos divide.

No hay que rebuscar lado, es nuestra realidad.

La distancia que Sharon se empeñaba en poner entre nosotros. De alguna manera me hacia recordarlo con pequeños roces, pero que, de alguna manera, creaban una avalancha de emociones que me dejaba con la vista clavada en ella más tiempo del estimado sin que se diera cuenta, luego me encontraba más cerca, queriendo alargar ese pequeño instante solo por ver los gestos cuando arrugaba su nariz, percibir la manera en que reaccionaba a mi cercanía creyendo que se trataba de aversión, pero luego entendí que era mas que eso.

Empezaba a ser familiar para ella también.

A pesar de la tirantez de nuestro comienzo en el que admito fue hostil de mi parte, con el paso de los días la comprendía menos.

¿Quién en su sano juicio que no esté manchado por la sociedad le brinda la mano a un simple caballero?

Cuando no lo creía posible, ahí estaba Sharon siendo ella misma, estampándome en la cara mis propias palabras.  

En ningún momento juzgó, en ningún momento me notó con indiferencia pesar de la decisión precipitada que nos había tomado a todos por sorpresa y, sin importarle lo que acontecía, me ofreció su atención.

Tarde comprendí que ella también aguarda bajo una máscara en la que se esconde algo realmente grande de la misma manera en la que este reino esconde sus secretos.

La vida me daba una bofetada severa al ver cuan equivocado estaba por juzgar y señalar sin conocer, de alguna manera estaba actuando como ese parasito manchado por el régimen que seguimos.

La conciencia de mis actos pesaba.

Sharon Fliescher no destaca por los lujos, ella destaca por esos sueños, por las aspiraciones que desea, por la bondad que habita en su corazón y su personalidad impecable que no mira diferencia entre nobles ni lacayos, en su mundo, los rangos no existen.

Sharon Fliescher destaca por su lucha y la solidez de sus decisiones y esa esperanza que la mantienen de pie ante todo lo que acontece.

Cada día, aquella chica de mirada azulada escarbaba hasta anclarse de alguna manera, lo que hizo que aquella tarde, mientras desde la distancia me era obligado a observarlos, no hacia mas que enviar punzadas desagradables.

De alguna manera, dolía caer de la alucinación instantánea.

Entonces me recordaba lo idiota que era.

Tenía solo una orden, debía cumplir como escolta que en un principio fue valido debido a las razones que acontecían, incluso Sharon hizo por evitarlo.

Nunca interpongas el amor sobre tu honor.

Sería fácil o eso esperaba a pesar de no ser buen receptor. Toda mi vida me he regido para cumplir el deber, fue para lo que había sido entrenado desde los quince años cuando me uní a las tropas y ser parte de la guardia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.